La Justicia resuelve el futuro de Justo José Ilarraz, el cura acusado de abuso sexual

Un tribunal de Entre Ríos definirá mañana si confirma o rechaza el procesamiento del sacerdote, investigado por abusar menores entre 1989 y 1992. De manera paralela, la Corte Suprema debe resolver si el caso prescribe

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Está acusado de haber cometido más de 20 ataques sexuales ocurridos entre 1989 y 1992 La Gaceta 162
Está acusado de haber cometido más de 20 ataques sexuales ocurridos entre 1989 y 1992 La Gaceta 162
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La Justicia entrerriana resolverá mañana si confirma o rechaza el procesamiento del sacerdote Justo José Ilarraz en la causa que lo investiga por abusos sexuales supuestamente perpetrados hace treinta años en el Seminario Arquidiocesano de Paraná.

Paralelamente, a raíz de un planteo presentado por el abogado de Ilarraz, la Corte Suprema deberá decidir si los delitos por los que es acusado prescriben. Pero un tribunal local integrado por los jueces Pablo Vírgala, Daniel Malatesta y Gustavo Maldonado, rechazó este planteo y entendió que igualmente pueden resolver su situación judicial, dejando en pendiente la decisión de la Corte.

"No suspende el trámite de las actuaciones principales y por consiguiente se debe continuar con la sustanciación del recurso de apelación interpuesto por el propio interesado", expresaron. Los jueces sostuvieron en su resolución que resulta "inequívoca" la actitud de la Corte Suprema que "ha devuelto las actuaciones principales para la continuidad del proceso".

A finales de abril de 2015, la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) dictaminó que los delitos que se le imputan no están prescriptos, y que por lo tanto debía seguir adelante la
causa contra el cura.

Ilarraz, quien reside en San Miguel de Tucumán y en los últimos años ejerció su actividad pastoral en Monteros, está acusado por los supuestos abusos ocurridos entre 1989 y 1992. No solo está libre, sino que nunca fue detenido. Siete seminaristas lo llevaron a juicio unidos en una querella: lo acusaron de más de 20 ataques sexuales ocurridos en el dormitorio del Seminario o en diversos viajes de campamento en lugares como Córdoba y Bariloche. Los ataques ocurrían, según los testimonios avalados por la Justicia, en las camas de los menores o en la propia habitación de Ilarraz.

Las víctimas denunciaron "padecimientos psíquicos y espirituales, producto de los abusos sexuales y psicológicos cometidos por quien fuera nuestro prefecto de disciplina" y cuestionaron el accionar de la jerarquía de la iglesia en Paraná, que nunca tomó medidas contra el sacerdote y lo mantuvo dentro de la institución.

El periodista entrerriano Daniel Enz, que investigó el caso en su libro Abusos y pecados, aseguró que se estima que los abusos habrían sido entre 80 y 100 y remarcó que "es el caso de pedofilia
más grave de América Latina".

Mientras esta denuncia sigue su derrotero en la justicia, el miércoles último en una misa crismal que presidió en la catedral de Paraná el arzobispo Juan Alberto Puiggari recordó que en la festividad del Jueves Santo se celebró la institución del sacerdocio. En ese marco, como jefe de todos los sacerdotes de su diócesis pidió "perdón por nuestros pecados e infidelidades que han escandalizados a muchos".

"En la historia del sacerdocio, también en la nuestra, se advierte la oscura presencia del pecado. La fragilidad humana ha ofuscado el rostro de Cristo", señaló en su homilía. El prelado también agradeció "al Pueblo de Dios porque a pesar de nuestra fragilidad siguen creyendo en la fuerza de Cristo" y recordó que "el perdón tiene que ver con la verdad, y exige la Cruz del Hijo y nuestra conversión que es restauración de la verdad".