Federico Abad: "Cuando la tecnología avanza, las leyes deben ser actualizadas"

El talentoso diseñador, referente de la cultura digital, habló con Infobae sobre el conflicto con Uber, los problemas para ver contenidos online en nuestro país y el por qué del "atraso" argentino

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—El tema de Uber y la Ciudad es medio irónico. La Ciudad tiene su Ministerio de Modernización y es medio raro que se ponga contra los usuarios. Lo que tiene Uber es que los usuarios son los beneficiados de todo esto. Y es el pequeño grupo de taxistas es el que se ve medio perjudicado. Me resulta irónico que el Gobierno esté en contra de algo que es a favor de los usuarios. Los taxistas no son la gente más querida de la Ciudad... Macri dijo que eran un símbolo de la Ciudad: me parece que son un símbolo negativo. No conozco gente que esté a favor de lo que pasa, con que te paseen, con la inseguridad que sufren las chicas... Yo como diseñador de interfaces y experiencia de usuario siempre apoyo al usuario: el usuario siempre tiene que estar lo más cómodo posible y con la mejor experiencia. Y que el Gobierno evite eso me parece muy polémico, sobre todo porque dicen que Uber no cumple con las leyes. Las leyes no están en piedra: son viejas, cuando la tecnología avanza hay que actualizar y mejorar las leyes para el beneficio de los usuarios, si somos nosotros a los que se aplican. Estaría buenísimo que las leyes nos beneficien en algo en vez de poner la excusa para que los taxistas estén más cómodos.

—Yo creo que más que nada es presión del sindicato de taxistas. Nosotros en tecnología hace unos años veníamos hablando del tema y era una utopía. Pensábamos: "¿Los taxistas cómo se lo van a tomar?". Decíamos: "No creo que Uber se anime a venir acá". Y se animó. Siempre, como en todos lados, hubo lío. Creo que es eso: el sindicato y la presión que tienen con todo. Esto de las marchas me parece contraproducente. Hacés una marcha cortando el tránsito y te obliga a tomarte Uber.

—Yo creo que se van a sentar a hablar con Uber. Uber tiene cosas que las deja medio mal para después sentarse a negociar mejor. Si vienen con todo en regla, tienen menos poder de negociación. Yo creo la Ciudad se va a tener que sentar. En todas las ciudades del mundo, salvo dos o tres, Uber encontró la forma de meterse. Como te decía, los usuarios son lo más importantes de esto. Los papeles flojos de Uber es el tema de seguros, que no se sabe si se hacen responsables o no. Ahí está el problema: si llega a haber un accidente, ¿qué pasa con el usuario? Creo que si llegan a pasar eso, tienen el visto bueno.

—Es bastante parecido a lo de Uber. Nosotros hicimos una aplicación para ver series y películas, consumir contenidos. Y me peleé con (Juan José) Campanella y con un par de directores, que son como de la vieja escuela. Campanella por Twitter me insultó diciendo que era un ladrón más y que estaba arruinando la cultura de la gente. Y nosotros decíamos todo lo contrario: estamos abriendo la cultura. A vos como creador de contenido te gustaría que más gente lo viera. Y nosotros estamos liberando todo, no estamos haciendo que solo un grupo de selecto de personas vaya al cine. Es liberar contenido y que todos puedan verlo. La gente del pasado le tiene miedo al cambio.

—Yo estoy totalmente de acuerdo con que la gente cobre por su contenido. Por eso, parte de la ideología de Popcorn Time de hacerlo gratis venía de la idea de que a mí no me gusta ganar plata con el esfuerzo de los demás. La idea era plantear un tema de distribución de contenido para la gente a la que le interesa ver un estreno cómodo en su casa. Yo nunca hubiese ganado plata con el esfuerzo de los demás, porque hacer una película cuesta mucha plata y mucho talento. El contenido bueno hay que cobrarlo, pero también hay que distribuirlo. Lo que aniquilaría a Popcorn Time y a toda la piratería es que Netflix tenga el mismo catálogo para todo el mundo y películas estreno.

—No hubo un desenlace. Seguimos con la aplicación por un tiempo, después nos dimos de baja el grupo que lo había creado en la Argentina y lo siguieron en varias partes del mundo. Lo agarraron otras personas y lo continuaron. Entonces Popcorn Time todavía sigue online y todavía hay peleas con los directores por la piratería.

—Yo creo que en la Argentina estamos bastante atrasados, y por eso tenemos esta especie de "historial de piratería", como Cuevana, Popcorn Time, o algunos programas o aplicaciones. Porque siempre somos tratados como ciudadanos de segunda, somos vistos medio mal en internet. Siempre que ves un video en YouTube o hacés algo aparece: "Este contenido no está en tu país". Y es como medio molesto, porque somos parte del mundo. Es injusto que nosotros no podamos ver el mismo contenido que otras personas en otras parte del mundo. Creo que en Europa y en Estados Unidos esta Netflix bastante presente y es la norma hoy en día. De hecho, con Popcorn Time nos dimos cuenta de que en los países donde no existía Netflix la web era hiperpopular. Donde no estaba la alternativa, la gente iba a la piratería.

—Exacto. Por eso en otros países donde está, no es tan usado. Si tenés la posibilidad de ir a lo legal, lo hacés. Netflix lo podés ver en el celular, en la computadora, en una tablet y en donde sea. En cambio, la piratería a veces es como medio difícil de entrar. Y la idea es que mi madre pueda usarlo. De hecho, yo le pago la cuenta de Netflix a mi madre, porque es lo mas fácil del mundo. Lo mismo con Spotify y todo eso. Es como medio raro que yo, creador de Popcorn Time, pague más suscripciones online de música porque es fácil. Si me das la opción de pagarlo y tenerlo el mismo día, como lo de HBO con Game of Thrones, lo voy a pagar. Más que irme, perder 10 minutos buscando el torrent, bajarlo, buscar los subtítulos y eso. Cuando te dan la opción de ser legal y fácil, no pirateás.

—Lo que me llevó a estar ahí es que odio los home bankings. Odio todos los homebankings de la Argentina porque me parece que tienen una experiencia horrible. Para hacer una transferencia tenés que hacer mil cosas, la tarjeta de coordenadas... Lo que me llevó a apostar al bitcoin es que quería mejorar una experiencia en un banco y qué mejor que un banco digital. Y además no me gustan los billetes: me parece que el dinero físico es algo del pasado. Esto de poder transferir online y no necesitar billetes me parece que es la mejor experiencia que un usuario puede tener. Además, el bitcoin me parece que es algo descentralizado, como el concepto de Popcorn Time. En Popcorn, los usuarios creaban el contenido y lo distribuían. Lo mismo pasa en bitcoin: no hay un poder centralizado, los usuario le dan poder, costo y todo eso. Entonces me parecía que podía seguir con mi ideología de poder descentralizado.