La entrevista con Infobae del ex preso de Guantánamo que buscan en Brasil

Por Juan Graña

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Deyab, en diálogo con Infobae
Deyab, en diálogo con Infobae

*Entrevista con Infobae del 13 de febrero de 2015

Dos días después de que se conociera que está en la Argentina, Jihad Ahmab Dijab decidió volver a Uruguay, país que desde hace dos meses le da asilo tras haber pasado 12 años preso en la cárcel de Guantánamo. Su intención, asegura, nunca fue quedarse en la Argentina, sino buscar a unos familiares de su madre argentina e intentar llamar la atención sobre las condiciones de vida que sufren quienes aún están detenidos en la prisión que los Estados Unidos tienen en suelo cubano.

En principio el ciudadano sirio de 43 años no quería realizar más declaraciones de las que hizo en su primera entrevista en el país. Pero a último momento cambió de opinión y aceptó encontrarse con algunos medios internacionales en un bar del centro porteño. Infobae fue el único medio argentino que participó del reportaje.

Dijab acababa de salir de una clínica. Las torturas y las sucesivas huelgas de hambre realizadas en la cárcel le dejaron secuelas en todo el cuerpo: sus riñones no funcionan bien, para caminar debe usar muletas y tiene una parálisis parcial en un costado del cuerpo.

Después de 12 años en Guantánamo habla un precario inglés, pero prefiere utilizarlo lo mínimo e indispensable. Para la entrevista insistió en dar sus respuestas en árabe. Nora Fernández Espino, la activista por los derechos humanos que lo acompañó durante todo su viaje, no sabía que iba a querer hablar en su idioma. Como nadie había llevado un traductor, se acordó que las preguntas se harían en inglés y Dijab las respondería en árabe. Luego, cada medio buscaría la forma de traducirlas.

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Para evitar que se convirtiera en un diálogo de sordos, Fernández Espino dio una breve versión en español y aceptó contestar algunas preguntas. Aunque habla poco árabe, conoce bien la historia de Dijab porque estuvo junto a él cuando cruzó la oficina de Migraciones argentina y lo acompañó la mayor parte de los cinco días que estuvo en Buenos Aires.

Según su relato, el domingo atravesaron el Río de la Plata en Buquebus. Vinieron con muchos hinchas que volvían de ver la final del Mundial de Fútbol Sub 20. En Migraciones no les hicieron ningún problema: Dijab pudo cruzar la frontera con el documento que le otorgó el gobierno uruguayo.

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En los cinco días que pasó en el país no mantuvieron reuniones con ningún funcionario argentino. Aunque sí se enteraron de que hubo protestas informales del gobierno nacional por su llegada. Por eso la cónsul uruguaya en nuestro país, Lilian Alfaro, se comunicó con ellos para acompañarlos de regreso al país vecino. Dijab, Fernández Espino y la propia Alfaro tienen previsto tomar el Buquebus esta misma tarde.

En las pocas preguntas que aceptó contestar en inglés, el refugiado de Uruguay aclaró que su viaje estuvo dedicado sobre todo a buscar a los parientes de su madre, una argentina de origen árabe que lo tuvo en El Líbano. De acuerdo a los pocos datos que posee, sus familiares estarían repartidos entre las provincias de Buenos Aires, La Rioja y Tucumán. Pero hasta el momento no pudo contactarlos.

Fernández Espino adelantó además que Dijab tiene planeado pedir la ciudadanía argentina por el origen de su madre. Pero por ahora ningún trámite fue comenzado.

 

Para hallar a los familiares que tiene en Argentina, fueron a pedir ayuda a las distintas comunidades musulmanas que están radicadas en el país. La gran mayoría de ellas no planteó reparos para colaborar en la búsqueda. Pero hubo una asociación (cuyo nombre prefirieron no revelar) que se negó.

Su caso ejemplifica la gran sensibilidad que hay en el país luego de la muerte del fiscal Alberto Nisman y el atentado islamista contra Charlie Hebdo. La asociación no quiso ni siquiera que Dijab pudiera ingresar a la mezquita a rezar. Tampoco que se reuniera con el sheik, el religioso a cargo de esa comunidad. En momentos en que el atentado a la AMIA volvió a estar en el centro de la atención pública, buscaron evitar que el ex preso de Guantánamo pudiera ser visto o incluso fotografiado con sus fieles. "No había ningún motivo para hacerlo, el gobierno de los Estados Unidos ya levantó todos los cargos", los cuestionó Fernández Espino.