Andy Chango está de vuelta. Es compositor, cantante, actor, performer, recorrió varias disciplinas como artista. Pero sobre todo Andy es un personaje, una figura de culto del rock. Por estas horas volvió a presentar uno de sus viejos discos “Las aventuras del Capitán Angustia” y algunas canciones nuevas, pero hoy se los conoce masivamente porque es uno de los participantes más destacados del reality MasterChef. En los últimos años fue Charly García en la biopic sobre Fito Paez y ganó los premios más importantes, el Premio Cóndor en Argentina y el Premio Platino del cine iberoamericano en México. Desinhibido, profundamente honesto, divertido, empático, profundo, me pregunto, ¿cómo no lo conocí antes?
– Para mí también está buenísimo estar con vos, porque siempre estuviste flotando en un imaginario, incluso estando en España. Cuando volví a la Argentina vos pertenecías a lo que dejé, es increíble. Admiro tu capacidad laboral. Yo ahora estoy trabajando más de lo que mi sistema glandular me permite, estoy realmente saturado. Hice muchas cosas, estudié música y saqué discos, pero no me fue bien con eso. Pero después haciendo de actor en la serie de Fito me fue re bien, pero yo no había puesto la energía que había puesto en la música.
“VIVÍ COMO UNA ESTRELLA DE ROCK HASTA QUE DE GRANDE Y CON UNA HIJA ME DI CUENTA QUE PARA SER ESTRELLA DE ROCK HAY QUE VENDER DISCOS”
– Pero en la música pusiste energía, hiciste discos, trabajaste con músicos importantes. Quizás no se vendieron tantos discos como hubieras querido.
– Exacto. Yo toda la vida me consideré una y viví como una estrella de rock hasta que de grande y con una hija me di cuenta de que para ser una verdadera estrella de rock tenés que vender discos y llenar lugares que te den dinero para sostener tu vida y sobre todo, la de tu progenie. Ahí tuve una crisis porque en mi nube estaba siempre rodeado de Fito, de Calamaro, grababa discos igual que ellos, tocaba igual que ellos, pero no estaba midiendo que no ganaba guita.

– ¿Quizás tampoco tenías ganas de llegar tan arriba? Era mucho trabajo.
– Hasta que no fui padre me daba lo mismo, yo estaba convencido de que iba a estar todo bien. Ya con algo concreto que alimentar tuve que decir: bueno, ok, si esto no se está dando, hay que empezar a pensar en otros términos. Y empecé a hacer radio en España, tuve un programa muy lindo en Radio Nacional. Volví a Argentina, me hice notero y eso fue raro. Y después descubrí el oficio de actor, ahora hice una película con Adrián Suar. En la serie de Fito me fue fenomenal y me encanta porque es jugar a distintas cosas. Hasta incluso MasterChef donde el primer día que llegué dije “¿qué hago yo acá? Me quiero ir”. Termina siendo un juego, y jugar es un verbo que se aplica a todo. Si sabés jugar, podés actuar, podés hacer música, podés ir a MasterChef, podés venir a esta entrevista. Todo es un juego.
– Ahora todos quieren conocerte porque salís en la tele que es una vidriera.
– Sí, es muy fuerte lo de la tele, genera cosas que ni siquiera sé si quiero. Yo desayuno en un bar de señoras, en Aráoz y Juncal, me siento en una mesita afuera muy tranquilamente. Me gusta estar tranquilo, sobre todo cuando estoy dormido y ahora estoy comiendo una medialuna y me agarran el brazo. Me dicen, ¿cómo está tu mamá? ¿Cómo estás de la muela? Cosas que yo cuento por ahí. Es complicado porque está bueno ser famoso si lo podés canalizar y después llenar un teatro, ir de gira, si lo podés utilizar para el arte, para algo que te importe más. Pero ser famoso por ser famoso es una pesadilla, tiene que ir acompañado de un público grande o de una cuenta bancaria abultada. La fama sola es una catástrofe.
– Me da la impresión que estás disfrutando el trabajo.
– Cuando estoy haciendo las cosas las disfruto, pero después quedo muy agotado. Las personas que trabajaron toda la vida tienen algo en su cuerpo que les permite trabajar.
– Una rutina.
“CUANDO LLEGÓ LA PANDEMIA ME DIO BRONCA, TODOS SE AVIVARON DE MI MANERA DE VIVIR, EN PIJAMA, TELETRABAJANDO, COCINANDO RICO, EN CASA”
– Sí, ¿una testosterona en el caso de un varón? Algo glandular. Toda la vida, de lunes a viernes, trabajo. Trabajaron, trabajaron y después siguen. Y si están en un buen momento, aprovechan y trabajan el doble. Y siguen y siguen y siguen. Yo estuve en mi casa 40 de los 55 años que tengo, 50. Cuando llegó la pandemia me dio bronca porque todos se avivaron de mi manera de vivir, en pijama, teletrabajando, cocinando, rico, encerrado en casa. Es una época donde mucha gente busca trabajo y no me interesa hacer un discurso superficial sobre cómo yo no trabajo. En España, en las épocas en que no me fue bien, no tener trabajo y buscar trabajo teniendo una hija fue mucho más estresante que trabajar. Es mucho mejor poder pagar tus cuentas y educar a tu hija que quedarte en casa y tener problemas económicos. Pero sí hay algo del ritmo de los músicos, así fueron todos los primeros años de mi vida, no tienen horario. Tocás viernes y sábado y después estás componiendo en tu casa en pijama, tomando un vinito, manejando tus tiempos.
– O sea que no estás disfrutando como yo creía, jajaja.
– Disfruto cuando prenden la cámara.
– Cuando actúas.
– Sí, porque todo lo que hago es una actuación y me gusta actuar. Disfruto tocando, disfruto cocinando, con el estrés y cuando todos se vuelven locos también juego.
– Jugás un tranquilo, relajado.
– Si, es que no entro en esa dinámica de histeria y de velocidad. Pero ojo, que a lo mejor si siguiera en el programa entraría un poquito a ese ritmo. No puedo spoilear, no te puedo decir si sigo o no en el programa, pero si siguiera por ahí estaría más tenso, más serio y haría menos chistes y cocinaría más concentrado porque la competición se pondría más difícil.

– Es novedoso eso para vos, es distinto de lo que te venía pasando
– Sí, todo es novedoso. Pero para mí es una locura, a la locura sí estoy acostumbrado. Es como un show de Truman y con todos personajes raros.
– Parece que es un super grupo desde afuera.
– Hay re buena onda. El día que llegué dije: ay, mamá, en la que me metí. El primer día los futbolistas hablaban con los futbolistas, los influencers con los influencers, los actores con los actores, los periodistas deportivos con los periodistas deportivos. Y yo dije, no tengo chance. Tienen 100 millones más de seguidores que yo, pero yo no los conocía, vengo de mi planeta de aislamiento. No uso streaming, ahora voy a intentar trabajar de eso.
– Te fuiste del streaming de Blender. Dijiste que el streaming es incontinencia, no contenidos. Los del siglo 20 estamos más acostumbrados a hacer contenido.
– Totalmente. Pero ahora estoy dispuesto a trabajar en streaming porque en la radio, yo estoy con Elizabeth Vernaci, es streaming también porque te filman, es exactamente lo mismo. Varía que una televisión clásica tiene unos estudios gigantes, pero siempre es voz e imagen.
– ¿Lo de la incontinencia tenía que ver con ese momento de ese streaming?
– Si, hubo algo que me hirió en ese contenido puntual ese día, ni siquiera diría de esa gente. Ese día estaba herido de una pierna y me habían puesto en una sillita de madera con unas piedritas abajo. Me sentí muy menospreciado.
– No se sabe a veces cuando hablás en serio y cuando no.
– Hablo completamente en serio. Me sentí menospreciado porque sabían que se me habían roto los ligamentos. Venía trabajando hace un año y medio en la empresa. Soy un hombre mayor y siempre me trataban con respeto. Y de golpe…
“TENGO 55, ME PERCIBO NIÑO CUANDO HAGO LAS COSAS PERO TENGO EL HÍGADO DE UN SEÑOR DE 120”
– 55 años tenes y decís que sos un hombre mayor, pero no tenés 80.
– No. 80 ya son dos hombres mayores, es un montón, mi vieja tiene 80. Sí, es verdad. Por un lado me percibo niño cuando hago las cosas, a nivel edad 55 me parece un montón. Y como ahora tengo amigos más jovencitos, me siento viejo.

– Tenés 55 años cronológicos, pero la desinhibición de un chico de cinco. Decís lo que tenés ganas de decir.
– Sí, pero tengo el hígado de un señor de 120.
– Hace 25 años escribiste las canciones del Capitán Angustia que ya hablaban de problemas físicos y mentales.
– Tal cual. Lo festejamos mucho con el Bebe Contepomi que está produciendo este proyecto, lo amo y somos amigos de esa época y decimos, qué increíble que las letras siguen tan vigentes.
– ¿Hace 25 años sufrías problemas físicos y psíquicos?
– Sí, totalmente. En esa época eran consecuencia de los excesos de la juventud. Una vida excesiva me llevaba a una decrepitud física y mental, que es la misma decrepitud que te puede dar la vida con el paso del tiempo. Ahora, cuidándome mucho más y estando tranquilo, tengo todos esos problemas que narraba hace 25 años. Medicación tomo más ahora.
– ¿La decrepitud de los 30 te dejó muchas consecuencias?
– No, quedé impecable. Tomé una decisión vital. En un momento fui padre, me retiré a vivir a las montañas, empecé a hacer deporte, cuidé mucho la alimentación. Ahora eso está de moda, hace como 20 años que cuido la alimentación. Y pinceladas, siempre.
“HUBO MUCHA JODA, MUCHA NOCHE, PERO HUBO MOMENTO EN QUE LA CORTÉ, SIEMPRE TUVE UN APEGO A LA VIDA”
– Te escuché decir que tuviste 17 años de boliche, todas noches de joda.
– Hubo mucha joda, mucha noche, pero hubo un momento en que la corté y siempre tuve un apego a la vida. Tuve muchos amigos que ya no están, compañeros músicos de mi primer disco. Ya se murieron dos, del segundo dos, del disco de Boris Vian se murió Jerry González, Javier Krahe, que lo amaba, uno de los mejores letristas de España.
“SIEMPRE TRATÉ DE NO IRME DEL TODO AL CARAJO. UN PAR DE VECES HUBO QUE HACER CORRECTIVOS”
– ¿Siempre algo te cuidaste?
– Sí, incluso en los peores momentos. Estaba en la peor etapa, con Calamaro de jovencito, y me iba a nadar al otro día. Por ahí me metía todo, pero después fritos no, porque hacen mal al hígado. Por ahí fue porque mis padres fueron muy cuidadosos conmigo, había un padre interior, una voz interna, dos padres médicos. Siempre traté de no irme del todo al carajo, un par de veces hubo que hacer correctivos. Cuando fui papá, decidí irme al Amazonas con un psiquiatra catalán a dejar todos los vicios para que mi hija tuviera un padre en condiciones. Fue hace ya 21 años.
“MI PADRE DESCUBRIÓ UNA ENFERMEDAD, MI HERMANA INVESTIGA EL CÁNCER, YO PUEDO SER VAGO, ATORRANTE, HAY CUPO FAMILIAR”
– Tu padre fue un neurólogo muy importante y tu madre, psicóloga. ¿Tus viejos te consintieron?
– Sobre todo moralmente. Además de que me consintieron, me llevaron a colegios progres. El primero se llamaba Aquarius, el segundo Jean Piaget y después me crucifiqué solo yendo al Nacional Buenos Aires, colegio del cual me echaron. Pero mis viejos consintieron bastante, salí bastante malcriado, pero yo lo veo como un cupo familiar. Quiero decir que mi viejo descubrió una enfermedad.

– El Dr Fejerman. Hay una enfermedad que lleva el nombre de tu viejo.
– Si, mi padre descubrió una enfermedad, se llama mioclonías benignas. A muchos bebés les diagnosticaban epilepsia porque tenían un movimiento oscilatorio con las manos. Estaban medicados toda la vida, eran potenciales epilépticos. Mi padre descubrió que un porcentaje de esos niños solo tenían el síntoma y no tenían la enfermedad. Mi padre fue presidente de la Liga contra la Epilepsia, vicepresidente de la Liga Mundial, organizaba congresos. Él dio mucho, hizo mucho bien y en el Hospital de niños y después en el Garrahan, atendía todos los días de su vida. Mi hermana, que vive en Estados Unidos, está investigando la cura del cáncer de mama desde hace años. Tiene una pequeña fórmula secreta que está en vías de desarrollo. Hizo un pequeño hallazgo hace unos años que salió en todos los periódicos del mundo menos en los de Argentina, no sé por qué. Mi sobrina descubrió una araña que vive en el fondo del mar y que absorbe el metano y lo convierte en oxígeno. Somos seis en la familia, entonces yo puedo ser vago, atorrante, haragán. A nivel familiar, karmáticamente estamos súper cubiertos.
– ¿Le faltaba este rol?
– Yo hago reír, mi padre no te arrancaba una sonrisa. Me amó, siempre lo amé, siempre. Pero era un hombre que vivía para su trabajo, para la ciencia, nunca nos tomamos un vino pero yo entiendo que su profesión era muy difícil. Él todas las mañanas diagnosticaba a niños, a muchos padres les tenía que explicar que sus hijos tenían cáncer de cerebro, autismo o no sé qué.
– ¿No sentiste nunca la obligación de estar a ese nivel?
– Sí, la sentí y me lo hicieron sentir. Por eso fui al Nacional Buenos Aires. Me hicieron un test de inteligencia y me dio alto. Había una presión. Me obligaban a ir a la universidad. Yo quería hacer rock, pero mis padres querían que fuera a la universidad. Al final fui a la Universidad de La Plata, que estaba buenísima con una novia, porque me sirvió de excusa para irme a vivir solo, porque acá en Capital no había, solo la UCA.
– ¿Cuánto tiempo estuviste en la universidad?
– Dos años, pero di libre, llegue a finales de 4.º año. Era re interesante, laboratorios de acústica, profesores buenísimos, muy linda época.
“EN 55 AÑOS CONTAMOS 5 DISCOS CON SUERTE. LA GRABACIÓN DE CADA DISCO DURO UN MES, SOBRAN 50 AÑOS”
– La gente masivamente no sabe que hay varios discos tuyos.
– Te digo los discos que tengo, “Superchango” que me encanta. “Andy Chango”, que es mi primer disco solista en España. “La fantástica aventura de Capitán Angustia”, que estamos celebrando ahora. Hice el disco homenaje a Boris Vian, que estuvo tremendo, unos cuantos años después. Y grabé una ópera rock que está inédita y que también fue casi incomprensible para la gente, hice algo muy para mí y para mi mundo. Es poco, en 55 años contamos cinco discos con suerte, la grabación de cada disco duró un mes, sobran 50 años.
“YO IBA POR LA CALLE Y ME DECÍAN: ¡AGUANTE EL PORRO! COSTÓ MUCHO SACARME ESO DE ENCIMA”
– La gente masivamente no conoce los discos. Ahora, 25 años después, seguramente van a escuchar más las canciones del Capitán Angustia que en su momento.
– Totalmente. Son paradojas. Yo vivía en España y venía a la Argentina a promocionar el primer disco que hablaba de drogas, fue hace mil años. Y eso hizo que pasaran cosas con Lucho Avilés, con Mauro Viale, que trascendieron la música. Volví a España y diez años después cuando venía de visita a ver a mis viejos, iba por la calle y me decían, ¡aguante el porro!
– ¿Eras el representante del porro, no?
– Si, en un momento, si. Me costó mucho sacarme eso encima. Y no es que me lo quiera sacar, no reniego absolutamente de nada. Sigo pensando lo mismo sobre todos esos temas, pero no soy eso. Todavía tengo una imagen… Hazte tu fama y échate a dormir. Fui al rodaje de Suar y al tercer día que llegué puntual a las seis de la mañana, me dijo: “Andy, te tengo que pedir perdón. Pensé que no ibas a llegar a las seis. No puedo creer que te sepas todo de memoria, que seas un profesional.” ¿Me estás cargando, man? ¡Obvio!
– Había un prejuicio, por todas esas veces que fuiste a los programas a defender la droga.
– Sí, pero en el medio uno cambia de vida y la gente no se entera.
– La gente no se entera por ejemplo, que jugás muy bien al tenis.
– Ahora justo me he lesionado los ligamentos, pero juego de toda la vida al tenis. Entre nosotros, juego súper bien. De los músicos soy el mejor tenista. Y de los tenistas soy el mejor músico.
– Cantabas, tocabas y bolicheabas con monstruos de la música, ¿seguís teniendo esas relaciones?
– Muchas, sí. Con Fito Paez, con Ariel Rot también. Y después hago nuevas, con Hernán Jacinto que es un pianista de jazz alucinante e hice una amistad hermosa. Y ahora con Dillom, Marttein, Neo Pistea. Estoy encontrando la juventud, no sé si eso es medio de vampiro, nunca perverso, pero algo agarro de la energía juvenil. Tenemos un grupo que se llama “Los Muchachos”, Marttein Dillon y yo, los dos no suman mi edad. Yo hago de tío y les muestro sitios como el club de pescadores.
“YO TENGO UN DON PARA SUFRIR Y TAMBIÉN PARA DIVERTIRME, VAN DE LA MANO”
– ¿Qué es la felicidad para vos? ¿Qué te hace feliz?
– La felicidad para mí son momentos fugaces. El último que recuerdo es en Niceto cantando con mi hija una canción nueva y mirándonos a los ojos. Es súper fugaz la felicidad. No tengo nunca la sensación de que soy feliz, estoy feliz y por un ratito, después ando más o menos bien, estoy en un buen momento, estoy en un mal momento. Es muy fugaz, sobre todo para el capitán Angustia. Yo tengo un don también para sufrir. También lo tengo para divertirme, creo que van de la mano. La capacidad de gozar es proporcional a la posibilidad de sentir dolor.
– Cambiaste de vida cuando ibas a tener una hija.
– Sí, abismalmente.
– Dejaste la noche.
– Me quiero desmarcar de los que se hacen manosantas de la vida sana porque hay un par de chantas.
“CUANDO MI HIJA TENÍA SIETE MESES ME TOMÉ UN AVIONCITO PARA DEJARLO TODO, DEJÉ LAS ADICCIONES. DIJE: QUIERO QUE TENGA UN PADRE SANO, PIOLA, INTELIGENTE Y QUE LA ACOMPAÑE”.
– ¿Dijiste, quiero ser un padre responsable?
– Quiero que tenga un padre sano, piola, inteligente, que no le de pena y que la acompañe, que esté lúcido y que esté fuerte para que no sea un drama. Sí, es increíble. Igual me di un rato de changüí porque yo sabía que los niños no tienen memoria hasta los dos años, Pero cuando mi hija tenía siete meses yo me tomé un avioncito al Amazonas para dejarlo todo.
– ¿Dejaste todo ahí? ¿Qué era todo?
– Dejé las adicciones. En ese momento tomaba muchos ansiolíticos que eran legales, mucho alcohol legal y muchísimo tabaco legal. No estaba en un momento especialmente conflictivo con drogas ilegales, aunque por supuesto que no las usaba. En España muy difícil tomar cocaína porque vale 60 € el gramo y encima no tiene cocaína.
“AHORA ESTOY ALTERADO POR LOS RUIDOS DE LA CIUDAD. USO MEDICACIÓN PARA DORMIR, NO PARA ESTAR DESPIERTO”
– ¿Dejaste las pastillas legales?
– En ese momento sí. Ahora estoy en un momento especial, después de vivir en el campo me fui a mi casa de provincia, pero ahora estoy en Capital. No puedo jugar al tenis por la rodilla, estoy viviendo con mi vieja que tiene Alzheimer, estoy en MasterChef, así que estoy alterado. A mí la ciudad no me sienta bien, me divierte estar acá para trabajar y para salir, pero no duermo bien, escucho ruidos. Son muchos años de vivir en la montaña, en el silencio. Como un astronauta, llega a la tierra y deben molestarle los ruidos. Me cuesta dormir y uso medicación para dormir, no para estar despierto. Ahora estoy al natural, pero a la noche para dormir me voy a tener que tomar un par de pastillitas.
– Tenés una relación muy cercana con tu hija.
– Mucho. Sí, a veces tengo que poner distancia porque salimos juntos con sus amigos y con su novio y yo a veces me confundo. Hay que poner más espejos en los boliches para que los grandes nos acordemos que somos grandes, porque cuando apagan la luz y están todos bailando, vos te tomás dos copas y te sentís como a los 20 años. Hay que ir al baño cada tanto a mirarse al espejo y acordarte de la edad que tenés.
“ES MUY ALUCINANTE QUE MI HIJA HAYA DECIDIDO VENIRSE A VIVIR CONMIGO”
– Tu hija también muere por vos.
– Es recíproco. También muere por la mamá. Es muy querida por padre y madre, tiene a la madre en España, ahora está con ella. Tiene un hermano divino, Sergio, y una familia y amigos en España. Es muy alucinante que haya decidido venirse a vivir conmigo. No voy a decir que es lo único que me importa porque me dijo el psicólogo que no conviene porque es una presión.
– Pero queda claro, ¿entendes que es la única persona que nombrás?
– Es lo único que me importa, shhhhh. Que no se entere porque no le hace bien.
“MAXI LÓPEZ ES COMO UN PADRE PARA Mí, ES RARO PORQUE ES MÁS JOVEN QUE YO”
– Pareciera que tenés afinidad con los compañeros de MasterChef. ¿Cuánto es real?
– Todo es real, me llevo bien con todos y además fui muy bien aceptado por todos. Yo no dejo de pensar que es como un show de Truman, un mundo virtual.

– ¿Decís que termina y que no son más amigos?
– Sí, nos veremos, algunos como siempre, cada uno también tiene sus dos o tres que vamos a seguir viéndonos más, aunque con los demás está todo bien. Momi es una amiga ya para toda la vida y Maxi López es como un padre para mí. Qué raro, porque es más joven que yo, pero es como un padre.
– Es muy protector.
– Sí, cuando salgo con él de noche es como ir al Italpark con mi papá. El otro día llovía y yo tenía el teclado. Y él dijo, yo te lo llevo. Se fue bajo la lluvia y lo guardó en su coche. Increíble.
– Va por el 5.º hijo, tiene como un ejercicio.
– Sí, ya le da lo mismo si tiene dos o 55 años. Él cuida. Pero también está el Turco, no quiero dar nombres porque me queda gente afuera, Miguel Ángel, Julia, Eva, todos me caen bien, Ian Lucas. Pasaron cosas inauditas, uno es muy prejuicioso. Yo llegué y dije, esto no tiene nada que ver conmigo. Y a la segunda comida te das cuenta que eran todos buenos flacos y que uno es un mar de prejuicios. Otra cosa es que después yo me vaya a Vélez a escuchar las canciones que hacen…
– ¿De quién hablás?
– No importa, todos llenan menos yo. Vienen a trabajar y dicen, acabo de hacer un Vélez, vengo de un Movistar.
– El beso de la muerte que elimina participantes te funciona. ¿Lo habías practicado antes de MasterChef?
– No quiero hacer humor negro. Hay un alto grado de mortandad en la gente que tocó conmigo, pero no sería el caso. No, se dio en el certamen, es que siempre soy el segundo peor, soy el anteúltimo. Cada semana lo logro, no sé cómo hago.
– Y se van los otros.
– Sí. Cuando yo paso adelante, sé que se va el otro. Ya despedí a Luis Ventura, al Peque Schwartzman, a Miguel Ángel, pero justo Valu Cervantes se iba y le dieron la amnistía, y a Julia Calvo. Ahora los días de eliminación no me quieren saludar con beso, me dan la mano.
– Es un poder.
– Es un superpoder que creo que no sirve para nada. ¡Para eliminar al compañero!
– ¿Cómo te fue con las mujeres hasta ahora a lo largo de la vida?
– Estoy en una edad de preguntarme cómo les habrá ido a ellas conmigo. A mí me fue bien, pero uno empieza a hacer balance y por ahí hace 20 años era un impresentable total. Lo que se tuvieron que fumar… No de maltrato, de locura. De “ahora vuelvo” y volver tres días más tarde.
“ESTOY ACOSTUMBRADO A PEDIR PERDÓN, PERDÓN Y GRACIAS SON LAS DOS PALABRAS QUE MAS DIJE EN MI VIDA”
– De rock. ¿Les pediste disculpas?
– Sí. Siempre pido disculpas, toda la vida fui una persona de: perdón y gracias. Estoy acostumbrado a meter la pata y estoy acostumbrado a pedir perdón. Nunca fui arrogante. Perdón y gracias son las dos palabras que más dije en mi vida.
– Quizás es la clave de que te quieran todos, que seas tan educado y nada soberbio.
– Sí, ahora. Hubo épocas un poco más soberbias. Pero creo que al crecer lo bueno es ir mejorando como persona. Hay una edad donde uno toma una decisión, a veces sin ser consciente. O te ponés más malhumorado, más soberbio, más loca o te volvés más humano, empezás a entender tus defectos y decís: todavía me queda tiempo para corregirlos. Son caminos, elecciones. Yo confío en ir depurándome. A mi hija yo la veo crecer, pero ella también me ve crecer a mí y es hermoso eso. Poder sorprenderla todavía y que diga “mira, papá ya no se enoja por esto, ya no se pone loquito por lo otro, va tempranito a trabajar”. Es una sorpresa para mi hija.

– O sea que trabajás en todo el tiempo para ser mejor.
– Si, no me vuelvo loco pero es una voluntad de fondo.
“EL MUNDO AHORA SE VOLVIÓ COMPLETAMENTE LOCO, PERO EN EL SIGLO 20 EL QUE ESTABA COMPLETAMENTE LOCO ERA YO”
– Vivimos un mundo muy distinto este siglo si lo comparamos con el siglo 20, era más tranquilo de mundo en que crecimos.
– El mundo se volvió completamente loco, pero en el siglo 20 el que estaba completamente loco era yo. Yo no puedo medir bien, estoy tranquilo en un mundo de locos y antes estaba loco en un mundo tranquilo. Siempre voy a contramano. Si hay problemas de guita, a mi me va fenomenal. Cuando España está en un esplendor, me va pésimo todo. Siempre a contramano.
– Pero es más difícil ser feliz, al menos para mí, cuando el mundo está tan feo, ¿no?
– Yo siempre vi dolor en el mundo. Veo dolor en la existencia y en el sencillo hecho de ser mortales, aunque no hubiera pobreza y guerras, ya morirse me parece horrible, Desde chico tengo una sensibilidad grande para el dolor, siempre me impactó mucho que existieran las guerras, que se fabriquen armas. Nunca lo entendí. Y después de adolescente, de joven, en que yo consumía porro… ¿Cómo pueden prohibir el porro y legalizar una bomba atómica? Es de locos. Siempre hubo dolor, siempre hubo injusticia, lo que pasa es que ahora se potenció. Si yo a los 20 años decía que el mundo era una mierda me hubieran mostrado lo que pasa ahora, era la peor distopía que podía imaginar. Es una aberración porque se está yendo todo cada vez más para ese lado, y cada vez se naturaliza más el individualismo que hace que cada uno viva su vida ajeno al dolor del otro y a la guerra. Además la gente está muy desesperada por disfrutar la vida que es una sola, o por ganarse la vida, o por llegar a fin de mes. Tener empatía es muy complicado, es muy doloroso. Mirar el mundo de frente y decir pasa esto, están bombardeando a estos niños, se están muriendo de hambre y vos mientras irte a comer sushi es complicado.
“ESTOY VIVIENDO CON MI MAMÁ CON ALZHEIMER QUE ES UNA ENFERMEDAD TERRIBLE. MAMÁ ES AHORA COMO UNA NIÑA, LA DISFRUTO, LA ABRAZO, CANTAMOS”
– A veces te veo haciendo chistes con tu mamá con Alzheimer, supongo que debe ser fuerte esa situación y eso lo hace más liviano.
– Cualquier persona que conviva con eso sabe que es fuerte. Yo estoy viviendo con mi mamá. Me fui de mi casa a los 20 para ser libre, me fui a Europa 20 años y termino viviendo con mi mamá con Alzheimer. Cuando hago humor sobre eso, doy por sobreentendido que la parte del dolor ya se entendió. Yo estoy disfrutando a mi mamá, pero tuve que comprender el estadío en el que está. La disfruto y la abrazo y cantamos y vivimos las cosas que tenemos que vivir, y después las volvemos a vivir porque ella se las olvida. Pero también le saco provecho, todo lo que me pasa se termina convirtiendo. Ya estoy haciendo canciones sobre eso, me junté con Rita Cortese para hacer una obra de teatro. Yo de todo sublimo y trato de sacar arte y de mi vieja también. Uno se puede reír de casi cualquier cosa de la vida mientras haya algo de vida. Y el Alzheimer es una enfermedad que es terrible, pero tiene algo también de juego. Mamá ahora es como una niña, entonces por ahí nos encontramos más que cuando éramos dos adultos. Me llevo mejor con mi mamá de ahora que con la mamá de antes, aunque le deseo que vuelva a ser la de antes. Pero la relación es mejor, hay efectos paradojales.

– Porque a vos te gusta jugar y ahora a ella también.
– Sí, y ella se volvió muy chanta. Me miente, dice que ve MasterChef y no lo vio nunca. Me dijo, “te vi, estás muy bien en MasterChef”. Nunca lo vio. Ella muchas veces me dice: “te doy platita, cuidate”. Se quedó con un Andy de hace 20 años. “Cuídate, ¿querés que te compre algo?” No mamá, le digo, te mantengo yo con mi hermana. Para que entienda que soy actor le puse el Premio Platino enfrente de la cama y estuve como dos meses: ¿qué es esto? ¿Qué es esto? Pero como mi padre era médico y en mi familia los premios y la grandeza profesional eran todo en la vida, la palabra “master”, de Masterchef, es para ella lo que viene después de la universidad. Mi hermanita Laura fue a Oxford hizo un máster, mi padre había hecho másters y entonces la palabra máster de MasterChef le pegó a mi vieja por el lado de la universidad, por algún lado mental. No se acuerda que actúe en la serie de Fito, no se enteró de la película de Suar, nada. Masterchef lo tiene en la mente.
– Es un upgrade en tu vida.
– Es como si hubiera hecho un curso postuniversitario.
– Grabaciones todos los días para Masterchef, actuar, presentación en vivo de tus canciones. Si hay que laburar tanto, no se puede tener pareja.
– Me encanta que digas laburar tanto y me mires a mí, porque para mí es como… es una cosa totalmente… jajajaja
– Claro, yo nunca paré, jajaja.
– Sí, es divertidísimo y logré algo superior, que la gente está creyendo eso. Elizabeth Vernaci me dice también, estás laburando mucho. Y yo me mato de la risa, es genial.





