Pyme argentina creó una silla de ruedas que se maneja con la mente

Podrá ser comandada también por la voz y con movimientos oculares o faciales. Va a posibilitar que personas discapacitadas severas puedan movilizarse, comunicarse o navegar por internet. Combina automatismo e inteligencia artificial

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Después de dos años de trabajo interdisciplinario intenso y de la cristalización de alianzas estratégicas, Interactive Dynamics, una pyme nacional de tecnología, logró hacer funcionar una silla de ruedas que se maneja con la mente; es decir, que puede interpretar las ondas cerebrales. La misma fue comprobada con el prototipo, que es un robot, y que luego se transformó en algo tan concreto como la silla.


Su funcionamiento es por medio de un dispositivo que se llama "interfaz cerebro computadora". Se trata de una vincha, o casco inalámbrico, que se coloca en la cabeza y que permite captar la actividad eléctrica del cerebro. Luego, por medio de un procesamiento computacional se pueden interpretar algunas de las ondas que llegan y que son las que expresan una voluntad determinada. Por ejemplo, se puede "entrenar" a la silla por medio de la grabación de la actividad mental que se produce cuando alguien piensa en mover una pelotita. Después, cada vez que el sistema detecte que estoy pensando en eso, va a traducirlo en una acción concreta como mover la silla hacia adelante. Lo ideal es pensar en algo que sea fácil de evocar, un pensamiento sencillo. Es importante destacar que el sistema necesita ser entrenado adaptándolo a cada individuo en particular, sobre todo en lo que hace a la fase de interpretación de un pensamiento. También se pueden generar patrones con la voz o a partir de movimientos oculares, faciales o de la cabeza. Estos son más universales en las personales y requieren menos entrenamiento.


Si bien en una primera etapa se comenzó a trabajar sólo en el objetivo de hacer mover a los objetos (adelantarse, girar o frenar la silla), con el tiempo se advirtió otro aspecto más interesante aún: el comunicacional. Es decir, si es posible interpretar algunas voluntades de las personas, sobre todo de aquellas que sufren una discapacidad severa, también podemos utilizar esa información para brindarles la habilidad de comunicarse, utilizar aplicaciones de internet o abrir una página web. De esta manera, la silla podría escribir mensajes, generar sistemas predictivos – que tal vez no es tan veloces en la escritura o como mandar un mensaje por WhatsApp- pero que le darán a ese individuo la posibilidad de comunicarse con su entorno, que puede estar bloqueada por enfermedades como el "síndrome de enclaustramiento" o "locked in".


Otro de los focos con el que se desarrolló el proyecto fue buscar que la silla sea más inteligente, es decir, que tenga capacidad de decisión propia, por ejemplo, que al ingresar a un ambiente sepa evitar los obstáculos. También se busca que pueda moverse de un lugar a otro sin la necesidad de recibir indicaciones sobre cada movimiento, sino que simplemente se le pueda decir "dormitorio" y que ella ya sepa cómo llegar. Automatismo e inteligencia artificial, esa es la fórmula Interactive Dymamics para que su producto pueda ser utilizado por muchas más personas y, por lo tanto, más viable comercialmente.