Una joven propietaria explica las tres mejores estrategias de ahorro: “Esto fue lo que me permitió comprarme un piso a los 27 años”

Lucía Francés propone que el ahorro deje de ser una tarea de fuerza de voluntad para convertirse en un hábito automático y coherente con las prioridades personales

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La joven recomienda separar primero
La joven recomienda separar primero los ahorros y las inversiones de los gastos (Lucía Francés)

Comprar una vivienda en una ciudad como Londres antes de los 30 es una excepción, no la norma. Lucía Francés, autora del perfil @life.in.the.palace en TikTok, comparte en un vídeo las tres estrategias de ahorro que, asegura, fueron decisivas para que pudiera adquirir su piso a los 27 años. Sus recomendaciones son simples y repetibles: organización automática del ahorro, priorizar experiencias frente a consumos prescindibles y seguir una regla de reparto del salario que marque límites claros de gasto.

La primera táctica es, en sus propias palabras, un principio de disciplina automática: “La primera es una que se llama be yourself first o págate a ti primero.” Explica por qué funciona: “En vez de tener tus gastos mensuales y ahorrar todo lo que te sobre esta estrategia lo hace al revés, en cuanto te paguen, separas tus ahorros e inversiones antes de gastar nada, y después organizas tus gastos con todo lo que te queda.” Para Lucía, el valor práctico es evidente: “De esta manera ahorrar no depende de fuerza de voluntad sino que está ya organizado y garantizado desde el principio.”

La segunda estrategia que recomienda Lucía altera la mirada sobre lo que merece nuestro dinero. Se trata de recortar compras que “no aportan nada a la vida”, un ajuste de prioridades que, según dice, cambia la perspectiva financiera y personal. Ella lo ilustra con un ejemplo cotidiano: “Sé que suena básico pero piensa por ejemplo en esa comida a domicilio. Dentro de diez años yo no voy a pensar: menos mal que me pedí esa hamburguesa. Pero sí que voy a recordar un concierto, un viaje especial, una experiencia.” La idea no es convertir el ahorro en una renuncia permanente, sino dirigir el gasto hacia aquello que deja huella. “La clave no es no gastar, sino gastar en lo que realmente te importa,” resume Lucía.

La tercera herramienta es una regla clásica de reparto del salario que aporta estructura al presupuesto mensual: la conocida 50/30/20. Lucía la expone con claridad: “Básicamente, cuando recibas tu nómina, 50% de esa cantidad de va a ir a tus necesidades, 30% a ocio y capricho y 20% a ahorros e inversiones.” Aclara que los porcentajes no son dogma: “Obviamente estos números también van a depender de cada persona porque cada situación es diferente, pero está bien tener una guía que te ayude a más o menos saber cuánto te deberías estar gastando y cuánto no.”

La incorporación al mundo laboral más tardía de los jóvenes, con una tasa de empleo entre los 16 y los 29 años 15 puntos porcentuales inferior a la de 2007, hará que los que se jubilen en 2065 y que solo hayan podido cotizar 30 años deban compensar sus menores cotizaciones demorando la jubilación hasta los 71 años si quieren mantener el nivel de vida previo.

El ahorro como hábito automático

El hilo que une las tres estrategias es la intención: que el ahorro deje de ser una tarea de fuerza de voluntad para convertirse en un hábito automático y coherente con las prioridades personales. “Aplicando estas tres estrategias no solo he conseguido ahorrar sino que he conseguido hacerlo de forma constante y con intención,” afirma Lucía, y subraya la consecuencia tangible de esa disciplina: “y eso fue lo que me permitió comprar mi piso a los 27 años.”

El testimonio de Lucía sintetiza una lección clara para quienes aspiran a metas financieras de largo plazo: organización, priorización y reglas sencillas funcionan mejor que la austeridad sin sentido. Sus consejos no prometen milagros, pero sí ofrecen una hoja de ruta práctica: separar ahorro al recibir la nómina, recortar gastos insignificantes y aplicar una guía porcentual para equilibrar necesidades, ocio y ahorro. Para Lucía, ese método fue suficiente para convertir una aspiración ambiciosa en una compra concreta.