Un científico japonés de la Universidad de Yamagata descubrió un nuevo geoglifo en el desierto de Nasca, lo cual abre un nuevo debate sobre el origen de estas figuras Patrimonio de la Humanidad situadas en Perú. Masato Sakai, el protagonista del milenario hallazgo encontró la nueva marca en la Pampa de Majuelos, en Ica.