La odisea de hablar por celular en la Argentina

Ventas récord de smartphones, pocas inversiones, acotado espacio radioeléctrico y reticencia de vecinos a nuevas antenas se conjugan para que la telefonía móvil en la Argentina sea una pesadilla. El 4G, un sueño

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La posibilidad de navegar, hacer videollamadas y ponerse al día con mails y redes sociales en cualquier lugar atrae a cada vez más consumidores. Así, se estima que hay alrededor de 10 millones de teléfonos inteligentes en la calle.

Según datos de Carrier y Asociados, el año pasado en la Argentina se comercializaron 13,4 millones de celulares. El 40%, más de cinco millones, fueron smartphones. En 2011 su participación era del 26%.

El mismo trabajo indica que el 50% de los celulares vendidos durante 2012 eran 3G, cifra que en 2011 era de apenas 27%.

Y según datos oficiales, existen en la Argentina 60 millones de usuarios de telefonía móvil, muy por encima de los 8 millones que había en 2003, cuando navegar por internet desde un celular era apenas un sueño.

Esas cifras ocultan sin embargo un arma de doble filo, que se padece día a día: la modernización del parque de celulares significa mayor tráfico de datos, algo que las redes actuales no soportan.

Las dificultades con las que se enfrentan los usuarios no son pocas: por momentos parece que enviar un mensaje por WhatsApp se vuelve una proeza, lo mismo que cargar una página web o las fotos de Facebook. La saturación en determinadas zonas de la Ciudad es tal que en horarios pico es imposible enviar siquiera un SMS. En ese escenario, hasta el mejor smartphone se convierte en un objeto inútil en la mano del usuario.

Los culpables
¿Por qué comunicarse con el celular resulta por momentos tan difícil? En diálogo con Infobae, Enrique Carrier explicó que son tres los factores que afectan a la telefonía móvil, pero "es difícil determinar la incidencia de cada uno en el problema final".

La capacidad de las redes de telefonía no da abasto para hacer frente a la alta demanda de una creciente base de smartphones con una tecnología que no se actualiza para soportar ese incremento.

Las empresas de telefonía celular prometen año tras año nuevas inversiones para mejorar las redes actuales. Pero una mirada a sus balances muestra que gran parte de ese presupuesto no se ejecuta.

Otro actor importante en el cuadro son los mismos usuarios que se oponen a la instalación de nuevas antenas, e incluso reclaman en algunas oportunidades quitar las que están en funcionamiento.

"Es algo que las operadoras reclaman a los municipios ya que deben hacerse mediante esa vía. Pero, por ejemplo, los vecinos no quieren antenas cerca de las escuelas", explicó Carrier.

La comunidad científica quedó atónita en 2011 cuando la OMS calificó como potencialmente cancerígenos a los campos electromagnéticos de las radiofrecuencias de telefonía celular. El organismo los ubicó en el mismo nivel de nocividad que la sacarina, la cafeína y el plomo.

Científicos expresaron en varias oportunidades que no existe estudio concluyente capaz de vincular a los celulares con la aparición de cáncer. E incluso recuerdan que es la misma OMS la que fija los límites de seguridad de las emisiones de radiofrecuencia.

Fuera del debate sobre los efectos sobre la salud, a nivel técnico resulta evidente que cuantas más antenas mejores son las comunicaciones. Al estar más cerca una de otra se incrementa la interconexión. Paradójicamente, cuantas menos antenas, más probables riesgos para la salud: se debe incrementar la potencia para poder interconectarlas.

El rol del Estado
Pero las compañías y los usuarios no son los únicos involucrados: el Estado es otra de las partes que juega un rol fundamental en las constantes fallas en las comunicaciones entre celulares. La sección del radioespectro dedicada a los celulares quedó obsoleta, ya que fue rebasada por las necesidades actuales. La ampliación del espectro quedó pospuesta y nunca se agregaron nuevas frecuencias.

"Desde hace 14 años se mantiene con la misma cantidad, en realidad con un 25% menos. Hay ahora 10 veces más celulares y se suman las conexiones, los números gratuitos… todas cosas que antes no existían. No en vano esta situación se da cuando empezó el boom de los smartphones", explicó Carrier.

Movistar adquirió Movicom en 2004 y tuvo que devolver 25% del espectro radioeléctrico. La licitación abierta en 2011 se canceló finalmente en 2012 y se creó Libre.ar: una empresa estatal que se dedica a alquilar ese espacio en las redes para que Pymes y cooperativas ofrezcan servicios a lo largo del país.

Se esperaba que la licitación de ese espacio tuviera a Personal, Claro, Movistar y Nextel como principales oferentes. Esas son las cuatro operadoras más importantes en la Argentina y lograr esa ampliación hubiera traído un alivio casi inmediato a los usuarios.

El 4G, a la espera
La solución inmediata de los usuarios es conectarse a redes Wi-Fi, algo que libera inmediatamente del fastidio del 3G y permite mantenerse comunicado sin problemas.

Pero la solución a la que el mundo apunta es al 4G, algo que parece muy lejano en la Argentina: "Aún ni siquiera arrancó el proceso de asignación de espectro específico" para esa tecnología, explicó Carrier.

Las operadoras de telefonía ya iniciaron pruebas, pero el despliegue de la red y la aparición en el mercado de smartphones de ese tipo "nos da una idea del tiempo que llevará hasta que podamos contar con conexiones móviles verdaderamente de alta velocidad de manera casi ubicua", remarcó Carrier.

Colombia, Brasil y México son sólo algunos de los mercados en donde el 4G comienza a expandirse. En la Argentina, el Ministerio de Planificación había anunciado que el Estado planeaba explotar esta tecnología a través de Arsat.

Esto jamás sucedió y aunque el plan se pusiera en marcha hoy mismo no habría una solución cercana para los usuarios ya que el despliegue de la red demandaría meses.

"Nada se va a solucionar de inmediato y por ello los problemas van a seguir existiendo y agravando a medida que en el mercado haya más smartphones", explicó Carrier y sentenció: "El 4G puede descomprimir, pero no hay ni fecha para licitar".