De Calle Tacuba hasta el Munal; así lucen los lugares de la CDMX donde se grabó “007: Spectre″

La calzada México-Tacuba, reconocida por ser la calle más antigua de América, es un corredor vital que enlaza el pasado prehispánico de México con el presente urbano de su capital. Esta ruta histórica fue edificada entre 1377 y 1389 por los mexicas con el objetivo de conectar México-Tenochtitlán con el continente, facilitando así el acceso y comunicación con áreas circundantes como Tepeyac y Tlatelolco.

Inicialmente llamada Tlacopan, término náhuatl que se traduce como ‘lugar de jarillas’, esta vía se extiende desde Naucalpan hasta el Zócalo de la ciudad, abarcando aproximadamente ocho kilómetros de longitud. A lo largo de su recorrido, se divide en varios tramos, incluyendo la Ribera de San Cosme, la avenida México-Tenochtitlan, la calle de Tacuba, la avenida Hidalgo y, finalmente, la propia calzada México-Tacuba.

Actualmente, este trayecto no solo es un testigo de la rica historia prehispánica y colonial de México, sino que también alberga una diversidad de establecimientos importantes como restaurantes, escuelas y emblemáticos edificios que incluyen el Palacio Nacional, el Palacio Postal y el Palacio de Minería.

Por ello, a la metrópoli se le atribuye el apelativo de ‘Ciudad de los Palacios’. Entre sus joyas se destaca el Café de Tacuba, fundado en 1912, ofreciendo un espacio de convivencia histórica y cultural. Adicionalmente, la Alameda Central, situada en las cercanías, es destacada por ser el primer parque público del continente americano.

La zona es también cuna de relevantes espacios culturales como el Museo Franz Mayer y el Museo Nacional de Arte; este último se erigió sobre lo que una vez fue el hospital de San Andrés, marcado por la historia al ser el lugar donde se embalsamó por segunda ocasión el cadáver de Maximiliano de Habsburgo en 1867.

Este corredor histórico no solo conecta diversos puntos de interés cultural y arquitectónico, sino que también sirve como un puente viviente entre las raíces prehispánicas y la modernidad de la Ciudad de México, haciendo de la calzada México-Tacuba un eje indispensable para entender la evolución urbana y sociocultural de la capital del país.

La influencia de James Bond en México ha sido notable, especialmente tras el estreno de “Spectre” en 2015, película de la saga que incluye escenas filmadas en la Ciudad de México. Este evento representó un impulso significativo para el turismo, ya que destacó lugares icónicos como el Zócalo y la avenida Paseo de la Reforma.

La inclusión de la celebración del Día de Muertos en la trama, aunque con una representación más espectacular que la tradicional, atrajo la atención internacional hacia esta festividad mexicana, incrementando el interés por la cultura y tradiciones del país. Asimismo, la producción de este filme generó un impacto económico positivo, involucrando a numerosos extras locales, técnicos y artistas en la realización de las escenas.

Además de los aspectos económicos y culturales, James Bond ha influido en la percepción de México como una locación cinematográfica atractiva, capaz de albergar producciones de gran envergadura. Esto ha contribuido al desarrollo de infraestructuras locales y a la promoción del país en el ámbito internacional como un destino versátil para la industria del entretenimiento.

La saga, a través de “Spectre”, no solo ha beneficiado la visibilidad global de México, sino que también ha reforzado el interés por la cinematografía y por la participación en producciones internacionales entre los profesionales mexicanos del sector.

En la icónica secuencia de apertura de Spectre, la película de James Bond protagonizada por Daniel Craig, se destaca una impresionante persecución a lo largo de notables ubicaciones del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Los vibrantes escenarios elegidos incluyen la azotea de la Casona de Xicotencátl, antes sede del Senado, la calle de Tacuba, el Museo Nacional de Arte y el Palacio de Minería.

La apoteosis de esta secuencia se vive en una espectacular pelea en helicóptero sobre el Zócalo de la capital, ofreciendo vistas majestuosas de la Catedral y el Palacio Nacional.

El recorrido cinematográfico inicia en un lugar emblemático, la Casona de Xicotencátl, evocando la riqueza cultural e histórica de la metrópoli. Al avanzar por Tacuba, la filmación rinde homenaje a la arquitectura y vida urbana de la CDMX, captando además la esencia de sus cafés y joyas arquitectónicas.

Estos elementos no solo enriquecen la narrativa de Spectre, sino que también proyectan al mundo entero la diversidad y belleza intrínsecas de la capital mexicana.

La elección de estos puntos icónicos para la secuencia no fue casualidad, sino un meticuloso diseño para destacar la fusión entre la acción desenfrenada de 007 y la majestuosidad cultural de la Ciudad de México.

La batalla final entre Craig y Alessandro Cremona (Marco Sciarra) sobre el helicóptero añade un nivel adicional de emoción al ya vibrante inicio de la cinta. Esta decisión narrativa y estilística no solo sirvió para enganchar al espectador desde los primeros minutos, sino también para rendir un homenaje visual a una de las ciudades más grandes y complejas del mundo.

La filmación de Spectre en el corazón de la CDMX es testimonio de cómo la ciudad puede servir de telón de fondo para historias de alcance global, resaltando su patrimonio arquitectónico, cultural y social. Además, refleja el creciente interés de producciones internacionales por capturar la esencia de locaciones únicas fuera de los escenarios tradicionales de Hollywood.