La Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos dictaminó este miércoles que Irán debe pagar 2.000 millones de dólares en activos congelados a las víctimas y familiares de estadounidenses muertos en ataques de los que se responsabiliza a la República Islámica.
Uno de los atentados más brutales se registró en octubre de 1983, durante la guerra civil libanesa, y dejó un saldo de más de 300 muertos: 241 marines estadounidenses y 59 paracaidistas franceses. Dos camiones bomba conducidos por terroristas suicidas se estrellaron simultáneamente contra el cuartel de los marines estadounidenses y el puesto de mando francés.