
Hasta la fecha han pasado 156 años de la muerte de Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena, quien fue el segundo Emperador del territorio mexicano y el único monarca del denominado Segundo Imperio que se desarrolló en México.
Fue el pasado 19 de junio de 1867 cuando el Archiduque Maximiliano fue fusilado en el Cerro de las Campanas, ubicado en Querétaro, junto con los conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía, marcando así el fin del Segundo Imperio.
Maximiliano nació el 6 de julio de 1832 y a la edad de 32 años, es decir en 1864, aceptó la oferta de convertirse en emperador de México, fue respaldado por las potencias europeas y el gobierno mexicano conservador. Junto a su esposa Carlota de Bélgica, llegaron a México con la intención de establecer un gobierno próspero.
Su fusilamiento se derivó del conflicto entre imperialistas y republicanos, justo después de que el emperador se enemistara con los conservadores de México y de que Napoleón III retirara sus tropas del país.
A pesar de que el emperador austriaco tuvo la oportunidad de abandonar el país, tomó la decisión de quedarse y se dirigió a Querétaro con sus hombres leales para resguardarse de las tropas liberales, las cuales lo siguieron y sitiaron durante el transcurso de dos meses.
El general Mariano Escobedo, Comandante del Ejército del Norte, durante la emboscada que se llevó a cabo en la plaza, tomó por sorpresa el fuerte de la Cruz, último reducto conservador y persiguió al Emperador Maximiliano y sus Generales hasta el Cerro de las Campanas en donde logro su rendición.
Para el 15 de mayo de 1867 fue que lograron la detención, posteriormente fueron juzgados por un tribunal militar y terminaron por ser condenados a muerte por traición.
Maximiliano y sus acompañantes se convirtieron en prisioneros y fueron llevados ante un Consejo de Guerra, quienes deliberaron su situación en el Gran Teatro de Iturbide, sitio en donde los sentenciaron a la pena de muerte por la ley del 25 de enero de 1862, acción que terminó por efectuarse el 19 de junio de 1867.
Cabe mencionar que el cadáver del emperador Maximiliano logró ser retratado por el fotógrafo Francois Aubert. Para el 21 de septiembre de 1867 se pudo leer un artículo publicado en el periódico “El Globo”, donde detallaban lo siguiente:

El relato del periódico también detalló que dos de los soldados dispararon sobre él a quemarropa “y los dos tiros se cebaron”. Motivo por el cual se hizo disparar a otro soldado, con la acción la bala que soltaron penetró en su costado derecho, lo que hizo que ardiera su ropa.
El fusilamiento del emperador provocó controversias en el ámbito nacional e internacional, y muchas de las personas pidieron el indulto para los acusados, sin embargo, no tuvieron peso alguno a su favor durante el juicio, puesto que la ejecución se convirtió en un acto simbólico a nivel mundial sobre el respeto a la soberanía y la afirmación del nacionalismo mexicano.
La relevancia histórica de dicho acontecimiento representó la culminación del Segundo Imperio Mexicano y el restablecimiento de la República, logrando la restauración de la soberanía nacional y el triunfo mexicano frente a las tropas imperialistas.
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