¿Es posible hacerme un tatuaje si tengo diabetes?

La seguridad y los riesgos sobre la aplicación de un tatuaje suelen generar dudas entre personas con dicha situación de salud

La aplicación de tatuajes en personas con diabetes genera debate entre endocrinólogos (iStock)

A lo largo de la historia, los tatuajes se han posicionado como una expresión inherente a la identidad de personas e, incluso, grupos sociales. Su aplicación sigue generando debates debido a la acción en sí, los motivos y, más allá, las implicaciones de salud. El último rasgo suele ser recurrente en las personas diagnosticadas con diabetes.

La preocupación de las personas diagnosticadas con diabetes en torno a la aplicación de tatuajes radica en la naturaleza del mismo. La impresión de uno en la piel también representa un desafío para diversos sistemas del cuerpo humano cuya función se puede ver afectada por la presencia de la enfermedad.

Para aplicar un tatuaje, los profesionales deben echar mano de un dermógrafo, un aparato compuesto por agujas finas que implantan o inyectan micro ángulos de pigmentos en la piel, específicamente en la dermis, es decir la capa media ubicada entre la epidermis y la hipodermis.

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La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo regula la glucosa en sangre. Se caracteriza por niveles elevados de azúcar debido a una producción insuficiente de insulina o a la resistencia de las células a esta hormona (iStock)

El procedimiento implica un trauma necesario en la zona de aplicación, el cual genera reacciones como cicatrización y la actuación del sistema inmunológico para evitar infecciones. En ese sentido, la aplicación de tatuajes continúa siendo un tema de debate entre endocrinólogos que se oponen y aprueban la práctica en personas con diabetes.

¿Es posible hacerme un tatuaje si tengo diabetes?

De acuerdo con la Federación Mexicana de Diabetes (FMD), las personas que viven con diabetes sí pueden hacerse un tatuaje. No obstante, deben tener en cuenta una serie de consideraciones antes de aplicarlo y llevar un buen control de la enfermedad.

En el sistema de las personas que lleven un mal control de la diabetes puede haber menor capacidad de cicatrización, lo cual puede influir en el resultado final. De igual forma, hay menor sensibilidad nerviosa y, por tanto, posible demora en la presencia de signos y síntomas por reacciones adversas. Por otro lado, el riesgo de infecciones puede ser más alto debido a que hay menor respuesta inmunológica ante infecciones, especialmente cutáneas.

Cuidar la piel es indispensable para que los tatuajes tengan una mejor apariencia y no afecten a la salud (iStock)

En caso de contar con un buen control de la diabetes, las personas que deseen aplicarse un tatuaje deben evitar hacerlo en zonas de inyección de la insulina, es decir antebrazo, abdomen o muslos, así como en regiones con baja circulación como tobillos, muñecas, la parte baja de la pierna o los glúteos. Además, es necesario verificar la higiene de la persona tatuadora, que debe estar vacunado contra enfermedades de transmisión sanguínea, así como del procedimiento y el entorno.

Después de la aplicación del tatuaje la FMD recomienda:

  • Mantener el tatuaje aislado de polvo, luz y microrganismos infecciosos las primeras cuatro horas. Después de dicho periodo se debe retirar la capa protectora y dejarlo al aire libre para evitar infecciones por microorganismos anaerobios.
  • Durante el primer mes, limpiar la zona de dos a tres veces al día con agua y jabón neutro.
  • Usar cremas que ayuden a mejorar la respuesta inmunológica.
  • Aplicar crema hidratante sobre la herida y que, en el caso de las personas diabéticas, ayude a la cicatrización.
  • Evitar rascarse la herida y esperar a que las costras se caigan solas.
  • Prestar atención a señales de alergia o infección como salpullidos, enrojecimiento, escozor, fiebre y líquido drenado de la herida. En caso de notarlo, acudir al médico.
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