Casta y religión, los temas prohibidos que marcan las elecciones indias

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Nueva Delhi, 14 abr (EFE).- La casta y la religión son dos temas en teoría vetados en la India a los partidos políticos para hacer campaña en las próximas elecciones generales, que arrancarán el próximo 19 de abril, pero en la práctica, definen buena parte de la estrategia electoral.

"No se apelará a los sentimientos de casta o de comunidad de los electores", recordó "con firmeza" la Comisión Electoral del país asiático a comienzos de marzo, cuando la maquinaria de los partidos comenzaba a calentarse de cara a los comicios.

Especialmente prohibidos quedan también los comentarios que puedan generar tensión entre grupos religiosos o lingüísticos, en palabras de la autoridad encargada de hacer respetar las reglas de las elecciones, o hacer propaganda con templos u otros lugares de culto.

La diversidad de este país de unos 1.400 millones de habitantes, a falta de un censo oficial pero que las estadísticas marcan como el ya más poblado del mundo por encima de China, es evidente. Más de un centenar de idiomas, hogar de todas las religiones principales del mundo con una mayoría hindú de casi el 80 % y un mosaico de castas organizadas en un sistema jerárquico.

"No sabemos mucho sobre los determinantes del comportamiento electoral en la India, el cómo y por qué vota la gente, pero hay una variedad de factores que importan y tradicionalmente incluyen la religión, la casta, la identidad regional o la lengua", subrayó a EFE el investigador Gilles Verniers, actualmente asociado con el Centro de Investigación Política (CPR) indio.

Al igual que otros partidos mayoritarios como el opositor Partido del Congreso (INC), el Bharatiya Janata Party del primer ministro, Narendra Modi, ha buscado posicionarse como una fuerza que engloba todo tipo de castas.

Atrás quedan los tiempos en que la formación nacionalista hindú se presentaba como un feudo de brahmanes, considerados como los más puros en el sistema de castas. Aunque con los datos en la mano, Verniers señale que desde que el BJP llegó al poder en 2014 la representación de las élites tradicionales haya aumentado.

Modi aspira a repetir mandato por tercera vez consecutiva y se vanagloria con frecuencia de proceder de una familia humilde salida de las llamadas Otras Clases Subdesarrolladas (OBC), grupos intermedios con poder político pero no económico.

"Ojalá hubiese tenido la oportunidad de vivir en una casa así durante mi infancia", afirmó 'luchando por contener las lágrimas', como subrayaron numerosos medios indios, el pasado enero durante la inauguración de una serie de viviendas sociales en el occidental estado de Maharashtra.

Sus orígenes entraron de lleno en la precampaña cuando Rahul Gandhi, delfín del opositor INC, le acusó el pasado febrero de engañar al público al afirmar que nació en un grupo de casta alta que fue luego rebajado a una categoría inferior por el propio BJP.

La religión está también omnipresente en las elecciones indias, y pocos partidos han sabido exprimirla tanto como el BJP.

Ahí quedan las imágenes de Modi convertido en maestro de ceremonias durante la inauguración a finales del pasado enero de un controvertido templo en honor al dios hindú Ram en la ciudad de Ayodhya, en el norte de la India.

Erigida sobre los restos de una mezquita del siglo XVI, demolida por una turba de fanáticos religiosos en 1992 en un incidente que desató una ola de violencia entre hindúes y musulmanes en todo el país y en la que murieron unas 2.000 personas, en su mayoría pertenecientes a esta última comunidad.

Tras diez años de gobierno del BJP, acusado por organizaciones como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) de discriminar contra la minoría musulmana, los valores laicos de la India han quedado relegados al pasado excepto por formaciones minoritarias como el Partido Comunista de la India (CPI, marxista) o el islámico All India Majlis-e-Ittehad-ul Muslimeen (AIMIM).

"Se ha producido una normalización del mayoritarismo hindú, con todo lo que ello conlleva en términos de discriminación y violencia contra las minorías religiosas, que nunca antes habíamos visto en la India", constató Verniers.

David Asta Alares