Un asilo de ancianos espera por víveres ante la subida del agua en Porto Alegre

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Porto Alegre (Brasil), 7 may (EFE).- El asilo Padre Cacique, que acoge a 100 ancianos en situación de vulnerabilidad social en Porto Alegre, espera la llegada de víveres ante la inminente amenaza de quedarse aislado este martes por las inundaciones que han dejado bajo el agua gran parte de la ciudad brasileña.

La institución se encuentra situada en frente del estadio de fútbol Beira-Río, del Internacional, que ya ha sido tomado por el agua, y a menos de un kilómetro del río Guaíba, que desde el domingo supera por dos metros su cota de desbordamiento.

Las inundaciones sin precedentes en el sur de Brasil han causado la muerte de al menos 90 personas y dejado al menos 131 desaparecidos en el estado brasileño de Rio Grande do Sul desde el inicio del temporal, la semana pasada.

El asesor del director del asilo, Maicon Fin, describe que el agua está "empezando a entrar en el patio, a través de las puertas de acceso" y prevé que el subsuelo comenzará a inundarse el mediodía de este martes.

Fin asegura que los ancianos se encuentran seguros porque están ubicados en la segunda planta del edificio donde "es prácticamente imposible que llegue el agua" y las instalaciones tienen enfermerías para tratarlos si fuese necesario.

Sin embargo, teme por el transporte de los trabajadores y de víveres hasta el asilo, donde afirma que "las frutas y verduras se están acabando" y que apenas tienen "cuatro galones de agua para 150 personas".

Además de los 100 ancianos internados, en la institución trabajan unos 50 funcionarios que hasta el momento estaban siendo transportados hasta sus puestos de trabajo por un camión del ejército brasileño, que ahora dejará de realizar este servicio.

"Esperamos que alguien venga a ayudarnos y podamos acceder porque no hay otra manera. Solo se puede llegar con un camión muy alto y pronto será solo con un barco", declara Fin.

Este trabajador explica que si bien intentan transmitir la sensación de calma, los ancianos se encuentran "aterrorizados", al igual que sus familiares, que "no paran de llamar" para comprobar que sus seres queridos se encuentran bien.

"Trabajo aquí desde hace 10 años y es la primera vez que veo una situación en la que no podemos acceder ni al aparcamiento. Hasta ayer podíamos entrar, pero hoy la situación ha empeorado", lamenta. EFE

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(foto)(video)