Perros de asistencia para niños autistas y adultos con discapacidad motriz

Una fundación entregó cinco mascotas como parte de un programa solidario. Las historias

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En el país ya fueron entregados catorce perros de asistencia
En el país ya fueron entregados catorce perros de asistencia

Atomo, Panceta, Rúcula, Nano y Molécula son los nombres de los cinco perros que el miércoles conocieron a sus nuevos dueños. Son perros de asistencia que acompañarán de ahora en más la vida de tres niños con autismo y dos adultos con discapacidad motriz. Es parte de una iniciativa encarnada por la Fundación Bocalán y que cuenta con el apoyo de Eukanuba y el Gobiernos de la Ciudad.

Se realizó la cuarta entrega de estos animales. Con estos cinco ejemplares suministrados, Bocalán ha cooperado con la donación de catorce perros en el país y ya supera el centenar de asignaciones en el contexto global. La fundación es una organización internacional sin fines de lucro destinada a fomentar la inclusión social de las personas con diferentes discapacidades mediante la interacción y la compañía de perros de asistencia. El propósito es devolverle calidad de vida a personas con complicaciones motrices o cognitivas.

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Este programa cuenta con la cooperación de Eukanuba a través de la plataforma Perros Extraordinarios. Desde 2011 este proyecto se nutre de la alimentación gratuita de los cachorros en entrenamiento y de los perros de terapia asistida, además de generar activa difusión y promoción de esta propuesta social. La Ciudad también promovió y permitió el acompañamiento de estos perros sociales en el Subte porteño.

Los perros con los que se trabaja son de las razas labrador retreiver y golden retreiver. Su facilidad para el entrenamiento, su docilidad, su interacción amena con las personas son facultades fundamentales para realizar actividades de asistencia. Además de sus condiciones físicas adecuadas: boca blanda, sensibilidad corporal y estabilidad mental.

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Para acompañar el crecimiento de niños con autismo, estos perros colaboran con el procesos de integración sensorial. La adopción de los canes a la rutina diaria reduce las conductas de fuga, regula las condiciones del sueño, elimina los comportamientos de oposición y concede una atmósfera distendida para realizar salidas cotidianas. La vida social de la familia se volvería más inclusiva gracias a estas aptitudes.

Felipe lo vivió en carne propia. Fue diagnosticado al año y medio de vida con TGD, trastorno generalizado del desarrollo, una categoría derivada del autismo. Sus padres encontraron el programa de Bocalán para que el perro de asistencia cubra los espacios de atención que los progenitores no pueden complacer en su hijo. Por eso llegó Kamba, "un miembro más de la familia", tal como lo define Gisela, la mamá de Feli. Ya superaron la experiencia de compartir una cena en un shopping, una actividad que sin la perra hubiera sido imposible. "Se nota que hay una conexión entre ellos", resumió la madre.

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También los perros de asistencia ofrecen sostén para los adultos con discapacidad física. El programa Bocalán asegura que la calidad de vida y la autonomía mejoran ostensiblemente con la acción canina. El perro opera con tareas estándar: abre y cierra puertas, enciende y apaga luces, alcanza objetos, ayuda a desvestir al usuario. Según las necesidades de cada persona, cada animal adquiere habilidades específicas.

La vida de Nicolás cambió con la llegada de su perra de asistencia. Padece cuadriplejía, está en silla de ruedas. Se había tirado al agua en Puerto Pirámide y con el impacto se rompió la quinta y la sexta vértebra cervical. Participó de una de las actividades Bocalán y no dudó: "Yo quiero tener un perro". Sofía le ayuda a tener una vida más cómoda, además de haber establecido un intenso vínculo afectivo. "Son súper educados y correctos, y para nosotros eso es espectacular. Si se me cae el celular al piso, me lo pueden alcanzar. Hacen más ágil nuestra vida", sintetizó Nico.