Osvaldo Papaleo: "Me parece muy bien que Isabel no participe de la vida interna del peronismo"

El último secretario de Prensa del gobierno derrocado el 24 de marzo de 1976 rememoró sus vivencias de aquellos años. Destacó que la ex presidente no haya vuelto a involucrarse en política

Compartir
Compartir articulo

Osvaldo Papaleo vivió de muy de cerca y en carne propia lo ocurrido en la Argentina 40 años atrás. Fue el último secretario de Prensa y Difusión del gobierno de Isabel Perón y uno de los dirigentes detenidos por los militares que asaltaron el poder. Papaleo fue alojado junto a otros ex funcionarios en el barco 33 Orientales, amarrado en el puerto de Buenos Aires, y convertido en prisión por las Fuerzas Armadas. Más tarde, estuvo desaparecido en el centro clandestino de detención "Puesto Vasco", donde sufrió la tortura.

Cuatro décadas después, dio cuenta de sus vivencias para Infobae. Durante el diálogo consideró que el derrocamiento de la tercera esposa de Juan Domingo Perón era "inevitable", destacó que la ex presidente se haya llamado a silencio y no participe de la vida política e hizo referencia a las responsabilidades de la guerrilla, los medios y los grupos económicos en la tragedia desatada el 24 de marzo de 1976.

A continuación, parte del diálogo:

- ¿Cómo se llega al 24 de marzo del 1976? ¿Cómo recuerda esos días 40 años después?

- Luego de la muerte de Perón, la vida política del gobierno se hizo muy dificultosa. No sólo por la lucha por el poder, sino también por el plan que había, vía Kissinger (Henry, ex secretario de Estado norteamericano), para instalar dictaduras en Latinoamérica. Había una situación casi insostenible para el establecimiento de una ideología que iba a trasmano de lo que nos rodeaba. Muy distinto a lo que pasó con el kirchnerismo, que el resto de la región acompañaba.

Había además una presión real, con un grupo de militares, convencidos por civiles obviamente, (José Alfredo) Martínez de Hoz y todos los civiles que tuvo la dictadura, de hacer un golpe para transformar lo que había hecho el peronismo hasta ese momento.

- ¿Antes del golpe los militares habían especulado con una renuncia de Isabel?

- Sí, hubo circunstancias que los llevaron a cambiar sobre la marcha, ya que ellos creyeron en una primera instancia en una renuncia de Isabel Perón. Daban por descontada esa renuncia, pero como no lo logran avanzan con el golpe.

Empezó unos meses antes. Hubo un viaje a Ascochinga, donde Isabel fue acompañada por las esposas de los comandantes en jefe. Fue una especie de descanso, tras una pequeña internación. Ahí asume Luder interinamente, era el presidente del Senado. Ellos están convencidos de que el alfil que movían era el de "Isabel renuncia", para impulsar un gobierno transitorio "democrático" y después instalar una dictadura.

En este punto, Papaleo destaca el apoyo de referentes políticos de la oposición y los intentos del Gobierno de encontrar otras salidas, como el adelantamiento de las elecciones. Cosas que no alcanzaron para frenar la caída de Isabel. Al respecto, sostuvo:

- Nosotros y el movimiento obrero éramos muy importantes para sostener el orden institucional. Inclusive hubo unos discursos de Oscar Alende, de Ricardo Balbín, que hicimos en cadena nacional los días previos al golpe, que jugaban a la continuidad constitucional del Gobierno. Además convocamos a elecciones para octubre de 1976, las adelantamos. Pero el plan para dar el golpe ya estaba en marcha.

Había un plan económico que necesitaba una dictadura tan sangrienta como la que fue, para reprimir. A nosotros nos detienen en un barco en el apostadero naval. Ahí estuvimos un tiempo, después algunos compañeros fueron a Devoto y Caseros o Magdalena. La presidenta fue alojada en el Messidor y después en una unidad militar de Azul.

- ¿Cuál fue el rol de los medios en aquellos momentos?

- Ya el 22 de marzo se anunció en el mundo el golpe. La prensa colaboró mucho para eso. Anunciaban cómo era el gabinete. Fue un golpe consensuado con los grandes intereses financieros y económicos del país.

- La dictadura que se vino fue diferente a las anteriores...

- El grupo de militares que dio el golpe tenía características muy particulares. Lo canallesco de (Emilio Eduardo) Massera, de (Jorge Rafael) Videla, de (Ramón Orlando) Agosti, (Guillermo) Suárez Mason, no se compara a los (Alejandro Agustín) Lanusse ni a los (Juan Carlos) Onganía. Massera fue peor que (Isaac) Rojas. Estos militares del Proceso estaban en los negocios, en el saqueo, en matar a la gente usando el aparato del Estado.

- ¿Qué responsabilidad tuvo la guerrilla en lo que pasó?

- La guerrilla armada, dentro del enfrentamiento interno del peronismo, también contribuyó con su actitud a crear un clima. Los que no participábamos de esos actos estábamos entres dos fuegos. El tema de la guerrilla es un debate... yo hablé con muchos compañeros después. Para mí no vieron con lucidez el momento histórico. No se podía dirimir con las armas un gobierno popular. No era momento de enfrentar a Perón.

- ¿Qué nos puede decir de la actitud de Isabel en aquellas circunstancias?

- En Isabel noté un rasgo destacable, que yo siempre valoro. No renunció. Estuvo presa casi cinco años y eso no es fácil. Siempre digo que algunos hablan con ligereza de ciertas cosas. En el caso de Isabel la vi firme en su posición de no renunciar. Ella decía que su compromiso con Perón era entregar el orden constitucional a otro presidente elegido por el pueblo.

En esta parte del relato, Papaleo vuelve a destacar que Isabel no dio un paso al costado, evitando una "bordaberrización". La referencia es a lo ocurrido en Uruguay, donde el presidente constitucional Juan María Bordaberry disolvió el Parlamento y pasó a encabezar un gobierno "cívico militar".

Sobre esto, Papaleo aseguró: "Afortunadamente no hubo entrega del poder al estido Bordaberry, que fue un genocidio con caras civiles".

- Isabel se llamó a silencio en los últimos años, ¿hace mucho no habla con ella?

- Me parece genial (el silencio de Isabel). Hace muchos años que no hablo con Isabel. La vi prácticamente una sola vez, cuando Cafiero la recibió en uno de esos viajes que hizo al país. Desde el punto de vista del peronismo me parece que ha sido impecable en ese aspecto, de no hablar, no participar de la vida política.

Después del 83 tuvimos internas y podía haber dicho "Menem o Cafiero", o "Alfonsín". Sin embargo, Isabel conservó su lugar y lo conserva. No participa en absoluto de la vida interna del peronismo, lo que me parece bien. En eso ha tenido que ver la Iglesia, como también tuvo que ver en la preservación del cadáver de Evita. La Iglesia también tiene que ver con este tercer tiempo de Isabel, tranquilo, sereno, sin echar leña al fuego en el peronismo y en el país.

- ¿Por qué la Iglesia?

- Porque Isabel es muy cercana a la Iglesia. En Madrid guarda relación con sectores de la Iglesia. En el caso de Isabel, la Iglesia ha tenido un rol de compañía, de darle tranquilidad. Yo agradezco eso como peronista.