Graciela Fernández, primera esposa de Roberto Gómez Bolaños y madre de sus seis hijos, se posicionó entre las principales tendencias de redes sociales este 2025 por la bioserie ‘Chespirito: sin querer queriendo’.
Y es que entre los capítulos se contó su historia de amor con el famoso artista, así como su abrupta ruptura tras 23 años de matrimonio entre rumores de infidelidad.
Esto no solo permitió que el público conociera a Graciela Fernández -pues durante su vida se mantuvo fuera del medio artístico nacional- también despertó un gran interés por conocer su vida más allá de Chespirito.
¿Qué se sabe sobre Graciela Fernández, la primera esposa de ‘Chespirito’?
Se desconoce mucha información sobre la vida de Graciela Fernández antes de conocer Roberto Gómez Bolaños a mediados del siglo XX, pues no era una persona pública.
Sin embargo, gracias a la bioserie de ‘Chespirito’ se sabe que conoció al artista cuando ella tenía 15 años y él 22. El encuentro ocurrió en la colonia Del Valle, donde comenzaron a salir y a frecuentarse de manera habitual.
Los entonces enamorados formalizaron su relación a inicios de la década de 1950 y se casaron en 1968.
Durante el matrimonio, Graciela Fernández acompañó a su esposo en distintos aspectos de su vida, incluyendo viajes de trabajo y grabaciones de programas emblemáticos como ‘El Chavo del 8′.
A lo largo de su relación, Graciela y Roberto tuvieron seis hijos entre las décadas de los cincuenta y sesenta: Graciela Emilia (1957), Cecilia del Sagrado Corazón, Teresita del Niño Jesús, Marcela, Roberto Gómez Fernández y Paulina.
Después de 23 años de matrimonio, la relación concluyó con su separación en 1989. Aunque nunca se confirmó públicamente la causa, surgieron especulaciones sobre posibles infidelidades de Gómez Bolaños con Florinda Meza.
Tras la ruptura, Graciela Fernández mantuvo un perfil bajo, alejada de los medios. Murió el 29 de agosto de 2013 a los 84 años; se desconocen las causas del deceso.
¿Dónde descansan las cenizas de Graciela Fernández?
Los restos de Graciela Fernández habrían sido cremados y depositados en las criptas de la Iglesia de Santa Mónica, ubicada en la colonia del Valle de la Ciudad de México.