Cuando Hernán Cortés comenzó a ganar poder en territorio mexicano, conoció a La Malinche, a quien se convirtió en su intérprete ya que era una mujer que aprendió a hablar y a entender el español además del náhuatl. Los beneficios que tenía con Malintzin a su lado lo llevó a no separarse de ella y considerarla como una más de sus mujeres.
Se conocieron en 1519, cuando un grupo de mayas entregó a la joven al conquistador, ella no iba sola, sino que la acompañaban otras 19 mujeres, que era una forma de darle la bienvenida al hombre de origen español.
Existen versiones que mencionan que Hernán vio a Malintzin como una mujer especial por su belleza, mientras que otros apuntan a que en realidad la consideraba una persona inteligente y, por tanto, útil para sus fines.
Fueron inseparables, tuvieron un hijo juntos y vivieron bajo el mismo techo por años, para este propósito, Cortés mandó edificar una casa para La Malinche en Coyoacán, uno de los lugares favoritos del español.
Supuestamente, la casa fue construida con el propósito de que sólo Marina -el nombre que después adoptó La Malinche- habitara ahí, por lo que habría sido pintada a gusto de ella y sería la más antigua de Coyoacán.
Hoy se llama la Casa Colorada y lo único que se mantiene como el día de su construcción sería la fachada, pues ha sido remodelada por dentro ya que es propiedad privada.
Esta casa cuenta con varias habitaciones, sala, comedor y demás detalles que corresponden a una construcción de la época virreinal ya que, en realidad, no habría sido construida cuando Hernán o Malintzin estaban vivos.
La parte más antigua de esta casa habría sido erigida en el siglo XVII y, según reportes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), esta área fue hecha de losas de basalto negro, la fachada original era de tezontle rojo, que le otorgó el color.
La parte más alta de la construcción está cubierta de pedacería de tezontle rojo tallado, el cual pudo haber sido sacado de escombros, según los análisis del Instituto. Esta parte después fue cubierta con argamasa.
De esta zona de la casa, habría una parte que conserva su decoración original, que era de ajaracas.
Dentro, sólo había unas cuantas habitaciones y una caballeriza, pero no era una casa pequeña ya que justo al lado está la Plaza de la Conchita, la cual Hernán Cortés también mandó erigir para Marina, ahí mismo también se encuentra la Capilla de la Concepción, popularmente llamada de la Conchita.
Ambas propiedades habrían sido para uso de La Malinche. Por años se dijo que el conquistador y su amante habrían vivido por al menos un año en la Casa Colorada y habrían caminado por el parque y la iglesia de la Conchita juntos, pero gracias a los estudios que se han hecho, se comprobó que posiblemente no vivieron ahí por las fechas en las que fue construida la casa, aunque sí pudo ser hecha por mandato del español.
Para el año 1755, según el INAH, en esta vivienda fue instalado el obraje de hilados y tejidos que se llamaba La Concepción.
Después, debido al mal estado de la cárcel y las Casas Reales de la villa, tuvieron que usar edificios de Coyoacán para mantener presos a los criminales, por lo que la Casa de La Malinche pudo haber sido utilizada como extensión de la prisión, esto explica las dos grandes ventanas exteriores estén fuertemente enrejadas, así como una al interior en la segunda planta. En cuanto a su famoso color, fue Cecilio O’Gorman el responsable de pintarla con acuarela a principios del siglo XX.
La casa pasó por una extensa remodelación exterior en 1974, por lo que su fachada es la original; se cambiaron algunos detalles de las ventanas y puertas. Años después, se volvieron a modificar algunas cosas para restaurarla.
Hoy, el INAH la tiene catalogada como un monumento histórico de estructura prehispánica.