Hace apenas una semana, Sharon Glidden tuvo la revelación más increíble en su casa de Henryetta, Oklahoma. Con 52 años quedó atónita cuando su tía le confirmó lo que jamás había sospechado: era adoptada. Sus padres, Theodore Hotaling y Edna Gallo, nunca le habían querido contar la verdad y se llevaron a la tumba el máximo secreto de sus vidas.
Casada y con dos hijas, Sharon sentía que tenía una familia muy pequeña tras la muerte de sus padres en 2007 y 2011. Fue por eso que comenzó a hacer averiguaciones para conocer si algún otro pariente estaba en los Estados Unidos. Recurrió a Ancestry.com, un sitio dedicado a cruzar datos de ADN para lograr reunir lazos que quizás permanezcan ocultos.
Días después tenía respuestas concluyentes. Los datos genéticos le confirmaban que tenía una hermana de su padre a quien no conocía y una madre que a su vez tenía dos hijas. Llamó a su tía en Nueva York, quien le dijo lo que en pocos minutos sospechó al recibir los resultados: "Sí, querida, fuiste adoptada".
Lo primero que pensó Sharon fue buscar en Facebook el nombre que le habían dado en Ancestry. Tipeó "D-O-N-N-A P-A-V-E-Y" y esperó los resultados. "Donna Pavey de Kingsland, Texas". Subió a su furgoneta y condujo las seis horas que separaban su hogar del de su madre biológica a quien vería por primera vez.
El eterno abrazo que las unió entre lágrimas fue el segundo que se dieron en 52 años, cuando Donna debió abandonarla por presión de sus padres. Era adolescente y no querían afrontar la vergüenza que un embarazo tan temprano le significaría a la familia. Era 1965. "¡Te amo!", grita su madre en un largo llanto. "¡Mis ojos, mi boca!", responde Sharon al observarla de cerca y comparar la similitud entre ambos.
"Desde el tiempo que la concebí que la quise. Recé y recé y tan pronto como vi las fotografías de la madre adoptiva dije: 'Gracias, Dios, por cuidar de mi bebé'", contó Donna a la cadena ABC News. "Mis padres adoptivos tuvieron como misión en su vida, hacerme sentir amada. Fui una niña feliz y acepté lo que me decían", explicó Sharon, quien no los culpa por el secreto.
Una de las hermanas de Sharon relató cómo era la difícil vida de su madre antes del reencuentro. "Mi madre fue siempre una gran madre. Pero siempre era como que algo le faltaba. Era una tristeza indescriptible que siempre estaba allí. Cuando Sharon llegó, fue una sanación instantánea", expresó Donna Shaw, de 36 años. "Dios me dio dos familias en una vida. Fui amada y bendecida y ahora encontré donde encajo perfectamente", escribió en su perfil Sharon.
La mujer de 70 años, ahora quiere recuperar parte del tiempo que pasó alejada de su hija. Ya conoció a su nieto. Ahora quiere hacer lo mismo con su nieta y bisnieta. También planea mudarse más cerca de su hija, en Oklahoma. Y concluye: "Tengo el corazón completo por primera vez en mi vida. Por primera vez, respiro".
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