Las mujeres que trabajan fuera de la casa tardan más en destetar a sus hijos

Esta situación paradojal ocurre en pleno siglo XXI. El rol de las empresas en la prolongación de la lactancia

Compartir
Compartir articulo
infobae

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la lactancia materna comience dentro de la primera hora de vida del niño y que se lleve adelante, en forma exclusiva, hasta los seis meses. Si bien una vez cumplido ese tiempo se deben introducir otros alimentos, resulta beneficioso complementar la dieta con el pecho materno hasta los dos años de edad, o más, según el organismo internacional.

A priori, y en un mundo con mujeres cada vez más presentes en el mercado laboral, el cumplimiento de las recomendaciones suena más a utopía que a posibilidad real.

Las mujeres que trabajan fuera del hogar destetan más tarde que las que no lo hacen

Sin embargo, recientes estudios aseguran que las madres trabajadoras amamantan en mayor medida que el resto. "No sólo apuestan en más proporción por la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida de sus hijos, sino que también los destetan más tarde que las que no trabajan fuera del hogar". Esas son las sorprendentes conclusiones que arrojó la investigación realizada por una partera española -Gloria Gutiérrez de Terán- y recogidas en la tesis doctoral "Factores fisiológicos y sociales que influyen en el éxito de la lactancia materna", que recientemente presentó en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

"La reincorporación al trabajo es una de las principales razones que aducen las madres para abandonar la lactancia, pero en el seguimiento que hicimos de las gestantes atendidas entre 2012 y 2013 en los centros de la comarca de Bilbao observamos que tener un empleo se correlaciona con más lactancia exclusiva y un destete más tardío", aseguró Gutiérrez de Terán.

Su investigación estuvo centrada en analizar las razones y factores que determinan que madres predispuestas a la lactancia materna den o no el pecho a sus hijos y lo hagan durante más o menos tiempo.

"Nos centramos en las mujeres que ya tenían la decisión, probable o segura, de amamantar a su bebé durante el embarazo, que son la mayoría, pues las que tenían decidida la lactancia artificial no suponían ni el 9%", detalló la mujer, al tiempo que resaltó que "el seguimiento parece indicar que cuanto antes decide una mujer que dará el pecho a su bebé y más convencida está de apostar por la lactancia materna, más amamanta finalmente".

Del estudio –que se circunscribió a la zona de Bilbao pero arrojó resultados en la misma línea que otras investigaciones– se desprendió que deberían diseñarse intervenciones encaminadas a aumentar la información y la autoconfianza de las mujeres en su capacidad para la lactancia materna, "prestando especial atención a las que tienen niveles de estudios más bajos, a las primerizas y a las obesas, que son aquellas a las que parece costarles más", valoró la especialista.

En ese sentido, del estudio se desprendió que otros factores que favorecen la lactancia son el nivel de estudios: "Las madres con título universitario son las que más pecho dan". A su vez, "las que no fumaban o dejaron el cigarrillo al quedar embarazadas destetan más tarde". Finalmente, practicar el colecho (dormir con el bebé), tener hijos anteriores y que la familia apoye en las tareas de la casa son otras cuestiones que también inciden en la lactancia materna.

Por el contrario, factores como dar al bebé una alimentación suplementaria en los primeros días, el uso de chupete y tetinas durante el primer mes, tener una lactancia dolorosa o grietas en el pecho, o la permanencia del recién nacido en cuidados neonatales son factores que se asocian a una mayor renuncia o abandono de la lactancia.

Uno de los mitos que circulan en torno a extender la lactancia es que, después del año, la leche materna no aporta nutrientes al niño y se trata sólo (¡como si fuera poco!) de un vínculo con la mamá.

Unicef, en su sitio oficial, informa que en el segundo año de vida la leche materna contiene 95% de vitamina C, 45% de vitamina A, 38% de proteína y 31% del total de la energía que el niño necesita diariamente. A su vez, la doctora Paola Harwicz (MN 84.182), médica especialista en cardiología y nutrición, aseguró que "tal como indica la Asociación Española de Pediatría, la leche materna mantiene sus propiedades nutritivas con el paso del tiempo y el niño recibe los beneficios inmunológicos de la leche materna por más tiempo, con una menor frecuencia de infecciones".

Qué dice la ley laboral argentina

 Shutterstock 162
Shutterstock 162

En el país, la Ley de Contrato de Trabajo (N° 20.744 y sus modificatorias) establece en su artículo 179° que toda madre trabajadora dispone, durante al menos un año, de dos descansos de media hora para amamantar a su hijo durante la jornada de trabajo. Si el niño no está cerca, la mujer puede sumar esos descansos y trabajar una hora menos por día, o bien utilizarlos para sacarse leche y conservarla en un recipiente limpio y dentro de una heladera. Allí debería quedar hasta su hora de salida del trabajo para que, al día siguiente, la persona que cuida a su bebé puede dársela en su ausencia, ya que la leche humana bien refrigerada conserva sus propiedades.

En enero de 2015, se publicó el Decreto 22/2015, reglamentario de la Ley 26.873 de Promoción y Concientización Pública sobre la Lactancia Materna, con el que se completó y puso en vigencia esta norma, orientada a extender y ampliar la promoción y la concientización pública sobre la importancia de la lactancia materna y de las prácticas óptimas de nutrición segura para lactantes y niños de hasta dos años de edad.

Una novedosa iniciativa contenida en esta ley, a instancias del Ministerio de Salud de la Nación, se refiere al apoyo a la madre trabajadora en período de lactancia y al establecimiento de "Espacios Amigos de la Lactancia" en los lugares de trabajo. Se trata de una costumbre que comenzó a divulgarse y extenderse entre empresas y empleadores de distinta envergadura.

Los favorecidos por esta estrategia no son únicamente el niño y su madre, que obtienen beneficios para su salud, tanto inmediatos como a largo plazo, sino también los empleadores de esas madres y toda la sociedad, ya que los niños amamantados son más sanos y se enferman menos.