Más pastores y menos diplomáticos

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"El Episcopado Argentino está haciendo la plancha", sentenció un obispo emérito argentino en la terraza de la residencia Paulo Vl, que linda con el Vaticano.


"Fare la stiratura!", repitió en italiano para que entendieran los otros tres que compartían el té de la tarde con él. Y con esta periodista.


La reflexión venía a cuenta que al cumplirse el tercer aniversario del pontificado de Francisco, se esperaba que fueran menos diplomáticos y más pastores. A quienes trasmiten la palabra de Francisco en las homilias la prensa los ignora y el episcopado también.


Convengamos que no les cae bien que se ponga el acento en la pobreza y en la cada día mayor brecha entre pobres y ricos. No tienen en cuenta que la pobreza no sólo debe ser superada en un país como el nuestro, deben ser superadas las diferencias de escándalo.


Y frente a eso los pastores tendrían -a tenor de lo que decía este anciano prelado en Roma -que nadar contra la corriente y no hacer la plancha.


Desmantelar los programas sociales y dejar a los más vulnerables sin acompañamiento del estado es una realidad que no existe para algunos pastores que no huelen a ovejas. Y sin trabajo. No hacen denuncias públicas. Están callados.


Claro que muchos curas hablan y dicen la verdad, pero no parece suficiente para que la Iglesia argentina haga oír la voz del Papa argentino. Se dijo. Al Papa en más de una oportunidad lo silencian en los medios de comunicación o lo agravian y muchos obispos parecen no darse por enterados. Flotan. Le decía afligido el sabio pastor anciano a esta cronista, en la terraza de la Residencia Paulo VI, a pasos de Porta Santangelo.