La belleza del día: “Fiesta de San Juan”, de Cândido Portinari

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

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“Fiesta de San Juan” (1936-1937) de Cândido Portinari

I

En el cristianismo, el islam, la fe bahá'í, el mandeísmo y tantas otras religiones, Juan el Bautista es un personaje clave. Este predicador ambulante judío anticipó a una figura mesiánica mayor que él: Jesús. Para los cristianos es su precursor. Celebrarlo es muy importante. En diferentes partes del mundo, los 24 de junio se realiza la Fiesta de San Juan, también llamada Víspera de San Juan o Noche de San Juan. En muchos países se prenden hogueras.

Alucinado por lo que se generaba en Brasil, el pintor carioca Cândido Portinari decidió plasmar la celebración en un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones: 175,2 centímetros de alto y 194,5 de ancho. Cuando lo terminó, lo llamó Fiesta de San Juan. Hizo varias versiones. Una de ellas, tal vez la mejor, está en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, más conocido como Malba. Fue una donación de Eduardo F. Costantini. Hoy está en exhibición.

II

En una hacienda cafetalera en la ciudad de Brodowski, en San Pablo, Brasil, nació Cândido Portinari, el 29 de diciembre de 1903. Sus padres eran Giovan Portinari y Domenica Torquato, quienes tuvieron doce hijos; él fue el segundo. Su familia era pobre y trabajadora, por eso las postales de los labradores con “pies deformes, que pueden contar una historia, semejantes a los mapas con montes, valles, ríos y caminos”, lo marcó para siempre.

El mundo del trabajo, sobre todo del trabajo del campo, atraviesa su obra. Cuando ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes, en Río de Janeiro, tenía quince años. Tres años después vendió su primer cuadro, Un baile en el campo, y al siguiente recibió su primer premio: la medalla de bronce del Salón de Bellas Artes. Desde entonces pone todo su esfuerzo y virtud al objetivo posible y fructífero de vivir del arte.

Luego de juntar una suma importante de dinero tras varios premios ganados, en 1929, a los 26, se va a Europa: recorre España, Italia e Inglaterra y se establece en París. En esa época logra saborear la efervescencia plástica europea, y al volver a Brasil, al año siguiente, mezcla ambas tradiciones y construye un estilo propio. En 1935 su cuadro Café recibe mención honorífica en la Exposición Internacional de Arte Moderno del Instituto Carnegie, en Nueva York. Su proyección se volvió mundial.

III

Fiesta de San Juan, pintada entre 1936 y 1939, es “una obra destacada en la extensa producción de Portinari, un trabajo ejemplar del aspecto más lírico e idealista del artista, que se distancia de la retórica y del compromiso ideológico, incluso militante, de sus pinturas murales, para dar lugar al creador apasionado, al narrador poético hermanado con su gente, sus historias, paisajes e imaginarios”, sostiene el crítico brasileño Ivo Mesquita.

En una entrevista publicada en el Diário de São Paulo en 1937, Portinari dijo que estaba dedicándose a Fiesta de San Juan: “Obra en la que trabajo hace cerca de un año, y que considero de las más importantes que emprendí hasta ahora”, expresaba. Sin dudas era un proyecto enorme, ambicioso, no solo a nivel temático y técnico, también en la expresividad emotiva que quería darle al cuadro. Y vaya que lo logra.

Mesquita sostiene que es “una mirada deslumbrada y generosa sobre la cultura popular de las fiestas, de los juegos y diversiones infantiles, los oficios y las tareas, las relaciones y celebraciones” donde “inventa paisajes metafísicos, despojados, silenciosos, a pesar del ruido que, a veces, sugieren las escenas representadas” y “todos parecen existir en un tiempo detenido, distante, solitario, encerrados en su abandono, sin dramas”.

IV

“Soy el hijo de la tierra roja. Decidí pintar la realidad brasileña, desnuda y cruda como es”, dijo una vez. Sin dudas lo era. La vida en Brasil no fue fácil para él ni para los millones de pobres que habitan aquel país sudamericano. Su objetivo fue doble: dar cuenta de esas desigualdades y hacerlo con una técnica novedosa, llamativa, potente. Así, a fuerza de paciencia y esmero, se convirtió en un artista universal.

La Legión de Honor de Francia en 1946, el Guggenheim´s National Award de 1956, y la medalla al pintor del año del International Fine Art Council de 1955 son algunos de los galardones que lo colocaron como uno de los pintores brasileños más importantes de la historia. Estuvo afiliado y nunca se desligó del Partido Comunista Brasileño. Se presentó como candidato a diputado federal en 1934 y a senador en 1946. Murió en 6 de febrero de 1962 en Río de Janeiro.

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