Francia, aturdida y sin respuesta efectiva frente al terror que se repite

Por Oriane Fléchaire

Guardar
La masacre de Niza dejó
La masacre de Niza dejó un tendal de cuerpos sobre la costanera de esa ciudad balnearia (Reuters)

Mohamed Lahouaiej Bouhlel eligió una ciudad caminada por franceses y turistas de todo el mundo, Niza. Decidió un lugar preciso donde ver y ser visto, la Promenade des Anglais, y un día, no cualquier día, el de la Fiesta Nacional. Para quien se crió en el país galo, el 14 de julio son recuerdos felices de baile popular y fuegos artificiales, en una noche de verano. Cuando Bouhlel embistió contra la gente que deambulaba frente al mar, el terror irrumpió en la memoria colectiva.

Al volante de un camión frigorífico, el hombre de 31 años -nacido en Túnez y residente de Niza, en proceso de divorcio de su esposa, la madre de sus tres niños- mató a 84 personas, entre ellas 10 menores, e hirió a otras 200. Este nuevo ataque, el tercero de magnitud en un año y medio, acorrala a los franceses y sus líderes en las formas de luchar contra el terrorismo.

La respuesta militar, primero que todo

El pasado jueves, François Hollande habló dos veces por televisión: al mediodía para la tradicional entrevista del 14 de julio al Presidente, y a la noche, después del ataque. Y si éste segundo discurso sonó familiar fue porque las medidas anunciadas son las mismas que se encuentran en vigencia.

El mandatario comunicó la decisión de "reforzar la acción en Irak y en Siria", donde el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) se hizo de amplios territorios. En la víspera, Hollande ya había informado el envío de soldados adicionales a Irak para tareas de asesoramiento y el despliegue del portaaviones Charles de Gaulle.

Jean-Pierre Filiu es profesor en historia de Medio Oriente en la prestigiosa escuela de ciencias políticas en París, Sciences-Po. En una entrevista con el diario La Croix este 15 de julio, el universitario dijo: "Las victorias logradas por la coalición fueron a un costo muy alto para la población sunita. Agravaron su resentimiento y su alienación, que son un terreno fértil donde el Estado Islámico busca reclutar. No solamente no hay retroceso estratégico de Daesh (acrónimo árabe del Estado Islámico), pero además esas victorias son en gran parte contraproducentes".

Diez meses después del atentado de Al Qaeda contra el satírico Charlie Hebdo, 130 personas fueron asesinadas en una serie de ataques coordinados de ISIS en Paris y Saint-Denis. Ocho meses después, otras 84 murieron en Niza. El saldo de víctimas hace tambalear la convicción que expresó este sábado el primer ministro francés, Manuel Valls, de que la lucha contra el terrorismo en territorio propio se gana con batallas en territorios ajenos.

El presidente francés extendió el
El presidente francés extendió el estado de emergencia por tres meses (AFP)

El estado de emergencia permanente

Otra de las medidas es el estado de emergencia. El 14 de julio, el mismo Presidente que confirmó en su primera declaración el fin del decreto para unos días más tarde, anunció por la noche que finalmente sería prolongado tres meses más.

En su editorial del 15 de julio, el número dos del diario francés Libération, Johan Hufnagel, se despachó: "Si tal como lo asegura el poder Ejecutivo, estamos en guerra, entonces el nervio de la guerra es (…) un diagnóstico sin concesión de nuestros fracasos y victorias. El ministro del Interior, el primer ministro y el jefe de Estado nos deben coherencia y verdad. No palabras y conceptos vacíos de sentido".

El estado de emergencia está destinado a enfrentar un peligro inminente y viene acompañado de una batería de restricciones a las libertades individuales. Su permanencia en el tiempo, en contradicción con su esencia de carácter excepcional, hace peligrar derechos fundamentales y pone en cuestión la forma en que el poder político actúa frente a la amenaza terrorista. Pero si la emergencia no es la respuesta ¿cuál lo será?

Además, Hufnagel escribió: "La subasta e histeria demagoga y de ultra-seguridad no favorece a nadie: desacredita a aquellos que abusan de ello y no esconde la impotencia".

La masacre de Charlie Hebdo,
La masacre de Charlie Hebdo, en enero de 2015, inauguró una seguidilla de terror

Las nuevas modalidades del yihadismo

El ataque del jueves es un nuevo ejemplo de que los yihadistas ya no pasan de forma sistemática por el proceso de radicalización que regía en la década del 90. Lejos de la manera en que Bin Laden ideó y llevó a cabo los atentados del 11 de septiembre de 2001, los actos terroristas de hoy apelan a la creatividad y la capacidad de iniciativa de los kamikazes, sin importar las modalidades.

"Golpea su cabeza con una roca, o mátalo con un cuchillo, o atropéllalo con tu coche, o empújalo desde un lugar elevado, o asfíxialo, o envenénalo", fue el llamamiento del Estado Islámico, que tiene el objetivo puesto en que cualquiera pueda reivindicar su bandera y ganar, de esa manera, nuevas cuotas de poder en el mercado del terror.

"Ese terrorismo no lo entendió todavía el poder político, sea cual fuera el partido", dijo Gilles Kepel, politólogo francés, especialista del islam y el mundo árabe contemporáneo. Consultado por la emisora RTL sobre el desafío que supone esa mutación del yihadismo para los servicios de Inteligencia, el experto dijo: "No es el punto. Pueden pensar en cómo organizarse. Se puede prolongar o acortar el estado de emergencia. Las fuerzas de seguridad, ellas, ya están desgastadas (…). El objeto de la reflexión hoy tiene que estar puesto en la movilización de la sociedad".

La sala Bataclan, epicentro de
La sala Bataclan, epicentro de los atentados terroristas de noviembre de 2015 en París