Pakistaní asesinó a su hija porque no le dijo dónde había pasado las últimas cinco horas

Según la Policía de la ciudad de Lahore, se trató de un episodio más, casi rutinario, de los llamados "crímenes de honor", aceptados por la legislación bajo ciertas circunstancias. La víctima tenía 18 años

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Mohammad Rehmat asesinó a tiros a su hija Komal Bibi, de 18 años, la semana pasada en la ciudad de Lahore, Pakistán, luego que ésta se negara a decirle dónde había pasado "las cinco horas precedentes".

El asesino se dio a la fuga; pero aun en el caso de que Mohammad fuese detenido y procesado, le bastaría la referencia al "crimen de honor" para obtener fácilmente la liberación. Sólo cuando está implicado un miembro de otra familia –por lo general el novio no aceptado por la familia de la chica– se requiere negociar una "suma de dinero compensatoria".

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Una polémica disposición del derecho islámico, que en Pakistán tiene fuerza civil, prevé que los hombres que matan a mujeres de su familia para limpiar el "honor de su apellido" puedan escapar de toda condena si los parientes cercanos los perdonan y eventualmente si pagan una indemnización a los afectados.

Los centenares de "crímenes de honor" que se registran cada año en Pakistán explican el impacto del documental de la cineasta Sharmeen Obaid-Chinoy llamado Una chica en el río: el precio del perdón, que relata la historia de una joven que escapó de un crimen de esa naturaleza. Este corto recibió un Oscar en la ceremonia del domingo pasado.

Obaid-Chinoy se reunió, hace poco, con el primer ministro pakistaní, Nawaz Sharif, que se manifestó "emocionado" tras haber visto el documental y calificó la práctica de los "crímenes de honor" como "degradante". Esa letanía es constante en los gobernantes pakistaníes desde la era de la dictadura militar y ninguno se atreve a neutralizar la legislación basada en la sharia, la ley islámica.