Camino a una debacle por empeñarnos en repetir siempre las mismas fórmulas

Una vez más vamos a intentar obtener resultados diferentes haciendo lo mismo que venimos haciendo durante los últimos 9 años: el resultado no puede ser otro que el más absoluto fracaso

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Fachada del Ministerio de Economía (REUTERS/Enrique Marcarian)

Argentina ha tenido a lo largo de su historia un sinfín de éxitos y fracasos: los primeros siempre relacionados con la libertad, el comercio y la expansión del sector privado, los segundos por el contrario con prohibiciones, regulaciones, alta presión impositiva y un fuerte hostigamiento a todo aquel que con su capital y esfuerzo intenta producir y salir adelante.

Por desgracia nuestro país sufre de un estancamiento crónico producto, no solo de implementar medidas que atentan contra el crecimiento, sino más bien por repetirlas continuamente sin tomar nota de los resultados anteriormente obtenidos. Argentina lleva 11 años sin crecer –de punta a punta–, 15 años sin crear empresas y más de una década destruyendo riqueza per cápita.

Durante estos años hemos visto cepos cambiarios –de diferentes magnitudes–, crecimiento en la cantidad de planes sociales, un Estado cada vez más presente –con impuestos cada vez más altos, más regulaciones y más burocracia- y un sindicalismo que solo se ha encargado de hacer negocios con todos excepto con los trabajadores a quienes ellos mismos representan. También se han intentado a través del tiempo distintos tipos de controles de precios, controles del comercio exterior y hasta amenazas al sector privado para que contengan los aumentos de precios. Se ha probado emitiendo dinero sin control y hasta muchos se han convencido que ese dinero en los bolsillos de la gente podía solucionar el magro funcionamiento de nuestra obsoleta maquinaria económica.

Argentina lleva 11 años sin crecer –de punta a punta–, 15 años sin crear empresas y más de una década destruyendo riqueza per cápita

Nuevamente nos encontramos repitiendo historias de fracaso. Esta “nueva” etapa económica aparentemente pasa por el relanzamiento de “Precios justos”, un esquema de precios acordados entre el gobierno y el sector privado que pretenden terminar con la escalada inflacionaria (una vez más). Desde Enero 2014 –cuando se implementó el hasta hoy sobreviviente plan de “Precios cuidados”– la inflación acumulada ha sido del 2.153 por ciento: esto es algo así como decir que desde aquel tiempo hasta hoy tuvimos en la Argentina incrementos de precios en orden al 3% mensual promedio. A pesar de que los datos se encuentran a la vista de todos, parece que una vez más vamos a intentar obtener resultados diferentes haciendo lo mismo que venimos haciendo durante los últimos 9 años: el resultado no puede ser otro que el más absoluto fracaso.

Otra de las excentricidades kirchneristas es sin dudas el control total del tipo de cambio y la administración del flujo de divisas hacia los importadores. Para ello necesitan dólares que ningún exportador está dispuesto a liquidar al tipo de cambio oficial. Ya quedó demostrado con el “dólar soja” de septiembre: ofreciendo apenas algunos pesos más por dólar, éstos aparecen. No hay escasez de dólares sino más bien hay faltante del billete verde a este precio oficial ridículo que el gobierno pretende imponer. Sin embargo ésta no parece no ser razón suficiente para flexibilizar el cepo y las cotizaciones y todo seguirá siendo “a criterio” del Ministro de Economía: nuevamente se piensa en un dólar diferencial para el sector sojero que oscilaría entre los 215 y los 220 pesos por dólar liquidado, con el que se pretende tentar a los exportadores y así lograr recaudar unos 3.000 millones de dólares antes de que culmine el año. Luego claro, seguiremos con el problema (el que cada vez será mayor porque los exportadores siempre que puedan intentarán esperar un nuevo dólar diferencial que los favorezca antes de liquidar sus stocks a valores ridículos). Todo esto no es más que un nuevo intento por llegar a la liquidación de la cosecha gruesa del primer semestre del año próximo y con ello, a las elecciones de agosto. Todo un desafío entre tanto delirio económico.

Nuevamente se piensa en un dólar diferencial para el sector sojero que oscilaría entre los 215 y los 220 pesos por dólar liquidado

Los pasivos remunerados del BCRA son un escándalo al que nadie le presta atención: ya suman más de 9 billones de pesos ($9.000.000.000.000) entre Leliqs y Pases. Éstos generan intereses por más de 530.000 millones de pesos mensuales. Esta emisión contenida no es otra cosa que inflación futura que puede llevarnos a desenlaces catastróficos. Sin embargo, nadie parece estar dispuesto a solucionarlo mientras el problema se acrecienta día a día, tal cual ocurre desde hace prácticamente dos décadas: la emisión descontrolada parece ser parte de nuestra esencia.

Los resultados de la gestión económica sólo resultan inciertos para los desprevenidos: recorriendo nuestro pasado podemos entender que el fracaso nuevamente parece estar asegurado.