Momento de terror vivieron los pasajeros de un interno de la línea 34 que se dirigía al barrio porteño de Liniers. Un joven acusado de manosear chicas comenzó a arrojar gas pimienta dentro de la unidad cuando lo increparon varios de los usuarios del servicio.
En el medio, una de las mujeres le gritaba: "Se piensan que las minas nunca vamos a abrir la boca". Fue ahí que el pasajero reaccionó de la peor manera y arrojó indiscriminadamente gas pimienta sin importarle que dentro del interno hubiera niños, ancianos y más mujeres.
Debido al caos generado en el interior del vehículo, el chofer abrió las puertas que mantenían cautivo al abusador. Cuando trató de huir, fue abordado por algunos de los pasajeros, quienes lo agredieron violentamente, a la altura de las avenidas Juan B. Justo y Nazca. Finalmente debió escapar corriendo.