El guionista de "La Casa de Papel" con Infobae: los insólitos viajes para escribir la serie y cómo surgió el "Bella ciao"

Javier Gómez Santander dejó de lado su carrera como periodista cuando se lanzó a la aventura de escribir su primer guión junto a Alex Pina. Fue un fracaso en la TV española pero explotó en el mundo cuando llegó a Netflix

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Javier Gómez Santander trabajaba como periodista y había escrito una novela cuando lo conovaron para escribir el guión de La Casa de Papel.
Javier Gómez Santander trabajaba como periodista y había escrito una novela cuando lo conovaron para escribir el guión de La Casa de Papel.

Las escenas que imagina la prodigiosa mente de Javier Gómez Santander (1983, Santander) no sólo se hacen realidad, sino que son vistas en 34.355.956 hogares de todo el mundo. Esa es la audiencia que registró durante su primera semana de emisión la tercera temporada de La Casa de Papel, donde ejerce como responsable del guion. Esta producción de Vancouver Media se ha convertido en la serie de habla no inglesa más vista en la historia de Netflix y ya es líder de audiencia en Argentina, España, Francia, Italia, Portugal, Brasil y Chile.

– ¿Cómo se consigue un éxito tan global?
– Hay un componente de casualidad y suerte. Siempre he pensado que yo no tengo el derecho de aburrir a nadie. Entrar en el salón de una persona a través de la tele casi es de mala educación. Esfuérzate mucho porque le vas a quitar el mejor momento de su día, a robar el rato que tiene para estar haciendo cualquier cosa, incluso el amor, y te lo está dedicando a ti. En el periodismo me pasaba igual: no se puede aburrir ni un segundo por importante que sea la noticia. Hay que estar todo el rato seduciendo. Esa es la palabra clave: escribir es seducir. A mí me interesa llegar a grandes audiencias. Un ejemplo donde mirarnos es 'El Quijote': ha sido un best seller desde el día en que se publicó hasta hoy. Y demuestra que se puede mezclar calidad y alcance mainstream.

– Antes de 'La Casa de Papel' no habías escrito ningún guion.
– ¡Ni siquiera había visto uno! (risas). Todo surgió cuando el creador de la serie, Álex Pina, leyó mi novela ('El crimen del vendedor de tricotosas', 2015, Editorial Planeta) y me llamó para un proyecto nuevo. Yo no sabía quién era, busqué en Google su nombre y dije: '¡Ay Dios!'. Es el responsable de casi todos los éxitos de la ficción audiovisual española: 'Los Serrano', 'Vis a Vis', 'El Barco', Los hombres de Paco'… Quedé con él por educación, por entonces me iba bien en el periodismo: trabajaba en televisión, estaba en la radio y tenía una columna. Fue una noche lluviosa de diciembre en Madrid y nos dieron las cinco de la mañana. Me contó el atraco como si él mismo fuera el personaje de El Profesor. Me convenció, claro: 'Si no te importa que no tenga ni idea de guiones, yo quiero estar en tu banda', le dije. Me contestó que eso era lo de menos, que él me enseñaría. En ese momento mandé a la mierda 15 años de carrera en el periodismo (más risas).

– ¿Cuál es el proceso que seguís para armar la historia?
– Cada mes y medio Álex y yo nos vamos 10 días juntos de viaje a algún lado. Ahí es donde en realidad creamos la serie. Él me dijo: 'Para escribir en Madrid, ¿por qué no nos vamos al Caribe?'. Y así hicimos. El primer año recorrimos en coche desde Rincón del Mar, que es un lugar brutal a medio camino entre Cartagena de Indias y Panamá, hasta el final del Tayrona, en Colombia. Ese ambiente está muy bien para escribir porque estás aislado y no hay mundo, casi no hay internet ni cobertura de teléfono. Desde entonces hemos estado en Ecuador, Barú (una isla del Caribe colombiano), las Galápagos, México, República Dominicana… Tenemos la suerte de poder trabajar en cualquier lado, estamos paseando por la playa y vamos "trameando", imaginando el argumento. Tienes que estar mentalmente bien para escribir porque hay presión, hay que sacar mucho trabajo adelante. Álex y yo nos entendemos bien, uno termina las frases del otro. Y aunque durante estos encierros de guion vayamos a tomar unas cervezas y hablemos de Bale, Messi o Chicharito, siempre hay algún momento en el que nuestro cerebro vuelve a la serie. Estamos las 24 horas del día sumergidos.

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-Inicialmente la serie iban a ser sólo dos temporadas, ya teníais un final redondo. ¿Por qué regresar de nuevo?
– Tras la segunda temporada Netflix nos preguntó: ¿es posible abrir de nuevo 'La Casa de Papel'? Tardamos mucho en tomar la decisión, unas cinco o seis semanas. La condición era volver sólo si teníamos algo que mereciera la pena, no por el dinero, sino porque nos sintiéramos orgullosos. Si la cagábamos ahora, el éxito de las primeras temporadas se iba a volver en nuestra contra. Cuando estábamos convencidos de que teníamos algo grande, fuimos a muerte. Surgió la idea de este nuevo atraco y pensamos que en ocho capítulos no nos daba tiempo a plantearlo. Por eso habrá además de la tercera una cuarta temporada. Ya la tenemos escrita y rodada, la estamos montando y viendo y… eso es todo lo que te puedo decir por el momento.

– Una de las novedades de la nueva temporada es el fichaje del actor argentino Rodrigo de la Serna, quien interpreta a Palermo.
– Estuvimos pensando qué podíamos hacer con Berlín, era una de las grandes preguntas: ya lo habíamos matado, no lo íbamos a resucitar. Se nos ocurrió introducir en la trama a un amigo suyo, una ventana para asomarnos a su pasado. Y encontramos a De la Serna, que es un gran actor capaz de afrontar la carga peyorativa del personaje. Nos preocupaba que generase rechazo en la audiencia, pues lo tiene todo: es misógino, violento… ¿Cómo hacemos para que el espectador no lo odie? Nuestra idea fue empezar mostrando su dolor cuando El Profesor va a buscarle. La primera información que damos sobre Palermo es que amaba a Berlín y que su muerte le destrozó. En gran parte va a ocupar su espacio, así que vamos a contar que este tío lo adoraba, de forma que el espectador que también adoraba a Berlín sienta el mismo dolor que él y pueda empatizar.

– Hay varios rasgos de la serie que recuerdan al universo del cómic: la construcción de los personajes a través de atributos exagerados (casi súper poderes), las escenas de acción… ¿Es una influencia consciente?
– Lo has clavado. Dentro de 'La Casa de Papel' repetimos desde el primer día una frase: 'Esto es un cómic'. Esa referencia está impregnada en todos lados. A veces estamos 'trameando' y pensamos que nadie se va a creer lo que mostramos. Hay escenas especialmente conflictivas, como la entrada de Tokio en el atraco con una moto. ¿Cómo te tragas eso? Porque es un cómic. El propio símbolo de la serie, la máscara de Dalí, es un dibujo, una caricatura. No jugamos con el código 100% realista, pero sí hay unas verdades que no podemos romper y ahí radica nuestro trabajo como guionistas. Decía Aristóteles que si consigues que algo sea creíble, no tiene por qué ser verdad. Ahora bien, si te dedicas a atracar bancos, no te aconsejo que entres con una moto. Es mejor que no apliques las reglas de 'La casa de papel' en tu vida cotidiana.

-Detrás hay una labor de documentación e investigación que no tiene nada que envidiar al mejor periodismo.
– A mí me parecen oficios parecidos. Al final es lo mismo: escoges un tema, piensas cómo hacerlo, buscas invitados, creas una estructura narrativa y manejas un ritmo. Debe tener verdad y emoción, que conecte con el espectador. Yo siempre meto un poco de humor, un tono ácido. Todos esos ingredientes están en ambos lados. En 'La Casa de Papel' mezclamos cada escena con mucha realidad. Por ejemplo, la cámara del Banco de España está conectada de verdad con dos arroyos por seguridad y su profundidad es la misma en la vida real que en la serie. Una periodista que forma parte del equipo de la serie, Sara Solomando, visitó varios lugares de fundición de oro hasta que descubrió cómo se podía hacer lo que nosotros habíamos imaginado. Ella no podía decir quién es porque tenemos un contrato de confidencialidad. Ese proceso de fundición lo grabó con el móvil en Badajoz, una ciudad española, y media hora después el video había llegado a Los Ángeles y los de Netflix estaban dando palmas de alegría.

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– ¿Cuándo se te ocurrió incluir la canción de 'Bella Ciao', que se ha convertido en el himno de la serie?
– Habíamos tenido uno de los días más improductivos que recuerdo. Estábamos buscando cómo abrir un capítulo, cuando Moscú abre el agujero en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Faltaba algo. Al día siguiente me despierto, preparo el desayuno y pongo algo de música. Entonces sonó. Llegué al rodaje eufórico: ¡Lo tenemos!'. Un par de capítulos después vimos el potencial que tenía y decidimos darle una dimensión emocional a la canción a través de una conversación entre Berlín y El Profesor.

– Quizá sea casualidad pero cuando los migrantes del Open Arms desembarcaron en agosto en el puerto de Lampedusa tras varios días atrapados en el mar, lo primero que hicieron fue cantar 'Bella Ciao'.
– Ha habido un crecimiento real de 'Bella Ciao' últimamente pero es una canción que siempre vuelve. Puede ser que nosotros hayamos tenido un poquito que ver pero da pudor decir que la están cantando por la serie, esa canción tiene su historia. Es bonito porque siempre ha estado en los mismos lugares en el mundo, del lado de las protestas. Igual que la máscara de Dalí, que la hemos visto de forma espontánea en manifestaciones de distintos países, y ese para mí es el lugar donde debemos estar, en la lucha.

– En el caso de la máscara de Dalí, incluso ha estado en la cara de Stephen King.
– Ese día recuerdo que estaba yendo para la radio y me dijo un amigo: 'La que has liado, Gómez'. Imagínate, Stephen King es fan de la serie. No se puede añadir mucho más. Cuando dijo que la tercera temporada era su favorita me hizo una persona muy feliz. También escuché que Sarkozy y Carla Bruni siguen 'La Casa de Papel', es increíble.

– Lo curioso es que al principio no triunfó tan a lo grande cuando se emitió en la televisión española.
– Asumí el fracaso pero me dolía que no tuviera más audiencia cuando salió en Antena 3. Yo siempre he creído en la justicia del audímetro en televisión: la tele es muy cabrona pero rara vez se equivoca. Sin embargo, creo que esta serie se adapta mejor al consumo de plataformas. Netflix ha nacido para hacer desaparecer el océano Atlántico. Estamos viviendo un gran momento para los que escribimos en español. Ha habido mucho predominio de la narrativa anglosajona pero eso ahora ha cambiado. Y es un síntoma que va más allá de la lengua, es emocional. Al principio yo trataba de explicar el éxito de 'La Casa de Papel' por el idioma, pese a que también ha funcionado muy fuerte en Portugal y Brasil. ¿Pero qué pasa con el Mediterráneo? Va como un cañón en las dos cuencas, norte y sur: Italia, Francia, Turquía, Túnez, Marruecos… hasta Arabia Saudí. En esta época de globalización, de repente los países periféricos estamos conectados. Los que nunca estuvimos en el centro hegemónico empezamos a descubrir que nuestras historias se parecen. Por eso quizá no hemos entrado con tanta fuerza en Estados Unidos e Inglaterra, porque ellos están acostumbrados a ser los que nos contaban el mundo. Hasta ahora.