Una exposición revisa en Barcelona por primera vez la relación de Picasso con Ramón Casas

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Por Jose Oliva

Barcelona, 2 dic (EFE).- Una exposición en la galería Gothsland de Barcelona revisa por primera vez la relación que hubo entre Pablo Picasso y Ramón Casas, ilustrada por más de medio centenar de obras de ambos artistas.

Bajo el título "Casas–Picasso. De la bohemia a la modernidad", la exposición, que se inscribe en la conmemoración del 50 aniversario de la muerte del pintor malagueño, pone el acento en esa relación, hasta ahora tratada e investigada recurrentemente siempre dentro del contexto de la taberna Els Quatre Gats y de los inicios de Picasso en Barcelona, señala el comisario, Gabriel Pinós.

Hasta el 20 de enero de 2024, el visitante podrá admirar más de medio centenar de obras de Picasso y Casas, la mayoría de ellas realizadas en Barcelona, Madrid y París.

El propio Casas y Santiago Rusiñol importaron la modernidad parisina y sus vivencias a la capital catalana a través de sus exposiciones y artículos, e impulsaron junto a Pere Romeu y Miquel Utrillo la taberna modernista Els Quatre Gats, el famoso centro neurálgico de la bohemia artística de la ciudad de finales del siglo XIX.

Picasso, junto a su amigo Carles Casagemas, Ricardo Opisso, los hermanos Fernández de Soto y Joan Vidal Ventosa fueron los miembros de lo que se denominó el núcleo duro de los jóvenes.

Fruto de esos días vividos en Barcelona son los retratos que realizó a sus colegas y que fueron exhibidos en su primera exposición individual en Barcelona, en Els Quatre Gats, inaugurada el 1 de febrero de 1900.

Su segunda exposición, también en la taberna de la calle Montsió, fue en julio de 1900 y en ella se pudieron exhibir varios dibujos y pinturas, algunos de ellos de temática taurina, partiendo del tema más exótico que se popularizó en París en el periodo finisecular, como fue la 'espagnolade' y así se puede ver en el dibujo expuesto "En la corrida de toros", realizado hacia 1900 al carboncillo y pastel de colores, atribuido al artista malagueño.

Junto a las obras de Casas el visitante podrá descubrir las obras picassianas inmortalizadas en sus cuadernos de notas que llevó consigo a París en 1900, durante el transcurso de la exposición universal.

Según Rosa Maria Subirana, conservadora y directora del Museo Picasso de Barcelona entre 1966 y 1983, las ilustraciones del carnet que el artista utilizó en París fueron "lo más delicioso de los dibujos realizados por Picasso".

De los 17 carnets que el propio artista donó al museo barcelonés en febrero de 1970, quizá sea éste el de mayor interés plástico, ya que, en él, por primera vez, irrumpe la capacidad colorística de Picasso al ponerse en contacto con el París de 1900".

Los treinta personajes que aparecen fueron inmortalizados por las calles y parques de París a partir de lápiz plomo o lápiz conté y retocados con acuarela, y en estas ilustraciones captó lo más esencial de cada uno de los personajes.

También los que realizó en Madrid en 1898 y que testimonian su predilección por Velázquez y Goya.

El público puede contemplar una copia del "Capricho de Goya" que se encuentra en el Museo del Prado, como lo confirma la inscripción en la parte inferior izquierda que indica "Copia de Goya", una copia de los dibujos conservados en el Museo y no de los grabados, puntualiza Pinós, y "esto se evidencia en la representación detallada del borde del brasero, con adornos curvos claramente visibles en el dibujo y no en la sombra, como se aprecia en el aguafuerte".

En las obras expuestas de Casas destacan dos temáticas recurrentes: los retratos familiares (su hija Elisa) y las escenas taurinas y de folclore español (autorretrato vestido de torero) se refleja la influencia de Velázquez y, especialmente, de Goya, por su temática y la utilización de claroscuros y las pinceladas de gran fuerza expresiva.

Otra de las obras que se pueden ver en la exposición es un posible autorretrato de Picasso, sentado junto a la mesa de un café, realizado en 1898 en Madrid, donde se pinta con un incipiente bigote; y en la zona inferior del papel se ven unas manos dibujando y la posición forzada de los brazos y manos del retratado.

Junto a las obras mencionadas se exhiben las del principal referente de este momento para Picasso: Ramon Casas, y en el recorrido expositivo se exhiben cuatro obras protagonizadas por la musa y esposa del artista barcelonés, Júlia Peraire, representado como una diosa, vestida a la inglesa, retratada en uno de sus viajes en pareja y como protagonista de un cartel publicitario en el que se la ve como una madre coraje para una campaña antituberculosa de la Mancomunidad de Cataluña. EFE.

jo/hm/jdm

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