Los desafíos de la desigualdad ante la Alianza del Pacífico y la OCDE

Por Ernesto Mattos

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Del eje constructivo de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) + PetroCaribe, el Sistema Único de Compensación Reciproca (Sucre) y el Banco del Sur, que tuvieron-tienen como objetivo una armonización y una integración de la región, se comenzó, en el caso argentino, a pasar a un esquema de integración extrarregional en dos espacios, económico y político, como son la Alianza del Pacífico y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ambos bajo la influencia de Estados Unidos. Por lo tanto, surgen diversos interrogantes: ¿Será el camino de los acuerdos de libre comercio la solución a los problemas sociales estructurales de las economías latinoamericanas? ¿Qué país de la periferia consiguió los niveles sociales aceptables y comparables a los países centrales profundizando tratados de libre comercio (TLC)?

¿Pero qué es un tratado de libre comercio? Un TLC se propone la ampliación de mercado de los participantes mediante la eliminación de los derechos arancelarios y las cargas que afecten a las exportaciones y las importaciones. Asimismo busca la eliminación de las barreras no arancelarias, la liberalización en materia comercial y de subsidios a las exportaciones agrícolas, la reestructuración de las reglas y los procedimientos aduaneros para agilizar el paso de las mercancías y unificar las normas fitosanitarias y de otra índole. Sin embargo, otro punto del esquema Alianza del Pacífico (AP) es el Mercado de Integración Latinoamericano (MILA).

Ambos espacios serían de interés para el actual Gobierno de Mauricio Macri, que asistió con el estatus de observador a la reunión en Chile, donde se conoció la Declaración de Puerto Varas. El punto ocho del documento dice: "Nuestro beneplácito por la incorporación de Argentina, Egipto, Eslovaquia, Noruega, República Checa, Rumania, Ucrania como nuevos Estados observadores en la XV reunión del Consejo de Ministros, el 8 de junio de 2016, y la participación de los 49 Estados observadores de la Alianza del Pacífico en el Encuentro Ministerial, celebrado el 29 de junio de 2016, que fortalece la proyección de este mecanismo a nivel global". En el documento "Lineamientos para países observadores" se aclara que el Estado observador "deberá compartir los principios y los objetivos establecidos en el Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico". Los objetivos del acuerdo marco, con los que la Argentina estaría en sintonía, son: "2.a) Liberalizar el intercambio comercial de bienes y servicios, con miras a consolidar una zona de libre comercio entre las partes; b) Avanzar hacia la libre circulación de capitales y la promoción de las inversiones entre las partes". De lo que surge: ¿Cómo afectará esto a las relaciones comerciales en el Mercosur? Aún no lo sabemos. No obstante, retomemos la declaración de Puerto Varas, que dice, en el punto 11: "Seguir con atención, con su calidad de Estado observador, el proceso que se lleve a cabo en el Reino Unido en su relación económica-comercial con la Unión Europea, y ratificar el interés de la Alianza del Pacífico de potenciar su relación con ese país".

Entonces, la Argentina está de acuerdo con los principios de la AP, por ello ha sido incorporada como Ucrania. ¿Pero eso implica además que como espacio continuará la estrategia de Estados Unidos para cercar a China y Rusia? No lo sabemos. La estrategia es la que Barack Obama explicó en su discurso ante la Unión, en enero de 2016. Un segundo objetivo es que se profundizarán las relaciones económicas con el Reino Unido, en un contexto de no regulación económica.

El otro espacio de interés para el Gobierno argentino es la OCDE. Según la periodista y politóloga Cecilia Llana, este "club capitalista y liberal" se fundó sobre la base de la Organización para la Cooperación Económica Europea (OCEE), establecida en 1948 para canalizar la ayuda económica de Estados Unidos, el Plan Marshall. La naciente OCEE abrió entonces un camino de interdependencia entre los Estados del Atlántico, preparó el terreno para una nueva era de cooperación europea y, principalmente, para la proyección internacional de Estados Unidos, la potencia ascendente de la posguerra. En ese contexto, dieciocho países europeos, más Estados Unidos y Canadá, firmaron la creación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que entró en vigencia en 1961. Tres años más tarde, en 1964, adhería Japón, que bajo el liderazgo de Estados Unidos participaba así del nuevo balance del poder mundial.

Para este selecto grupo, como el foro de Davos, el núcleo ideológico se asienta en la economía de mercado y la democracia liberal. Los únicos países latinoamericanos que están en este club son México y Chile, y a su vez son los países con mayor desigualdad, medido por el Gini (ver imagen). La Argentina, entre 2003 y 2015, logró reducir el Gini a 0,364 (2015), cuando estuvo en 0,530 en 2003, pico histórico. ¿Ingresar en estos espacios de economías de mercado y democracia liberal será la solución para la inflación, la falta de inversión interna, para disminuir —aún más— la desigualdad del ingreso y los niveles de pobreza?

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@mattosernesto

 

El autor es economista del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación. Docente e investigador de la UBA.