Estos
Inter-Torino
quedarán en la historia. Estarán marcados. No estará relacionado al buen juego de los protagonistas o la intensa lucha entre ambos por algún título. Estará emparentado a las revistas de espectáculos y al morbo del triángulo amoroso entre
Maximiliano López
,
Mauro Icardi
y la mediática Wanda Nara.
En esta ocasión, el que rió último fue el Toro, que tenía un panorama oscuro en el Giuseppe Meazza cuando el propio Icardi se hizo cargo de un penal y lo cambió por gol. Parecía una venganza de oro para el juvenil provocativo, que en la previa había sufrido el desaire de López, quien lo evitó en el saludo y se tocó sus partes íntimas en la cara.