Daniel Camargo “El sádico del Charquito”: la historia del asesino y violador de más de 150 menores que fue acribillado en la cárcel

Su rastro no solo marcó la historia de Colombia, sino también del Ecuador, país en donde también arremetió contra decenas de niñas para violarlas y asesinarlas mediante estrangulamiento

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Daniel Camargo Barbosa fue apodado como "El monstruo del charquito" por violar y estrangular a más de 170 niñas de entre 10 y 14 años en Colombia y Ecuador - crédito archivo Infobae Colombia.
Daniel Camargo Barbosa fue apodado como "El monstruo del charquito" por violar y estrangular a más de 170 niñas de entre 10 y 14 años en Colombia y Ecuador - crédito archivo Infobae Colombia.

El registro macabro en Colombia ha sido testigo a lo largo de su historia de la presencia de asesinos en serie, violadores, terroristas y otros delincuentes. Sin embargo, en ocasiones, algunas de las cualidades mencionadas se unen en un solo personaje, como es el caso de Daniel Camargo Barbosa.

Este criminal es conocido en el mundo del crimen por varios sobrenombres, tales como El sádico del Charquito, Asesino de Vírgenes, El Monstruo de los Manglares, entre otros apodos relacionados con sus acciones delictivas. Estas circunstancias lo han comparado en ciertos aspectos con Luis Alfredo Garavito, conocido como La Bestia.

Daniel Camargo Barbosa nació en el municipio de La Mesa, Cundinamarca en 1930 y se crio en un hogar fragmentado, colmado de traumas y situaciones que lo expusieron a un mundo difícil. Perdió su madre a temprana edad y luego sufrió diversos maltratos por parte de su madrastra. Se presume que la nueva esposa de su padre tenía un rechazo marcado hacia los niños, pues siempre había añorado tener una hija, situación que la llevó a vestir de mujer a Camargo y a exponerlo así ante sus compañeros de colegio.

Los problemas económicos en su familia lo llevaron a trabajar desde joven, pues su núcleo estaba limitado por la falta de ingresos en casa. Existen datos que aportan cualidades de su proyección académica, pues se presume que Camargo era un alumno aplicado y esto le había permitido destacarse dentro de su colegio en Bogotá, sin embargo, tuvo que abandonar la academia por la coyuntura mencionada anteriormente.

Estuvo casado con una mujer identificada como Alcira Castillo, no obstante, el idilio de amor se vio truncado por la infidelidad, pues la mujer le habría sido infiel al hombre, llenándolo de resentimiento por el género opuesto. La muerte de su madre, los oprobios de su madrastra y la decepción amorosa sufrida lo motivaron a arremeter de manera brutal contra sus víctimas, quienes eran mujeres de una edad no mayor a 15 años.

La definición de El sádico del Charquito tiene dirección directa con el sector en donde empezó a cometer sus crímenes, pues fue la vereda El Charquito, Soacha, en donde inició su seguidilla de violaciones y asesinatos en contra de menores. Esteban Cruz escribió el libro Los Monstruos en Colombia sí existen, obra en la que explica parte del modus operandi de Camargo.

Según Cruz, Daniel Camargo Barbosa se reunía con su pareja y, mediante una trama de engaños, drogaba y retenía a las menores para luego llevarlas a su casa y abusar de ellas. Luego de que las víctimas recobraban la conciencia, terminaba estrangulándolas y finalmente las arrojaba en parajes solitarios. Cundinamarca y Barranquilla fueron las zonas en donde mayores actos de este tipo cometió, en donde incluso se cambió el nombre a Manuel Solís Bulgarín.

En la capital del Atlántico fue aprehendido el 3 de mayo de 1974, mientras estaba enterrando a una menor de nueve años, quien había sido víctima del macabro asesino. Las autoridades lo capturaron y fue sentenciado a pagar una condena de 25 años de prisión en medio del mar, pues en aquel entonces aún operaba la cárcel de la Isla Gorgona.

El país descansó tras conocerse su captura, pero en 1984 las portadas de los periódicos dieron a conocer la fuga del Monstruo del Charquito, quien construyó una canoa en madera y la lanzó a las oscuras aguas del Pacífico. Los días pasaron y no hubo reporte de este. En tierra, muchos celebraron lo que se presumía como la muerte del asesino, quien supuestamente había sido devorado por los tiburones.

Camargo aseguraba que prefería que sus víctimas fueran virgenes para verlas llorar, pues disfrutaba esto. Así mismo, muchas de las mujeres fueron apuñaladas y el asesino les sacaba el corazón, asegurando que era “el órgano del amor”.

Luego de 1984, las autoridades en Ecuador empezaron a reportar una serie de víctimas en dicho país, niñas de no más de 15 años que aparecían en medio de la nada y con notorias muestras de abuso y violencia, tal como había sucedido hacía algunos años en Colombia. Fue en ese momento en el que se confirmó que Daniel Camargo Barbosa estaba vivo y ahora avanzaba en territorio ecuatoriano, siendo Guayaquil su centro del delito.

En 1986 fue capturado nuevamente, pero en Ecuador, en donde fue sentenciado a 16 años de prisión por el asesinato de la niña Elizabeth Telpes de ocho años. En este país se contabilizaron más de 70 víctimas tras el accionar de Camargo, siendo catalogado como un delincuente sistemático.

Durante varios años purgó su pena en el vecino país y aunque se salvó de los tiburones en el Pacífico, la venganza llegó a su celda, pues según cuenta Cruz en su libro, al lugar llegó Giovanny Arcesio Noguera Jaramillo, otro preso que era el sobrino de una de víctimas de Daniel Camargo. En la prisión, Noguera arremetió contra el violador con ocho puñaladas y, aunque intentó decapitarlo, no lo logró y terminó cortándole una oreja hasta verlo morir en una larga agonía.