Los delitos que asolan a la sociedad peruana han encontrado en los ataques contra la libertad individual una de sus manifestaciones más execrables. En los últimos tiempos, estos actos han resurgido con una astucia despiadada, viéndose reflejados en casos que van en aumento con el paso de los meses.
El secuestro, se revela como un acto premeditado, una oscura práctica que involucra la retención de una persona bajo cualquier forma de sometimiento, todo ello con el objetivo de exigir un rescate económico.
Esto no solo conlleva a una violación a los derechos humanos, atentando contra la libertad, la integridad y la tranquilidad de las familias víctimas, sino que también representa una transgresión directa a los principios fundamentales establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El impacto que generan los secuestradores no se limita únicamente al perjudicado, sino que se extiende a la familia en su totalidad. Se puede considerar como un terror infundido tanto en los cautivos como en quienes los rodean.
El modus operandi de los secuestradores implica tortura, incomunicación y la demanda de grandes sumas de dinero como parte del proceso de negociación para la liberación.
Aumento de secuestros en Perú
En los últimos años se han reportado una serie de secuestros que son ejecutados por grupos criminales conformados por extranjeros o peruanos. Los reportes indican que la tortura, la incomunicación y el pedido de grandes sumas de dinero para la liberación son solo algunos de los factores de su actividad.
Aunque algunos secuestros han terminado con la libertad de los afectados, otros se han mantenido sin resolver, dejando una incertidumbre y sin rastros de su paradero.
Aunque algunos casos han tenido un desenlace positivo con la liberación de los afectados, otros permanecen sin resolver, dejando a las familias en la incertidumbre.
¿Cómo actúan los secuestradores?
El secuestro del cevichero en SJL y del dueño de un burdel alertaron a la población, considerando que, en lo que va del año, se han notificado nueve casos similares de empresarios.
El dueño de la cevichería, Paulo Huansi Loayza, fue liberado al ser encontrado por agentes de la Policía Nacional del Perú. Se encontraba sobre un colchón, atado de pies y manos, así como tener evidencias de haber sido torturado por sus captores.
La liberación de ambos, el primero por un trabajo coordinado de la Dirincri y el segundo por el pago del rescate, ha permitido que las autoridades emitan una serie de recomendaciones a los ciudadanos para que no sean presas fáciles de estos delincuentes.
En diálogo con Latina, el General de la PNP, Luis Flores, explicó que el entorno de estos emprendedores suelen ser las fuentes que brindan datos valiosos a los secuestradores. “Siempre que se trata de un secuestro, hay gente involucrada que proporciona información y muchas veces son los que se relacionan familiarmente, amical o de alguna manera. Cada día van mejorando sus procedimientos”, detalló.
Se destaca la importancia de denunciar cualquier actividad sospechosa y estar alerta a posibles vínculos entre personas cercanas y los secuestradores.
Otro factor a considerar es lo que compartimos en las redes sociales, sobre todo las más populares, Facebook, Instagram y Tiktok. El jefe de la Dirincri sugiere que no se publique todas las actividades que se realizan, ya que estaríamos vulnerando nuestra propia seguridad.
Si frecuentamos con regularidad un determinado lugar, es preferible cambiar de rutina, con la finalidad de que no nos hagan un reglaje y sigan los pasos que damos a determinada hora.
La autoridad también precisa que algunos detenidos por este delito, que son de nacionalidad extranjera, presentan antecedentes en sus países de origen, así como detenciones en el territorio nacional.