Matías Piñeiro, el director shakesperiano que arrasó en el BAFICI

"La princesa de Francia", su último trabajo, se impuso como mejor película de la competencia nacional del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires. En diálogo con Infobae, contó cómo su filmografía se mezcla con la obra del autor inglés

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 Festivales GCBA 162
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Dentro de la vanguardia del cine independiente argentino, el joven director Matías Piñeiro tiene un lugar destacado. Su última película, "La princesa de Francia", fue la ganadora de la competencia nacional en la 17º edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), que finalizó la semana pasada. Pero, además, la mayoría de su filmografía ha sido exhibida y premiada en los reconocidos festivales de Toronto, Berlín, Locarno y Cannes, entre otros.


El universo de Piñeiro roza la poesía y se nutre de la literatura. La crítica no ha dudado en calificarlo como el director más shakesperiano de la escena local. El motivo: sus últimos tres trabajos y el cuarto en camino están inspirados en obras de William Shakespeare. Antes, en sus primeras propuestas, "El hombre robado" y "Todos mienten", se valió para narrar de dos próceres, Domingo Faustino Sarmiento y Juan Manuel Rosas.


Pero el elemento literario es solo un disparador. Las historias se construyen con ritmo propio. Una ladrona de arte que ve al novio de su amiga siéndole infiel en "El hombre robado"; o una chica que hace entregas de DVD de su novio en "Viola", por ejemplo. Las mujeres son las protagonistas de sus películas, con casi siempre con el mismo set de actrices (María Villar, Romina Paula, Agustina Muñoz).


Claro que los hombres no brillan por su ausencia. En la premiada "La princesa de Francia" es un "él" quien está en el centro, pero son "ellas" -la novia, la amante, la ex novia y la amiga- quienes llevan la voz cantante. Se trata de Víctor (Julián Larquier Tellarini), quien vuelve de México cuando muere su padre y organiza una pieza de radioteatro en la que actúan todas las mujeres de su vida.


Piñeiro habló con Infobae desde Nueva York, donde vive actualmente y donde fue destacado por el New York Times como uno de los directores que no hay que perder de vista.


-¿Por qué Shakespeare como punto de disparador de tus últimas tres películas, "Rosalinda", "Viola" y "La princesa de Francia"?

Encuentro una fuerte conexión entre los roles que propone Shakespeare en sus comedias y los actores argentinos con los que trabajo. Los tres textos que usé son Como les guste para "Rosalinda", Noche de reyes para "Viola" y Trabajos de amor en vano para "La princesa de Francia".


-¿Pensás primero la historia de tu película y después lo relacionás con la obra de Shakespeare o es al revés?

Primero pienso qué personaje de las comedias de Shakespeare me interesan y por qué. Después trabajo sobre una escena de ese personaje y trato de extraer una estructura de dicha escena que pueda llevarse a la película de manera total. Voy sacando motivos y los voy tejiendo en los primeros bocetos del guión. Luego, espero que todo se funda con otras ideas que voy recolectando mientras me acerco con mi equipo de trabajo al rodaje.


-¿Vas a seguir trabajando en este sentido en tus próximas películas?

Sí, voy a seguir trabajando con los personajes femeninos de Shakespeare. Todavía creo que hay elementos a explorar y que pueden hacer más y diferentes películas. De hecho, acabo de terminar una nueva película basada en Sueño de una noche de verano, filmada parte en Buenos Aires y parte en Nueva York, llamada "Hermia & Helena".



-En "La princesa de Francia" incorporás otro disparador, aparte del literario, el cuadro "Ninfas y Sátiro" de Bouguereau, ¿qué simboliza en la película?

El cuadro fue una referencia que me envío Fernando Lockett, el fotógrafo de las películas, cuando le conté en una línea lo que posiblemente iba a ser la película que estaba pensando. Algo produjo en mí el cuadro, que lo tomé como faro para armar la historia de la película: un hombre rodeado y dominado por un círculo de mujeres. A partir de ahí busqué el cuadro, lo encontré, y empecé a desarrollar líneas a propósito de él. Sentí la necesidad de incluir al pintor, comentar sobre él, filmar la pintura y hacer cosas que no había hecho antes.


-El mundo femenino es siempre el protagonista de tus trabajos, ¿qué te atrae de narrar desde ese lugar?

Porque encuentro cierta ambigüedad que me resulta más atractiva. Hay algo en imaginar desde otro lado, desde una inversión que me resulta más rico para generar ficción y para componer un tono particular, para generar personajes menos planos y con un movimiento más complejo. También se basa en la fuerte relación que mantengo con las actrices con las que trabajo.


-¿Te interesaría trabajar también con protagonistas hombres?

Supongo que por amor a la variación haré una película con personajes masculinos en algún momento cercano. También me interesa hacer películas sin personajes.


-Desde hace tres años que vivís en Nueva York y en 2013 fuiste uno de los directores recomendados por el New York Times, ¿qué rescatás de esa experiencia en el exterior?

Rescato que pude seguir filmando a pensar del cambio de contexto. Fue interesante el tener que pensar mi manera de producir desde otro lado. También hice nuevos amigos y pude mostrar mis películas en ciudades que no hubiera podido si no me hubiera mudado. Claro que también seguramente me perdí de conocer otra gente quedándome, pero por el momento un poco de movimiento no está mal.

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