¿Quién secó la Laguna de Zumpango?

OPINIÓN* I En este contexto desolador, los vasos reguladores de agua en México, alguna vez representantes de esperanza, se han convertido hoy en día en un símbolo de la desesperación y el fracaso de nuestras políticas de conservación

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Ramiro López Aguirre, vicepresidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, “Agua en México”
Ramiro López Aguirre, vicepresidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, “Agua en México”

La Laguna de Zumpango era un cuerpo de agua artificial, comúnmente llamado vaso regulador, que empezó a conformarse desde la época de la Colonia, como un espacio para desaguar el exceso de agua en el Valle de México. Durante siglos fue cobrando forma e importancia y llegó a tener una extensión de 1,853 hectáreas y una capacidad de más de 100 millones de metros cúbicos de agua, es decir, tenía agua suficiente para llenar el Estadio Azteca, en su totalidad, más de 60 veces.

Hoy, la Laguna de Zumpango, en el Estado de México, alguna vez refugio para la biodiversidad; casa temporal de decenas de especies de aves migratorias; reabastecedora de mantos acuíferos, y un recurso vital y económico para las comunidades circundantes, está seca.

Así como varias generaciones de mexicanos crearon artificialmente un cuerpo de agua que dotó de recursos y diversidad a la zona, una decisión humana acabó, en tiempo récord, con toda esa vida, dejando en su lugar un triste recordatorio de los efectos devastadores de la falta de planeación y la sobreexplotación.

Fuentes de la Secretaría de la Defensa Nacional, consultadas por esta columna y quienes solicitaron el anonimato, afirmaron que el Gobierno Federal instruyó directamente cerrar las válvulas y así evitar que el agua proveniente de Teoloyucan ingresara a la Laguna. Como resultado de este hecho la Laguna se secó. ¿Cuál fue el motivo para ejercer esa acción?, evitar que las aves migratorias comprometieran las operaciones del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

Los periodos de sequía en México han dejado inestabilidad económica y afectó a la seguridad alimentaria a nivel nacional. (AP Foto/Marco Ugarte).
Los periodos de sequía en México han dejado inestabilidad económica y afectó a la seguridad alimentaria a nivel nacional. (AP Foto/Marco Ugarte).

En México estamos en una muy grave crisis de agua que tiene a varias ciudades y a los millones de habitantes de las mismas al borde del Día Cero, es decir, a punto de quedarse sin una gota de agua. Sin embargo, las prioridades de este Gobierno fueron tratar de echar a andar una obra que careció desde un inicio de estudios de impacto ambiental.

No hubo la planificación adecuada para disminuir las repercusiones que traería el exponencial crecimiento de infraestructura vial, comercial y habitacional, así como la consecuente contaminación que desencadenaría el AIFA.

Fuentes municipales alertaron a esta columna acerca de la sobreexplotación de decenas de pozos de agua alrededor de la Laguna. La extracción indiscriminada de agua subterránea ha disminuido el nivel freático. Las propias fuentes aseguran que cada vez son más profundos los pozos para encontrar el líquido, llegando a tener que perforar hasta 400 metros.

De acuerdo con los informantes, la mayoría del agua extraída a través de dichos pozos sale del Municipio. Esto compromete el tener agua suficiente para actividades primarias como agricultura y ganadería, así como para abastecer a las poblaciones cercanas como Zumpango, Teoloyucan o Tecámac, entre otras.

Miles de familias dependían directamente del lago
Foto: Cuartoscuro
Miles de familias dependían directamente del lago Foto: Cuartoscuro

Desgraciadamente, este no es un caso aislado. Otros cuerpos de agua en todo el país enfrentan desafíos similares, con consecuencias devastadoras para los ecosistemas acuáticos y las comunidades que dependen de ellos. Desde el Lago de Chapala hasta la Laguna de Cuitzeo, la historia se repite una y otra vez, con la pérdida irreversible de valiosos recursos naturales e hídricos.

En este contexto desolador, los vasos reguladores de agua en México, alguna vez representantes de esperanza, se han convertido hoy en día en un símbolo de la desesperación y el fracaso de nuestras políticas de conservación. La pérdida de la Laguna de Zumpango es un recordatorio de la fragilidad de nuestros recursos hídricos y la urgencia de actuar para protegerlos.

Es hora de abandonar la complacencia y tomar medidas concretas para revertir el daño que hemos causado. Sólo a través de un compromiso con la conservación y la gestión sostenible del agua podemos esperar restaurar la salud y la vitalidad de nuestros preciados cuerpos de agua.

*OPINIÓN I Lo escrito en esta columna es a título personal de quien fa lirma y no refleja necesariamente la línea editorial de Infobae, respetando la libertad de expresión.