El mausoleo de Néstor Kirchner, la primera pelea entre Lázaro Báez y Cristina Kirchner

La historia desconocida del inicio de la ruptura definitiva entre la ex presidente y el dueño de Austral Construcciones

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Cristina Kirchner y Lázaro Báez salen del mausoleo donde descansan los restos de Néstor Kirchner (Imagen de archivo)  162
Cristina Kirchner y Lázaro Báez salen del mausoleo donde descansan los restos de Néstor Kirchner (Imagen de archivo) 162

El 27 de octubre de 2011, al cumplirse un año de la muerte de Néstor Kirchner, su féretro fue trasladado al mausoleo que se construyó en el cementerio de la ciudad de Río Gallegos y con eso terminó una disputa entre familias que duró un año. Hoy, la Justicia Federal investiga quién financió la construcción y si se desviaron fondos públicos para su realización.


En la historia de la relación entre la familia Báez y Kirchner, el mausoleo es un capítulo especial y quizás el comienzo de la ruptura definitiva. "El mausoleo de Kirchner es un obsequio que nunca en mi vida pensé que lo tendría que hacer", aseguró en su momento el empresario santacruceño en declaraciones a un medio de su propiedad pero la historia marca que ese "regalo" tuvo una trama desconocida que presagiaba todo lo que vino después. Desde la muerte de Néstor Kirchner, el diálogo entre Báez y el resto de la familia presidencial se rompió. La ex presidente desconoció al empresario que casi monopolizó las obras públicas y Máximo le complicó su armado de negocios en común. En la parte del particular "regalo", la construcción se demoró por varias cuestiones legales. Primero, la autorización municipal para ceder el terreno y luego distintos permisos que habilitaran a los obreros de Austral Construcciones a trabajar en el Mausoleo.


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El punto máximo de quiebre fue cuando quedaron retenidos en la Aduana los vidrios especiales traídos de Italia para la realización del vitraux de 150 kilos que se colocó sobre la cúpula suspendida a 11 metros de altura. El vitraux se asemeja a la escarapela oficial del bicentenario en colores celestes y amarillos, que en horas del mediodía refleja sus tonos sobre el féretro. En 2011, a dos meses de la apertura, los vidrios traídos desde Italia quedaron retenidos en el puerto de Buenos Aires en pleno apogeo de las restricciones impuestas por el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Báez llamó a todos los teléfonos de su agenda intentando encontrarle una explicación a lo que estaba ocurriendo. El gobierno de Cristina Kirchner le complicaba la construcción del Mausoleo de Néstor Kirchner. Insólito.

Según lo que cuenta Báez en cada oportunidad que puede, Moreno no le atendía el teléfono y aseguraba no tener ninguna orden especial para habilitar el ingreso al país de esos fragmentos de vidrios especiales. Mientras tanto, Máximo Kirchner sostuvo siempre “no estar al tanto de esos problemas”. Infobae intentó obtener una versión oficial de los funcionarios de aquel tiempo pero en plena explosión del PJ fue imposible: “Seguramente había problemas de papeles”, afirmó uno de los voceros. Luego de varios meses, y con el tiempo justo, apareció la autorización y los obreros de Austral Construcciones lograron colocar el vitraux, que luego con el tiempo se rajó por movimientos de suelo y activó la alarma, pero esa es otra historia. Ahí, Báez se dio cuenta de que los privilegios ya se terminaban, la familia amiga ya no lo era.