Así sería la vida con realidad aumentada

Un corto realizado por el director Keiichi Matsuda imagina un futuro donde la tecnología invade cada aspecto de la vida. El film, de cinco minutos, ya tuvo más de un millón de reproducciones en una semana

Compartir
Compartir articulo
Un corto realizado por el director Keiichi Matsuda imagina un futuro donde la tecnología invade cada aspecto de la vida. El film, de cinco minutos, ya tuvo más de un millón de reproducciones en una semana

Un mapa virtual sugiere el mejor recorrido a casa. El buscador más conocido del mundo se despliega ante los ojos del usuario para ofrecer respuestas a cualquier pregunta. Y el holograma de un pseudo gurú brinda consejos sobre la vida laboral. Esas son algunas de las imágenes que se pueden ver en el corto Hyper Reality que presentó recientemente Keiichi Matsuda, un joven director londinense, donde imagina cómo sería la vida con realidad aumentada. El clip ya fue reproducido más de un millón de veces en apenas una semana.

En el film de cinco minutos, Matsuda recreó un mundo donde todo se percibe a través de las lentes de realidad aumentada. Estos dispositivos, como Hololens o Google Glass, permiten visualizar imágenes tridimensionales que se mezclan con el entorno real. De alguna manera se superponen realidades artificiales al contexto inmediato para generar un tipo de experiencia diferente para los usuarios.

El escenario del corto es la ciudad de Medellín, en Colombia. La protagonista es una mujer de unos treinta años a la que se la ve viajando en colectivo, haciendo compras y caminando por diferentes calles de la ciudad. Siempre inmersa en esa hiperrealidad donde recibe sugerencias de ofertas de productos, los mejores recorridos para seguir y hasta la invitación para adoptar una mascota que, por supuesto, es virtual. Como casi todo.

La mujer se preocupa constantemente por saber si tiene "suficientes puntos" o "si pierde puntos" al hacer tal o cual cosa. Consulta todo a las diferentes app que se despliegan ante sus ojos. Todo pasa por mantener un estatus en aquel mundo virtual que se entremezcla con la realidad tangible.

La película es una clara crítica a lo que se interpreta como una infiltración desmedida de tecnología en la vida diaria. El futuro expuesto a este tipo de desarrollos se presenta como una pesadilla de estímulos alocados y una constante invitación al consumo, que podría ocasionar angustia y un gran deterioro de las relaciones humanas. De hecho, en el corto se ve a la protagonista sola, desanimada y perdida.

Sin embargo, más allá de este escenario dantesco que se muestra en el film, lo cierto es que tanto la realidad aumentada como la realidad virtual (que directamente transporta al usuario a una realidad construida artificialmente) tienen y podrían tener muchas aplicaciones que servirían para mejorar la calidad de vida.

"La realidad virtual va más allá de los jueguitos, las grandes compañías como Google y Microsoft apuestan fuertemente a esta tendencia ya que se trata de una tecnología muy poderosa a bajo costo", remarcó Gustavo Guaragna CEO de Snoop Consulting y gurú tecnológico.

En el ámbito de la salud, por ejemplo, hay simuladores de operaciones que permiten a los estudiantes de medicina entrenar sus habilidades antes de comenzar a realizar cirugías.

También es una herramienta para psicoterapeutas. El casco de realidad virtual Psious, por ejemplo, permite crear un escenario en 3 D de aquellas situaciones que le generan fobia al paciente. Se trata de una modalidad que propone tratar la afección por medio de la exposición a lo que genera miedo. Siempre con el acompañamiento de un terapeuta que puede regular esas imágenes y cómo se presentan.

La música es otra de las áreas que ya disfrutan de estos avances. La plataforma Vrtify de realidad, creada por un grupo de argentinos, permite a los usuarios ver shows como si estuvieran ahí.

Estos usos hacen pensar que el futuro, cada vez más cercano, lejos de ser una pesadilla bien podría convertirse en un universo de infinitas posibilidades. El problema no es la tecnología sino lo que se haga con ella.

"Las herramientas están. El límite es nuestra imaginación", concluyó Guaragna.