Rosa Roisinblit: "Me llevó 15 años conquistar el cariño de mi nieto"

La vicepresidente de Abuelas de Plaza de Mayo habló con Infobae sobre la causa "RIBA", el juicio que se está llevando adelante contra los acusados por la desaparición de su hija y su yerno

Compartir
Compartir articulo
La vicepresidente de Abuelas de Plaza de Mayo habló con Infobae sobre la causa "RIBA", el juicio que se está llevando adelante contra los acusados por la desaparición de su hija y su yerno

Patricia Roisinblit y José Manuel Pérez Rojo militaban en la columna oeste de Montoneros cuando fueron secuestrados por un comando de la Fuerza Aérea el 6 de octubre de 1978. El mismo grupo de tareas que entró en el local de juguetería y cotillón donde trabajaba José, en Martínez, irrumpió más tarde ese mismo día en el departamento donde vivía la familia, en Palermo, y se llevó a Patricia, que estaba embarazada, y a su hija Mariana, que tenía 15 meses.

Mariana Eva Pérez permaneció desaparecida un día, hasta que fue entregada a su familia paterna. Según declaró en el juicio semanas atrás, la recibieron sus primos, porque los captores de su madre no lograron encontrar a su abuela. "Mi madre iba en un auto, sacó la cabeza por la ventanilla y dijo: 'Por favor, recíbanme a la nena que nos secuestran'". Finalmente, quedó al cuidado de sus abuelos paternos, Argentina y José, y transformó muchas de sus experiencias como hija de desaparecidos y militante en literatura -es dramaturga y escritora- en su Diario de una princesa montonera.

Patricia y José fueron llevados a la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA) de la Fuerza Aérea, en Morón. De Patricia, se sabe que el 15 de noviembre de 1978 dio a luz en la ESMA a un varón, al que llamó Rodolfo Fernando. La pista de José llega hasta a la RIBA, donde fue torturado. Tenían 25 años cuando desaparecieron.

En el año 2000, Guillermo Rodolfo Pérez Roisinblit recuperó su identidad: había sido apropiado por el ex personal civil de inteligencia Francisco Gómez y su esposa Teodora Jofré. Las postales de su infancia, que revivió el lunes pasado, cuando declaró, incluyen huidas al interior junto a su apropiadora, escapando de Gómez, un hombre violento y desaprensivo que lo llevaba a la RIBA, donde su padre había sido torturado. Cuando declaró, Guillermo le reclamó a Gómez que dé información sobre el destino de sus padre: "me lo debe", dijo, porque "incluso si no hubiese sido un hijo de desaparecidos apropiado, no tuve una infancia feliz".

Por estos días, el Tribunal Oral Federal en lo Criminal Nº 5 de San Martín se encuentra en proceso de juzgar a los responsables de esas desapariciones, en lo que se conoce como la "Causa RIBA". Los imputados son el ex jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, Omar Domingo Rubens Graffigna; el ex jefe de la RIBA, Luis Tomás Trillo, y Francisco Gómez, condenado en 2005 por la apropiación.

La vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Rosa Roisinblit, madre de Patricia, hizo la denuncia en 1979: es decir, pasó casi 40 de sus 96 años intentando llegar a los acusados ante la Justicia. Ahora, busca saber quién se llevó a sus "hijos" -como llama a su hija y a su yerno-, quién los mató, y a dónde están. "Eso es lo que estoy esperando ahora. Después de muchos años ahora tengo esa satisfacción, de que por fin se encontraron los datos positivos de que esas personas que se están juzgando ahora han tomado parte en la desaparición de mis hijos. Ahora tal vez se haga justicia. Yo no espero que mi hija aparezca viva, por supuesto que no, pero el Estado me tiene que decir a mí a dónde está, quién se la llevó. Aunque era una dictadura feroz, era el Estado, y yo espero del Estado esa respuesta", dijo a Infobae.

Rosinblit tuvo que volver a contar su historia en un tribunal. "La verdad es que no es muy fácil, porque llega muy profundo, y remueve muchas cosas, y ya son 38 años que voy repitiendo las mismas cosas en el país y fuera del país, y el argumento siempre es el mismo. No puedo decir, como un artista que va por el mundo y cuenta sus novelas... No es una novela, es una cosa que me ha pasado y que lacera mucho cada vez que uno lo tiene que contar", explicó.

"Yo no salí, el día que se llevaron a mi hija, a formar parte de Montoneros, o me convertí en una revolucionaria, no, eso no, yo salí a buscar a mi hija, y eso me llevó todos estos años. Ella desapareció en octubre de 1978, y desde entonces yo estoy luchando. No me quedé en casa a llorar, yo salí a luchar. Y yo creo que mi lucha ha dado sus buenos resultados porque hemos obtenido muchos logros", afirma la vicepresidente de Abuelas y agrega: "Tenemos 119 logros. Y cada logro que tenemos nos estimula para seguir luchando, para seguir innovando, porque no es lo mismo salir a buscar un bebé recién nacido o de dos o tres años, que como es ahora que estamos buscando hombres y mujeres mayores de edad, que algunos de ellos ya están casados y tienen hijos a su vez. Esos hijos de ellos son nuestra cuarta generación. Y empezamos otra vez a buscar bebés también, porque nos interesa que esos bebés que nacen ahora conozcan su verdadera identidad. No que vivan otra vez en la mentira y en el ocultamiento".

Roisinblit vivió en carne propia la necesidad de cambiar la estrategia para reconstruir la relación con su nieto, al que encontró cuando éste tenía 21 años. "Guillermo reaccionó primero muy bien, todo lindo, pero cuando la Justicia citó a los apropiadores, los indagó, los procesó, y los metió en la cárcel, ya a él no le gustó tanto. Tuvimos una lucha. Yo tuve que empezar a conquistar el cariño de mi nieto. Me llevó 15 años conquistar el cariño de mi nieto", explica Rosa y añade: "Fue una lucha de paciencia, de someterme yo: me tenía que someter a muchas cosas. Yo lo llamaba por teléfono, él ya sabía que era mi nieto. Yo lo llamaba por teléfono y él me decía '¿para qué me llamás?, yo no quiero saber nada de vos, no me llames más'. Pero él nunca me cortó. Así con mi santa paciencia, lo seguí llamando, lo llamé, hasta que un día se me ocurrió preguntarle: 'decime, Guillermo, esa señora a quien vos llamás mamá, ¿es mi hija?', y bueno... él hizo un click en ese momento y se dio cuenta de que ante la verdad él no puede hacer nada, y aceptó la verdad".

"Tengo esperanzas. La esperanza es lo último que se pierde. Son 38 años que estoy luchando. Siempre tenía esperanzas, y por lo menos se encontró que esas personas que están ahora imputadas tomaron parte en el secuestro de mis hijos. Hay datos ineludibles. Yo creo que va a a haber justicia", concluyó.