El trabajo infantil es un flagelo común en el mundo subdesarrollado. Sin embargo, hay países que presentan índices preocupantes. Tal es el caso de Paraguay, donde un 23% de los menores de edad deben trabajar para ayudar económicamente a sus familias.
Según estadísticas de la organización Global Infancia, en Paraguay la pobreza golpea a, al menos, un millón de niños en todo el país. Esto representa a cerca de 43 chicos cada 100, publica El Mundo.
El informe de la organización detalla que en el campo hay 600 mil niños y adolescentes que viven bajo el umbral de la pobreza. De estos, el 68% se encuentra en condiciones extremas, con serios problemas alimenticios y de salud.
De esta población infantil afectada por la pobreza, el 23,5% trabaja fuera de su hogar, lo que lleva a que se descuide el estudio, el cuidado personal y hasta los tiempos de recreación.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes 2011, en Paraguay hay registrados 1.880.109 niños y adolescentes de entre 5 y 17 años. De ellos, 436.419 (23,21%) realizan algún tipo de trabajo remunerativo.
La Organización Internacional del Trabajo, en tanto, determinó que en la actualidad, 204.978 menores de edad en Paraguay están expuestos a trabajos peligrosos.
Los jóvenes realizan todo tipo de trabajos: desde cultivos hasta servicios domésticos, como cría de animales y construcción de edificios, entre otros.
A pesar de haber mejorado su inversión social, Unicef denuncia que a Paraguay todavía le falta para llegar a la línea de países vecinos en ese rubro. En Argentina y Brasil la inversión promedio oscila el 21% del PBI, mientras que el gobierno de Horacio Cartes destina sólo el 9,7%.