Dilemas e inquietudes del Gobierno de cara a las elecciones de 2017

Aunque falte más de un año, ya puso en funcionamiento el engranaje político con vista a los comicios de medio término, claves para el segundo tramo del mandato de Macri. La apuesta por la dispersión peronista y la embestida de Carrió contra Scioli. El interrogante Lousteau

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En una reciente reunión de gabinete, Mauricio Macri ordenó a todos sus ministros que debían avisar a los referentes locales de cada provincia cada vez que alguno de ellos desembarcará en el interior del país. Hasta ahora, el viaje de los principales funcionarios oficiales pasaba casi desapercibido en las provincias. No solo eso, sino que en muchos casos eran los intendentes locales, en general de otro signo político, los que se llevaban los laureles de alguno de los anuncios relacionados con la gestión nacional.


Aunque falte demasiado -aún no llegó ni siquiera el tan anunciado segundo semestre-, el Gobierno ya empezó a poner en funcionamiento el engranaje político de cara a las elecciones de medio término del próximo año, claves para el segundo tramo del mandato de Macri. Desde el Ministerio del Interior, por caso, terminan de censar a los referentes y militantes de las juventudes provinciales que en las próximas semanas empezarán a recorrer el país para apuntalar la imagen y la presencia del Gobierno. La procesión de los jóvenes macristas también llegará hoy al Vaticano: Pedro Robledo, subsecretario de Juventud nacional, tratará de mediar ante el Papa Francisco, cuya relación con el oficialismo atraviesa hoy momentos de tensión. Robledo aprovechara un encuentro de juventudes para llevarle al Papa un mensaje conciliatorio.


El Gobierno ya puso en funcionamiento el engranaje político para las elecciones de medio término

La llegada del segundo semestre coincide con la discusión que el Congreso deberá trabar en relación al proyecto de reforma política que Macri enviará al Parlamento en las próximas semanas, y que se atrasó para priorizar otros anuncios de corte social destinados a paliar el brutal ajuste de este trimestre.


Entre otros detalles, el proyecto de reforma política y electoral contempla una de las obsesiones de Macri en su afán por mostrarse diferente, al menos en los papeles: la implementación de la boleta única electrónica, que el Gobierno tratará de poner en funcionamiento el año que viene en la mayor cantidad de distritos posibles. Incluso en la provincia de Buenos Aires, a pesar de la resistencia del macrismo en su versión bonaerense.


No es la única disyuntiva entre el macrismo bonaerense y la Casa Rosada. Si desde la provincia de Buenos Aires se quejan de que la eventual implementación del voto electrónico favorecería a Sergio Massa, en el Gobierno nacional patalean por la decisión del staff bonaerense de dejar la conducción y el manejo del presupuesto de la Legislatura provincial en manos del Frente Renovador. "Están financiando a Massa", se quejan desde Casa Rosada.


A la figura de Elisa Carrió como supuesta candidata en Provincia, se sumó la del ministro Jorge Triaca

El oficialismo apuesta a la dispersión del peronismo en especial en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral en el que Macri deberá blindar a su gestión. En estos días, a la figura de Elisa Carrió como supuesta candidata, se sumó la del ministro Jorge Triaca, que elevó notablemente su perfil en los últimos meses.


Carrió, que retorna por estas horas de un viaje por los Estados Unidos, empezó a deslizar la posibilidad de presentarse el año que viene como postulante por la ciudad de Buenos Aires, aunque sus energías estarán depositadas por las próximas semanas en la provincia de Buenos Aires. A la vuelta de Nueva York y Washington terminará de darle los últimos retoques a la denuncia que presentará en la Justicia bonaerense contra el ex gobernador Daniel Scioli por supuesto lavado de dinero, según confiaron en el entorno de la diputada. Según trascendió, la denuncia apuntaría contra un ex funcionario provincial de bajo perfil pero de estrecha vinculación con el ex motonauta que sería, según la investigación, un eventual prestanombre.


Carrió se mete de lleno en los puntos oscuros del territorio bonaerense para apuntalar por caso la gestión de María Eugenia Vidal, la dirigente más mimada del oficialismo. La apuesta de Macri, tanto en la Provincia como en el interior del país, es por la reactivación de la obra pública, que según los cerebros del PRO debería empezar a cobrar vigor a partir de octubre e impactar de lleno en las legislativas del año entrante.


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Macri necesita ganar en distritos en los que el año pasado estuvo cerca de consagrarse, como Santa Fe y Entre Ríos. Y retener la victoria en la ciudad de Buenos Aires, la cuna del PRO que empieza a inquietar al macrismo porteño. El futuro de Martín Lousteau, embajador en Washington, que el año pasado casi trunca las ambiciones presidenciales de Macri, es una incógnita. El miércoles, durante los festejos patrios, el embajador participó vía teleconferencia de la apertura de un local radical en territorio porteño. Un sector de la dirigencia macrista lo analizó como el lanzamiento del economista.


Horacio Rodríguez Larreta le tiene pánico. Le llegó una supuesta advertencia radical que circula acerca de que si el centenario partido no consigue más lugares dentro del oficialismo, Lousteau podría presentarse en las legislativas en contra de Cambiemos. Para colmo, el vecino podría empezar a notar en no mucho tiempo que tener en la Casa Rosada a un presidente del mismo signo político no redunda necesariamente en beneficios para los porteños.


El ejemplo más palpable es el traspaso de los casi 20 mil policías federales a la órbita de la ciudad de Buenos Aires, mucho más desprolijo e improvisado de lo que se pensaba, todavía bajo un manto de incertidumbre. La relación entre los ministros Patricia Bullrich y Martín Ocampo está atravesada por un nivel de tensión insoportable. La mañana del pomposo anuncio en Casa Rosada, en los primeros días de enero, Bullrich y Ocampo discutieron en duros términos delante de otros funcionarios.


La reforma política y electoral que Macri impulsará en las próximas semanas no contempla cambios sustanciales en el financiamiento de las campañas

La semana pasada, el tironeo escaló a niveles impensados. Mariano Bergés, asesor de Bullrich, denunció a Guillermo Calviño, jefe de la Policía Federal porteña, por la supuesta colaboración de este último para colaborar con la huída de un barra de Boca Juniors buscado por un secuestro, según publicó el periodista Gabriel Di Nicola en el diario La Nación. "Es cómico, me denuncia un asesor contratado del ministerio de Nación de algo que no teníamos conocimiento, porque la orden de detención la tenían ellos", se quejó Calviño con un funcionario. La cruda guerra entre Nación y Ciudad parece que recién empieza. "Este doctor Bergés, guiado por sus ambiciones personales, olvidó que ventiló un pedido de detención que nadie sabía, y ahora el delincuente sí lo sabe. No se si no fue una estrategia para protegerlo...", siguió Calviño con su interlocutor, según reconstruyó Infobae.


Rodríguez Larreta enfrenta además un dilema trascendental de cara a las elecciones del próximo año: él mismo. El año pasado ganó la interna frente a Gabriela Michetti de la mano de un Macri omnipresente, y retuvo la Ciudad por escasísimo margen frente a Lousteau. Macri ya no estará full time, y el jefe de Gobierno deberá buscar su propia identidad. En estos días, en el entorno de Larreta leyeron con atención un artículo del New York Times traducido por La Nación que analizaba la impopularidad de Hillary Clinton. "¿Alguien puede decirme que hace Hillary cuando quiere divertirse?", se pregunta David Brooks, el periodista estadounidense, sobre la candidata demócrata.


La reforma política y electoral que Macri impulsará en las próximas semanas no contempla cambios sustanciales en el financiamiento de las campañas, un rubro que el Gobierno tratará de discutir de cara al 2019. La recaudación de la próxima campaña legislativa, con algunos integrantes del entorno presidencial bajo la lupa, no podrá tener dobleces. El año pasado había proveedores que directamente pasaban a cobrar por las oficinas porteñas de Belgrano y Balcarce: les entregaban el efectivo sacado de un hueco, detrás de una falsa pared, atiborrado de billetes.