Porto Alegre, la capital del estado más meridional de Brasil, podría enfrentarse a graves inundaciones en las próximas semanas, advirtieron expertos de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS). Esta situación amenaza con agravar los problemas de más de medio millón de personas que ya se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a las intensas lluvias y crecidas.
El lago Guaiba, que se desbordó la semana pasada, aumentó sus niveles a 5,22 metros, muy por encima del nivel de inundación de 3,0 metros, y cerca del récord histórico de 5,33 metros alcanzado recientemente.
“Podría pasar un mes antes de que el agua retroceda por debajo de los niveles de inundación”, indicó un portavoz del Instituto Nacional de Meteorología (INMET) en una conferencia de prensa.
Esta crisis climática ya ha cobrado 150 vidas y provocado la desaparición de 108 personas en todo el estado de Rio Grande do Sul, según informaron funcionarios estatales.
“Unas 250.000 viviendas siguen sin electricidad y más de 136.000 personas han perdido el acceso al agua”, señaló un representante de la autoridad local.
En cuanto a las medidas gubernamentales, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció un programa de ayuda financiera que incluye la distribución de 5.100 reales (992 dólares) a aproximadamente 240.000 familias afectadas. Este esfuerzo se estima costará alrededor de 1.200 millones de reales. Lula también indicó, desde Sao Leopoldo, que se adelantarán los pagos de algunas prestaciones sociales y se evalúa la compra de viviendas al sector privado para los desplazados.
Las lluvias han sido especialmente intensas este mes en partes de Río Grande do Sul, sumando más de 630 mm, lo que supera el promedio anual de precipitaciones de ciudades como Londres.
El profesor Rodrigo Paiva del Instituto de Investigaciones Hidráulicas (IPH) de la UFRGS comentó que el lago Guaiba debería volver lentamente a niveles inferiores a los de inundación en unas semanas o incluso a mediados de junio, dependiendo del clima.
“Los niveles de agua podrían estabilizarse o seguir aumentando si llueve nuevamente”, explicó Paiva.
En este contexto, decenas de localidades en el interior de Porto Alegre también han sufrido los estragos de las inundaciones. El centro de la ciudad permanece sumergido bajo el agua y sus habitantes enfrentan serias dificultades para restaurar la normalidad en sus vidas diarias.
La administración local y los equipos de emergencia trabajan contra reloj para socorrer a los afectados y minimizar el impacto de los desplazamientos y la falta de servicios básicos. Sin embargo, las previsiones históricas, comparadas con la peor inundación ocurrida en 1941, indican que podría tomar hasta 35 días para que los niveles de agua vuelvan a la normalidad. En aquel entonces, el agua alcanzó los 4,76 metros, un nivel que ha sido ampliamente superado en estos días.
Con los pronósticos no muy alentadores y la posibilidad de nuevas lluvias, las autoridades instan a los residentes a estar preparados y seguir las indicaciones de seguridad.
Empleados del sector energético trabajan incansablemente para restablecer la electricidad en las zonas afectadas, mientras que los equipos sanitarios tratan de reanudar el suministro de agua potable en las áreas más golpeadas.
Suspensión de deuda
El Senado de Brasil aprobó este miércoles la suspensión del pago de la deuda del estado de Río Grande do Sul con el Tesoro por tres años, en medio de la crisis por las inundaciones.
La medida, propuesta por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para mitigar el enorme impacto económico de la tragedia climática en la región, irá ahora para sanción presidencial, tras haber recibido el aval de la Cámara de Diputados.
El volumen de deuda total de Río Grande do Sul, fronterizo con Uruguay y Argentina, es actualmente de alrededor de 100.000 millones de reales (19.500 millones de dólares)
Con la moratoria, cerca del 10 % de ese montante será destinado para la reconstrucción de ese territorio, donde las fuertes lluvias han anegado de forma parcial o total decenas de ciudades en las últimas dos semanas, entre ellas la capital regional, Porto Alegre.
La fuerza del agua ha destruido miles de viviendas, bloqueado carreteras, colapsado puentes, paralizado todo el tejido productivo y dejado sin luz a buena parte de la población de esa zona del país.
Durante el período de suspensión del pago tampoco se contabilizarán los intereses de la deuda, con el objetivo de “recuperar la capacidad económica de Río Grande do Sul en el plazo más corto posible”, según defendió el Ejecutivo.
El proyecto de ley aprobado podrá aplicarse en el futuro a otros estados brasileños que también se vean castigados por eventos climáticos extremos, si así lo avalan el Parlamento y el Gobierno.
Según el último boletín de la Defensa Civil, hay 2,12 millones de damnificados en Rio Grande do Sul, que vive todavía una situación caótica después de que un fuerte temporal afectara a 446 de sus 497 municipios.
(Con información de Reuters y EFE)