Los lujosos platillos que Maximiliano de Habsburgo y la Emperatriz Carlota solían comer

Distinguidos chefs preparaban auténticos banquetes destinados a satisfacer el hambre la pareja imperial

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Fotos: Mediateca/INAH
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Maximiliano de Habsburgo y la Emperatriz Carlota son dos figuras históricas que significaron mucho para la historia de México. Su reinado ha sido estudiado por los historiadores mexicanos y todos coinciden en que la mejor palabra para calificar su estilo de vida fue: lujoso. Esto incluía, por supuesto, los alimentos.

La pareja imperial era conocida por organizar auténticas fiestas de alta alcurnia. Las Posadas eran eventos donde la “crema y nata” de México asistía ataviada en sus mejores galas. También, Maximiliano y Carlota organizaban tremendos banquetes de lujo, cuyos alimentos eran imposibles de consumir por las clases bajas del país.

Gracias a varios historiadores, hoy tenemos detalles sobre una de estas lujosas cenas. Esto habría ocurrido un 18 de julio del año 1865. Un banquete organizado especialmente en honor de Carlota y su esposo.

Los lujosos platillos que llenaron las barrigas de los poderosos habitantes del Castillo de Chapultepec fueron preparados por chefs especializados en la materia. M. Mandl, J. Incontrera, L. Masseboeu, A. Huot y J. Bouleret, cocineros europeos que se encargaban de complacer a los más distinguidos comensales.

 Gracias al varios historiadores, hoy tenemos detalles sobre una de estas lujosas cenas. Esto habría ocurrido un 18 de julio del año 1865. Un banquete organizado especialmente en honor de Carlota y su esposo


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Gracias al varios historiadores, hoy tenemos detalles sobre una de estas lujosas cenas. Esto habría ocurrido un 18 de julio del año 1865. Un banquete organizado especialmente en honor de Carlota y su esposo Shutterstock 162

Se cuenta que el menú que fue preparado aquel día fue, como mínimo, espectacular. Se habla de lujosos platillos como la sopa de Quenellas, jugosos filetes de lenguado a la holandesa, deliciosas costillas de cordero acompañadas con espárragos y hasta estómagos de aves a la Périgueoux, una salsa que es una reducción de vino blanco y mantequilla con ciertas trufas.

Otros lujosos alimentos que mitigaron el hambre de la pareja imperial fueron los espárragos en salsa, alcachofas a la portuguesa, pastel de carne de codorniz, pavos trufados, ensaladas y filetes a la inglesa. Quesos y vinos de todo tipo también se colocaron en las mesas del banquete.

También en aquella época, el postre era uno de los momentos favoritos de los comensales. Los europeos no escatimaron en gastos y se preparó una deliciosa lista de alimentos dulces para contrastar con los fuertes sabores de la comida. Se cuenta, que los invitados disfrutaron del sabor de postres de mantequilla, chocolate y vainilla, conservas de frutas, varias cremas dulces de muchos sabores, budín de Berlín, pasteles de perones y helado de durazno.

El helado de durazno era típico en las cenas organizadas en honor de la pareja imperial (Archivo)
El helado de durazno era típico en las cenas organizadas en honor de la pareja imperial (Archivo)

Otro platillo que Maximiliano llegó a probar durante su estadía en el país fue el tradicional mole mexicano; sin embargo, éste le hizo daño, pues se dice que el europeo sufría de un estómago bastante sensible, y los platillos ricos en ingredientes y condimentos solían caerle muy pesado, por lo que, regularmente, tenía una dieta bastante simple y austera.

A pesar de esto, el Emperador Maximiliano y la Emperatriz Carlota desarrollaron cierta afición a los sabores mexicanos, pues se dice, eran fanáticos del adobo de ciertos chiles secos, el pipián y, por supuesto, las tortillas de maíz preparadas en un tradicional comal.

Las comidas diarias dentro del castillo de Chapultepec eran preparadas por un equipo liderado por un cocinero proveniente de Hungría cuyo apellido era Tüdös, y formado por cocineros, panaderos, confiteros y un numerosos grupo de personas más. Aunque el lujo en los días normales no se comparaba con la opulencia de los banquetes, seguían siendo platillos dignos de realeza.

Se cuenta que Maximiliano de Habsburgo gustaba de comer soletas bañadas de jerez y beber vino apenas despertaba por las mañanas. Del mismo modo, los platillos que Carlota más disfrutaban eran aquellos que estuvieran perfumados mantequillas y frutas como el mango.

En lujo en la vida de Maximiliano y Carlota era constante. Su estilo de vida, banquetes, fiestas y trajes de alta costura, son parte de la historia de México. Estas características definieron su reinado en el país.