Las diferencias entre Juan Pablo II y la teología de la liberación

Los teólogos de aquella corriente vivieron "años incómodos" en el Pontificado de Karol Wojtyla, según un obispo brasileño

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(EFE)

Los teólogos de la liberación vivieron "años incómodos" en el Pontificado de Juan Pablo II, un Papa abierto al mundo pero conservador dentro de la Iglesia, dijeron miembros de la corriente, como el obispo español Pedro Casaldáliga.



"Los teólogos de la liberación fueron marginados y colocados bajo sospecha. Vivieron años muy incómodos. Sé de algunos que dejaron de publicar sus obras por temor a las reprimendas", afirmó a EFE el ahora obispo emérito de Sao Félix de Araguaia, en Brasil.



Casaldáliga, que también afrontó problemas por sus divergencias con la curia, aseguró que lo más incongruente es que Juan Pablo II fue un Papa abierto hacia afuera, que defendió la paz mundial, el diálogo entre las religiones y los derechos humanos.



"Pero frente a la Iglesia y teológicamente fue muy conservador. Su curia y su gobierno fueron muy duros y hasta injustos con los teólogos de la liberación", manifestó el obispo, quien renunció a los privilegios del cargo eclesiástico para servir a los pobres en la Amazonía.



El ex fraile franciscano y teólogo brasileño Leonardo Boff comparte esa opinión.



"Juan Pablo II tuvo un discurso hacia afuera sensible a los derechos humanos y la paz, pero dentro de la Iglesia fue conservador y alineó todas las tendencias", afirmó Boff, quien tras ser sancionado por sus ideas, renunció a los hábitos en 1992.



"El Papa creó un nuevo derecho canónigo, unificó los catecismos y reforzó enormemente el poder de la conservadora curia romana, con lo que cerró la Iglesia a cualquier cambio", agregó Boff al canal de televisión Globonews.



La Teología de la Liberación nació en 1968 en la ciudad colombiana de Medellín, durante la Conferencia Episcopal Latinoamericana, en respuesta a la grave situación de pobreza en la región y a un contexto en que los cristianos de izquierda asumieron un compromiso en las luchas de liberación.



Simultáneamente, surgió en el Vaticano un sector conservador liderado por el cardenal alemán Joseph Ratzinger y por la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la que es prefecto, que consideró el movimiento muy próximo al pensamiento marxista.



En su batalla contra las ideas surgidas en América Latina, el Vaticano obligó al sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, principal ideólogo de la teología, a "revisar y corregir" su obra.



Gutiérrez también fue vetado cuando una universidad católica quiso otorgarle un título honorario y cuando, ya vestido para la ceremonia, quiso participar en Lima en una misa concelebrada por el Papa y varios obispos y sacerdotes.



Boff, por su parte, fue convocado varias veces al Vaticano para dar satisfacción por el contenido de sus libros; sancionado con un año de silencio "obsequioso" (se le prohibió hablar y escribir sobre el asunto) en 1987; prohibido de dar aulas en 1991 y obligado a abandonar un cargo como editor de una revista.



Durante años, los obispos defensores de la Teología de la Liberación en Brasil fueron enviados a diócesis pequeñas y de poca importancia, entre ellos Aloizio Lorscheider, un prelado que llegó a ser considerado papable y terminó su carrera en Aparecida.



La archidiócesis de Sao Paulo, que era una de las mayores del mundo y estaba en manos del combativo Paulo Evaristo Arns, se dividió en cinco.



Durante una visita a Nicaragua en 1983, el Papa amonestó públicamente y con el dedo alzado al entonces ministro de Cultura, Ernesto Cardenal Martínez, porque el sacerdote de la orden trapense, que fue suspendido "a divinis", había aceptado un cargo en el Gobierno sandinista.



Los conflictos comenzaron en 1984, cuando Ratzinger publicó una instrucción vaticana que denunciaba el peligro de "desviaciones doctrinales".



Pese a que poco después se publicó otra instrucción en que se reiteró la validez de la "opción preferencial de la Iglesia por los pobres", quedó claro que el Vaticano sólo aceptaba una "teología de la liberación" libre de elementos ideológicos.



"Con 20 años de distancia, para mí las cosas están más claras ahora. El Vaticano no me golpeó pensando en mis escritos. Pensaba en lo que podía ocurrir si las ideas se expandiesen al episcopado, a las comunidades de base...", afirmó Boff.



Para Casaldáliga y Boff, la reacción obedeció a la forma en que un Papa nacido en Polonia interpretó el surgimiento de un movimiento liberación en Latinoamérica.



"Juan Pablo II siempre tuvo una teología conservadora, fue la que él estudió y propia de Polonia. Es comprensible esa posición para una persona que, por la historia de su país, siempre tuvo una obsesión anticomunista", dijo Casaldáliga.