Creyó que su amigo era infalible en los dardos y terminó mal

Dos jóvenes británicos hicieron una apuesta peligrosa: uno aseguró que podría acertarle al blanco aunque el otro pusiera dos de sus dedos en el centro. Se equivocó. IMÁGENES SENSIBLES

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"¡Dios, Dios! Steve, pedazos de m… ¡Imbécil!". El joven no podía contener los insultos ni los gritos de dolor. Su amigo acababa de atravesarle un dedo con un dardo.

Todo había empezado como una inútil apuesta. Steve, el tirador, se jactó de tener una puntería perfecta, y el otro lo desafió a acertar el dardo en el blanco, poniendo sus dedos "en V" alrededor del centro. Fue una mala idea.

Al retirar el dardo, el herido vio que tenía dos orificios, uno de entrada y otro de salida. De ambos salía abundante sangre. Sin embargo, se lo tomó con bastante humor.

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