El escrito difundido por Amnistía Internacional se basa en seis ataques sobre las provincias de Homs, Idlib y Alepo entre septiembre y noviembre. Según indicó el organismo defensor de derechos humanos, en dichas operaciones murieron al menos 200 civiles.
A su vez, la ONG criticó el "vergonzoso" hecho de que Rusia no reconozca las muertes de civiles.
"Algunos ataques aéreos rusos azotaron áreas residenciales sin un blanco militar evidente e incluso instalaciones médicas, lo que resultó en fallecimientos y lesiones de civiles", indicó Philip Luther, director del programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el norte de África.
Del mismo modo, denunció que "ese tipo de ataques podrían representar crímenes de guerra".
El informe detalla que ha habido un aumento en los reportes de municiones de racimo que son arrojadas en áreas atacadas por las fuerzas rusas desde que Moscú se unió formalmente al conflicto el 30 de septiembre. Dichos ataques dejan pequeñas bombas sin estallar sobre el terreno. Éstas pueden mutilar y matar a civiles mucho después de que las hostilidades hayan cesado.
Las acusaciones fueron emitidas después de un informe de Human Rights Watch difundido la semana pasada, el cual afirma que se utilizaron municiones de racimo al menos 20 veces desde que Siria y Rusia comenzaron su ofensiva conjunta el 30 de septiembre.
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