Falso velorio: la propuesta que agotó entradas y une a los fanáticos de los cementerios

Recrea los rituales y la atmósfera de un velorio tradicional, pero sin un difunto real. Su objetivo es ofrecer un espacio de reflexión sobre la muerte y el sentido de la vida. La propuesta generó tanta curiosidad que agotó sus entradas en 48 horas y convocó a personas de todas las edades

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Informe - Falso Velorio

“Estamos en una época donde la muerte pasa desapercibida, es inmediata, no hay tiempos de duelo, no hay tiempo de nada”, explicó Camila Quilez, la organizadora de un falso velorio, que agotó todas sus entradas en dos días. “Estamos volviendo un poquito a hablar de la muerte como una parte de la vida y no como algo tabú sino como una cosa natural que nos une a todos”, analizó la creadora detrás de esta experiencia singular.

La idea surgió como un experimento personal, casi lúdico. Pero pronto se transformó en un fenómeno que atrae a los espectadores. “Me gustaba la idea de hacer un falso velorio de época. Y que haya un espejo adentro del féretro para que la gente descubra que en realidad está yendo a su propio velorio y que vivir es inmediato... La idea es que se vayan del velorio con muchas ganas de vivir”, admitió. La propuesta desafía los miedos.

El falso velorio en Buenos
El falso velorio en Buenos Aires agotó entradas en 48 horas y desafió los tabúes sobre la muerte

Una comunidad reunida por el duelo y la muerte

Para Camila, el éxito del falso velorio no fue casualidad sino el resultado de años cultivando una comunidad en Instagram en torno a los cementerios y la reflexión sobre la muerte. “Todo comenzó porque armé una cuenta que se llama Cementerios Argentina para compartir algo que a mí me apasiona y de repente había un montón de gente que le pasaba lo mismo”, contó sorprendida sobre la repercusión que tuvo.

El público que acudió al velorio fue tan variado como inesperado. “Vienen de todas partes del país y de todas las edades. Muchos curiosos que no saben realmente qué va a pasar”, relató la organizadora. Es que el misterio y la escasez de datos en la invitación impulsaron la asistencia.

El fenómeno de esa comunidad también se refleja en los lazos que se han ido tejiendo fuera del evento. “El gusto por los cementerios es muy solitario. Es difícil encontrar gente para compartirlo. No tenemos con quién hablar, con quién recorrerlos”, observó. Gracias a esta convocatoria, se expandió el grupo y cada vez más gente conoce la propuesta. “De repente nos reunimos un montón de locos que nos gusta lo mismo, que son los cementerios y hablar de la muerte”, reflexionó.

La propuesta funcionó como excusa y catalizador para la formación de lazos genuinos. Hablando de la muerte, Quilez y su comunidad encontraron nuevas formas de celebrar la vida y compartir intereses incomprendidos para muchos.

El público del falso velorio
El público del falso velorio fue diverso y acudió movido por la curiosidad, pese a la escasa información previa.

Celebración y vida en medio del luto

Lo que sucedió durante el falso velorio distó mucho de la imagen solemne que suele asociarse a los funerales tradicionales. “Recibimos a la gente con un licor de café, florcitas, velos y muchas sorpresas”, detalló Camila.

Los invitados compartieron empanadas y bebidas alcohólicas, que le quitó formalidad a la ocasión y permitió distender el ambiente y fortalecer los lazos del grupo. La música tuvo un papel central. “Hubo bandas en vivo y algunos se animaron a bailar alrededor del ataúd”, agregó.

Así, la experiencia invitó a desdramatizar la muerte y celebrar la vida, promoviendo el disfrute y la conexión colectiva. Risas, charlas e incluso pequeñas ceremonias improvisadas convivieron con la reflexión y el simbolismo, en una noche donde duelo y festejo se amalgamaron para alimentar las ganas de vivir.

“Hubo bandas en vivo y
“Hubo bandas en vivo y algunos se animaron a bailar alrededor del ataúd”, relató la organizadora

Reivindicar el duelo y quitarle el tabú a la muerte

Quienes asistieron al encuentro fueron invitados a vestirse de luto y sumergirse en una atmósfera cuidadosamente diseñada para recuperar los rituales y el sentido de comunidad alrededor del duelo. “El dress code era de luto, en lo posible pedíamos que vinieran vestidos como en un velorio de época”, explicó Quilez.

Incluso, la organización pensó en detalles para extender la reflexión más allá del propio evento. “Mañana vamos a ir al cementerio de Chacarita, donde vamos a usar la corona fúnebre para decorar toda una nichera”, adelantó.

Hablar de la muerte y del cementerio es, para Camila, una forma extraña pero poderosa de celebrar la vida. “Hay un montón de cosas del cementerio que a mí siempre me parecieron atractivas. No sólo todas las historias que hay adentro, también la paz que hay es hermosa”, opinó. En esa misma línea, reconoce que lo prohibido y el tabú también atraen. “La muerte fue tabú por tanto tiempo que creo que eso también causa un atractivo para mucha gente”, señaló.

Camila Quilez busca que los
Camila Quilez busca que los asistentes salgan del falso velorio con ganas de vivir y celebrar la vida

Vivir es urgente: la filosofía detrás del falso velorio

La propuesta no se reduce a un simple acto performático; contiene una filosofía vital y necesaria en tiempos de velocidad y superficialidad, donde el duelo y la reflexión parecen haber perdido su lugar. “En este velorio la idea es que se vayan con ganas de vivir, de aprovechar la vida. Vivir es urgente, es ahora. Todos nos vamos a morir, entonces aprovechemos ahora la vida”, sentenció.

Por eso la organizadora puso un espejo dentro del ataúd para dejar un mensaje imposible de eludir: “Hay una frase de Séneca que dice: ‘Comenzamos a morir desde que nacemos y cada día que pasa avanzamos sin pausa hacia la muerte’. Aprovechemos el tiempo, eso es lo que queremos transmitir”, compartió.

El ambiente del falso velorio invitó a los asistentes a apropiarse del rito. “Hay gente que está muy metida en el personaje del velorio y me parece bárbaro”, explicó. La propuesta de jugar, llorar o simplemente observar era completamente válida. “Como decía Moria Casán, si querés llorar, llorá. Es todo válido y súper sano”, concluyó.

El movimiento "death positive" inspira
El movimiento "death positive" inspira la resignificación de la muerte y la reducción del tabú en la cultura occidental

El movimiento de la muerte positiva y resignificar el final

En los últimos años, las ideas sobre el final de la vida han empezado a transformarse a través de distintas corrientes internacionales y locales. Quilez, sin buscarlo, se encontró formando parte de esa conversación.

“Hay un movimiento ahora que se llama muerte positiva”, advirtió. Ese concepto global, conocido como death positive movement, impulsa a naturalizar la muerte y a arrebatarle la angustia tradicional con la que se la representa en la cultura occidental.

Lejos de glorificar la muerte, la mirada de Camila está puesta en “bajar un poquito la angustia, la pesadez que tiene la muerte y verla y presentarla como una parte de la vida”. Su objetivo, dice, es “naturalizarla”. “Existe y pasa, miremos para otro lado o no. Todos nos vamos a morir y todos vivimos el duelo de otros, entonces estamos todos en la misma. Es natural, es una parte de la vida y nos une. Así que, ¿por qué no hablarlo?”, preguntó.

El falso velorio reunió a
El falso velorio reunió a sus invitados bajo una consigna clara: asistir vestidos de luto.

Originalidad e impacto: el primer falso velorio

El evento fue único en la escena local y, tal vez, internacional. Lejos de inspirarse en modelos extranjeros o propuestas similares, el falso velorio surgió de una inquietud absolutamente personal. “Cuando dije voy a hacer un falso velorio, nadie entendía nada”, recordó Quilez entre risas, aunque reconoce que no estaba segura si la convocatoria iba a funcionar.

“Yo la verdad es que confío y pienso que si para mí es una buena idea, capaz hay un montón de gente que le pasa lo mismo”, agregó. Los resultados superaron todas las expectativas. “En dos días se agotó. Ahora estoy organizando uno en Mar del Plata, que va a ser el 15 de noviembre y ya se agotaron las entradas anticipadas”, afirmó.

La respuesta del público ratifica que existía una necesidad de repensar cómo se viven la muerte y el duelo en nuestra cultura. Y sin recetas ni manuales, Quilez halló una forma nueva de reunir y conmover. “La gente está re copada”, sintetizó. Después del suceso, la comunidad sigue creciendo, ahora con la certeza de que hablar de la muerte puede, paradójicamente, multiplicar las ganas de vivir.

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