Amor entre ricos en tiempos de la Revolución rusa: la novela turca que llegó a Netflix

‘Kurt Seyit ve Sura’ está basada en un libro homónimo sobre el romance entre un teniente del Ejército zarista nacido en Crimea y la hija menor de una familia de la nobleza rusa, en medio de los turbulentos acontecimientos en torno a 1917

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kurt-seyit-ve-sura-6Kurt Seyit y Sura

Netflix podría haber sorprendido a su audiencia con un giro novelesco digno de la tarde de los canales de aire con la llegada de la serie Kurt Seyit ve Sura (El lobo Seyit y Sura, en turco), una versión oriental de la británica Downton Abbey, que es, además, la primera incorporación a la plataforma del llamado boom de las novelas turcas.

Sin embargo, pese a que la serie posee todos los ingredientes de una verdadera historia de amor —miradas que desafían los ritmos de la televisión en tiempos de streaming y villanos cuyas maldades nunca son descubiertas por sus protagonistas—, lo cierto es que lo que hace única esta historia es que transcurre en torno al episodio definido por el historiador Eric Hobsbawm como el más trascendental del siglo XX: la Revolución rusa de 1917.

Kurt Seyit ve Sura es una joya también para quien aprecie una ambiciosa producción cuyas escenografías viajan a través de los paisajes de San Petersburgo, la península de Crimea y Estambul. Se trata de los mismos escenarios en los que, en la actualidad, se define gran parte de la política internacional: desde la Rusia de Vladimir Putin, que emerge cada vez más más como un centro de poder en el mapa mundial; pasando por la península de Crimea, donde se juega una de las partidas entre las grandes potencias; y Turquía, que acaba de votar en un referéndum que podría terminar de torcer el tablero de Medio Oriente. 

kurt-seyit-ve-sura-4El ejército zarista, durante uno de los combates de la Primera Guerra Mundial 

Los personajes de la serie, inmersos en la convulsionada época de la primera mitad de siglo pasado en Europa y Asia, se debaten entre el amor, la lealtad, la religión y las costumbres de países que, tanto ayer como hoy, se encuentran en plena ebullición.

Esta serie de 2014 protagonizada por la estrella masculina de la televisión Kıvanç Tatlıtuğ y por Farah Zeynep Abdullah, y producida por Ay Yapım, está basada en un bestseller del año 1992 —que aún no ha sido traducido al español— de la escritora turca Nermin Bezmen, nieta del verdadero soldado Seyit Eminof.

kurt-seyit-ve-sura-8Uno de los bailes de la aristocracia rusa previa a la revolución de 1917

Península de Crimea, una bisagra entre San Petersburgo y Estambul

Las circunstancias en torno a la sublevación obrera comandada por el Partido Bolchevique obligan al teniente Kurt Seyit y a su amada Sura a abandonar Rusia y emprender un peligroso recorrido hacia algún lugar donde finalmente puedan ser felices. Varias escenas a lo largo de la primera parte de serie reflejan las situaciones de desborde social que se vivían en esa época. Madres y trabajadores hambrientos saqueando un mercado o amistades rotas entre jóvenes campesinos y terratenientes que, aunque se criaron juntos, se ven enfrentados por la nueva realidad son un ejemplo de eso.

La referencia a la península que se recuesta sobre el mar Negro también permite trazar un paralelo con la actualidad. A principios de siglo, Crimea ya era una tierra propia y, a la vez, extraña para Rusia: aunque los jóvenes de la región fueran leales soldados del zar, su religión, su cultura y sus tradiciones los alejaban de los aires occidentales de algunas de las grandes ciudades.

Pero esto ocurre incluso en la prehistoria de la región, caracterizada por múltiples conquistas. Los griegos, los escitas, el Imperio bizantino, los godos y los hunos, entre otros, dejaron sus huellas en Crimea. Sin embargo, la influencia más duradera fue la de los mongolo-tártaros, que se mezclaron con la población local y formaron el Kanato de Crimea —parte del Imperio otomano— desde 1441 hasta el 1783, cuando la emperatriz Catalina II finalmente la anexó al Imperio ruso. Una guerra, una revolución, la creación de una federación y su posterior disolución mediaron entre ese momento y la disputa que hoy mantiene Rusia con Ucrania por el control de la península.

putin-crimea-1920El presidente Vladimir Putin en un acto en Crimea después de la anexión

Los migrantes blancos

La pareja forma parte del grupo bautizado en algunos países de Europa y los Estados Unidos como los "emigrantes blancos", rusos que huyeron de su país al estallar la revolución por temor a perder sus privilegios. En términos generales, la emigración blanca era anticomunista y pensaba que la Unión Soviética y su legado eran ajenos a Rusia. Además, un gran porcentaje de los emigrados blancos, así como de los personajes de Kurt Seyit ve Sura, eran de origen monárquico.

El historiador Douglas Smith se ocupó del destino de esos exiliados en su libro Former People: The final days of the Russian Aristocracy (Ex personas: Los días finales de la aristocracia rusa), que detalla la suerte de dos de las familias rusas más importantes de la época. En efecto, después de la revolución, los nobles que permanecieron en el país y que perdieron su estatus social y sus privilegios fueron definidos como "ex personas". La expresión es común para la lengua y la cultura rusas, ya que había sido acuñada por primera vez después de 1897 por el escritor Máximo Gorki en referencia a aquellos que cayeron desde el estatus de la prosperidad hasta el abismo de la miseria. Después de 1917 sirvió para referirse no sólo a la aristocracia, sino, también, al ejército imperial, la burocracia estatal y el clero.

kurt-seyit-ve-sura-1Kurt Seyit le muestra a Sura la ciudad de San Petersburgo

Los emigrantes blancos, sin embargo, no corrieron mejor suerte fuera de su país. Allí debieron dedicarse a diferentes oficios —impensados por ellos antes de la revolución— con el objetivo de sobrevivir en una también agitada Europa. Seyit Eminof, por caso, utilizó los ahorros que le quedaron después de su largo exilio para comprar una lavandería en Estambul e intentar comenzar una nueva vida.

El color con el que fueron identificados hace referencia a uno de los bandos que combatieron durante la guerra civil rusa posterior a 1917, y cuyo brazo armado fue el Ejército Blanco. Los enfrentamientos civiles se prolongaron en Rusia hasta el año 1921 y, durante ese período, los blancos recibieron recursos, asistencia y colaboración de Francia y el Reino Unido, con el objetivo de derrotar a los bolcheviques. Finalmente, el cansancio de las tropas por la prolongación de la guerra que había comenzado en 1914 y la fortaleza de la revolución sellaron su derrota militar.

mapa-rusia-crimea-turquiaLos tres escenarios que recorre la serie, San Petersburgo, la península de Crimea y Estambul 

La historia de un amor en tiempos de guerra

Kurt Seyit Eminof es un destacado teniente del Ejército del zar Nicolás II, el último de la dinastía Romanov. Su lealtad hacia Rusia se ve inalterada incluso pese a haber nacido en la ciudad de Alushta, en la península de Crimea, y ser parte de una familia tártara de origen turco que practica el islam y es profundamente tradicional. No es el caso de uno de sus amigos militares, que en medio de la revolución se une a los bolcheviques —aunque más tarde se descubra que fue más por oportunismo que por compartir las ideas comunistas—.

En uno de sus regresos desde el frente, durante la Primera Guerra Mundial, Seyit conoce a la bella Alexandra Verjenskaya, o Sura, la menor de las hijas de una familia noble de la ciudad de Kislovodsk, en el sur de Rusia. Sura ha viajado a San Petersburgo junto a su padre y su hermana para su presentación formal en sociedad, siguiendo lo que dictan las tradiciones nobles de entonces.

kurt-seyit-ve-sura-3Kurt Seyit junto a su padre y su madre, una familia tártara de origen turco que habita en Crimea

Una mirada alcanza para que Sura y Seyit se enamoren perdidamente durante un distinguido baile de la nobleza rusa, que, vestida con preciosas joyas y telas exóticas, disfruta de maravillosos banquetes en los majestuosos palacios de la época. Aunque los disturbios y saqueos en algunas ciudades ya son tema de conversación entre los nobles, no alcanzan todavía a perturbar esas escenas salidas de cuentos de hadas y propias de las clases privilegiadas rusas.

Sura decide abandonar a su familia para seguir a Seyit a Crimea, con la esperanza de que la revolución no haya llegado aún a la península y de encontrar un lugar para ella en la familia de su amado. Pero los sueños de la pareja rápidamente se desvanecen y son obligados a volver a huir a través del Mar Negro con destino a Estambul, por entonces una ciudad ocupada por los británicos y donde Seyit comenzará a colaborar con la resistencia nacionalista turca.

kurt-seyit-ve-sura-7Kurt Seyit y Sura durante un baile en San Petersburgo

Aunque allí la situación es diferente, el tercer escenario de la serie no cambia la suerte de la joven pareja. Pese a que Seyit siente un regreso a sus orígenes, lo cierto es que él también es un extranjero en tierras lejanas. Es allí donde Sura escucha por primera vez el llamado al rezo musulmán y donde se cruzan, entre exiliados rusos, conspiraciones y militares británicos, dos mundos que se combinan en varias ciudades de Turquía: el islámico y conservador, donde los matrimonios son arreglados por los padres, las mujeres usan velo y no salen de su casa si no están acompañadas; y el occidental y laico, ubicado por la serie en el antiguo barrio de Pera (actualmente conocido como Beyoglu), más parecido a una ciudad europea, moderna y cosmopolita.

kurt-seyit-ve-sura-2En Estambul, los turcos festejan el nacimiento de la naciente República

Son esos dos mundos también los que hace algunos días fueron a las urnas en Turquía para decidir entre Evet (sí) o Hayir (no) en el referéndum constitucional convocado por el presidente Recep Tayyip Erdogan. Con un resultado más ajustado del que esperaba, Erdogan logró consagrarse como el 'nuevo' padre de Turquía, después de que Mustafa Kemal Atatürk fundara, en 1923, la actual República.

En el capítulo final de Kurt Seyit ve Sura —y esto es un spoiler histórico inevitable—, algunos de los protagonistas de la historia salen a las calles de Estambul para celebrar el nacimiento de la república que, sobre los escombros del antiguo Imperio otomano, ellos también lucharon para construir. 

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