Estos son los peligros de la comida procesada para el cerebro, según un reciente estudio

Un análisis de la revista científica Nutrients destacó que, dentro de los efectos adversos de las dietas basadas en procesados, la salud cerebral y el bienestar mental estarían comprometidos

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Los alimentos guardan relación con la salud del cerebro, a través del rol neurotransmisor del enitestino - crédito imagen ilustrativa Infobae (IA)
Los alimentos guardan relación con la salud del cerebro, a través del rol neurotransmisor del enitestino - crédito imagen ilustrativa Infobae (IA)

Pese a que el consumo de alimentos que han sido alterados industrialmente a partir de su estado inicial hace parte de la cotidianidad de la mayoría de personas en el planeta, cada vez son más las voces de alerta que apuntan a los potenciales riesgos que el consumo de comida procesada trae sobre la salud, incluída la mental.

Uno de ellos es el creciente peligro del desarrollo de enfermedades como depresión y ansiedad. Son varios los análisis al respecto. Uno de ellos, Ultra-Processed Food Consumption and Depressive Symptoms in a Mediterranean Cohort (Consumo de alimentos ultraprocesados y síntomas depresivos en una cohorte mediterrénea) publicado en la prestigiosa revista Nutrients, destacó que aquellos individuos de una muestra en de residentes de la región, cuya dieta incluye una cantidad significativa de estos productos tienen hasta un 44% más de probabilidades de caer en cuadros depresivos y un 48% más en presentar síntomas de ansiedad.

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Estos alimentos, que incluyen desde bebidas gaseosas y frituras hasta comidas congeladas y embutidos, son consumidos por su conveniencia, pero esconden riesgos poco conocidos para la salud mental.

Otro muestreo de una investigación de la misma revista siguió a 10.775 personas en Brasil, quienes consumiendo sólo un 20% de sus calorías diarias de alimentos procesados mostraron un deterioro cognitivo un 28% más rápido que aquellos que optaban por dietas menos procesadas. Así, se evidencia no solo cómo la calidad de los alimentos que ingerimos afecta nuestra salud física sino también nuestras capacidades mentales.

Dentro de toda la robusta investigación, un análisis más titulado como Ultra-Processed Foods, Diet Quality and Human Health (Alimentos ultraprocesados, calidad de la dieta y salud humana) evidenció las alteraciones del metabolismo que este tipo de consumibles imprime en órganos relevantes para la salud del cerebro, como el intestino. Además, contempló otros factores que rodean las afectaciones a los hábitos necesarios para un cerebro sano, con respecto la ingesta de UPFs (Ultra Processed Foods), o alimentos ultraprocesados.

Indicó el documento que “aunque no se cuantifica específicamente la ingesta de UPF, el estudio demostró que los individuos que consumían un patrón dietético de “alimentos procesados”, caracterizados por un elevado consumo de postres azucarados, fritos, carne procesada, cereales refinados y productos lácteos ricos en grasa tenían más síntomas depresivos en comparación con los que consumían menos”.

Los alimentos procesados tienen una alta incedencia en el desarrollo de enfermedades mentales - crédito imagen ilustrativa de Infobae
Los alimentos procesados tienen una alta incedencia en el desarrollo de enfermedades mentales - crédito imagen ilustrativa de Infobae

Agregó que “asociaciones similares en otras cohortes, en una muestra de casi 3.000 adolescentes brasileños, el mayor consumo de UPF se asoció con mayores tasas de síntomas de interiorización, como depresión y ansiedad. Además, datos de la Encuesta de Salud Escolar en Adolescentes, que incluyó a casi 100.000 adolescentes mostraron que el consumo diario de UPF y los comportamientos sedentarios se asociaban con mayores probabilidades de sufrir trastornos del sueño inducidos por la ansiedad, que estaban mediados por la soledad y comer mientras se ve la televisión o se estudia”.

El intestino, un “segundo cerebro”

Aunque sea complicado de creer, el cuerpo es una máquina que funciona orgánicamente a la perfección, con una coordinación que sorprende. Por ejemplo, es cada vez mayor la incidencia de evidencia medica que afirma que el intestino guarda una estrecha relación con varias funciones mentales.

El mencionado análisis determinó, a partir de una observación en roedores, que “al final del experimento, evaluamos la morfología del colon, la composición de la microbiota intestinal, los ácidos grasos intestinales, la integridad de la barrera intestinal y la barrera hematoencefálica (BHE), y los marcadores de neuroplasticidad en la corteza cerebral y el hipocampo. Las ratas obesas mostraron disbiosis, cambios morfológicos, reducción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y aumento de ácidos grasos saturados en el colon”, en relación a la asociación de los efectos en el cerebro y en el colon.

Microbiota intestinal, uno de los agentes más importantes en la salud mental - crédito Getty
Microbiota intestinal, uno de los agentes más importantes en la salud mental - crédito Getty

Los órganos digestivos, en los que está la microbiota - que contiene un alto número de neuronas y es una “sucursal” del sistema nervioso, con casi un 70% de células del sistema inmune, como señaló un artículo de la BBC- están siendo especialmente afectados por el consumo habitual de estos productos. “No se encuentran alimentos ricos en azúcar y grasa a la vez. Ese es el sello distintivo de los alimentos ultraprocesados”, explicó Ashley Gearhardt, profesora de psicología de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, citada por el portal informativo Portafolio.

Además, ciertos aditivos y edulcorantes presentes en estos alimentos pueden interferir con la liberación de serotonina y dopamina, neurotransmisores clave para el bienestar emocional, que también se generan en el intestino.

Por su parte, una publicación de la BBC indicó que el papel del sistema nervioso entérico (SNE), una extensión del sistema nervioso autónomo que gobierna el funcionamiento del aparato digestivo, es fundamental para entender la autonomía del intestino. La doctora Meghan Rossi, investigadora australiana, enfatizó que el SNE tiene sus propios circuitos neuronales y se comunica con el sistema nervioso central a través de los sistemas simpático y parasimpático, lo que subraya la importancia de un intestino sano para mantener una buena inmunidad y salud general. Además, el impacto de la dieta en la diversidad del microbioma intestinal es crucial, ya que diferentes microbios prosperan con diferentes alimentos, reforzando la necesidad de una dieta variada para promover un microbioma intestinal sano.

El consumo de frutas sí puede disminuir la incidencia de enfermedades mentales, según análisis - crédito Kai Försterling/EFE
El consumo de frutas sí puede disminuir la incidencia de enfermedades mentales, según análisis - crédito Kai Försterling/EFE

Por eso, una de las conclusiones de la revista investigativa Nutrients, es que se deben incluir más alimentos naturales como frutas. “Además de la salud física, el consumo adecuado de frutas y sus biocomponentes también parece mejorar la salud mental. Esto puede deberse al papel de los nutrientes esenciales que aportan los alimentos sanos (es decir, las frutas) en la formación de neurotransmisores”.

El análisis no se limita a las consecuencias en la salud mental, sino que también aborda cómo estos alimentos contribuyen a enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y las cardiopatías. La investigación de llevada a cabo por Melisa M. Lane, sugiere que, aunque la relación exacta entre la ingesta de alimentos ultraprocesados y la depresión aún no se comprende completamente, “las pruebas realizadas en esta investigación se inclinan a la idea de que consumir grandes cantidades de este tipo de alimentos aumenta el riesgo de aparición de depresión en un futuro cercano”.

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