Caso Nisman: qué dice el expediente sobre el peritaje de pólvora y el testimonio de los médicos

Son dos pruebas clave citadas por el fiscal Ricardo Sáenz en el dictamen en el que consideró que lo ocurrido fue un homicidio

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 EFE 162
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El dictamen presentado esta mañana por Ricardo Sáenz, fiscal general ante la Cámara del Crimen, fue leído con ojos bien abiertos por miembros de la Justicia en los tribunales de Talcahuano y Comodoro Py. No era para menos: por primera vez, un funcionario judicial aseguraba por escrito que Alberto Nisman fue "víctima del delito de homicidio" en enero de 2015 a causa de sus funciones y a horas de ratificar en el Congreso su denuncia contra Cristina Kirchner y varias figuras jerárquicas del gobierno kirchnerista, un documento que tuvo una resonancia mediática ampliamente superior a la decisión de la jueza Fabiana Palmaghini de rechazar el pase a fuero federal de la causa.

Su texto de once carillas tuvo un fin claro: Sáenz lo declaró como "un escrito de adhesión a los recursos de apelación" a la decisión de Palmaghini, presentado por los abogados de las hijas del fallecido fiscal y la jueza federal Sandra Arroyo Salgado para que luego de la audiencia del 18 de marzo ante la Sala VI de la Cámara del Crimen, la misma ante la cual presentó su dictamen, se declare "la incompetencia de la Justicia de Instrucción" y así habilitar el pase a Comodoro Py, algo que los abogados de Arroyo Salgado celebraron como "una buena noticia".

La argumentación de Sáenz tiene fuertes ecos de los planteos de Arroyo Salgado tanto históricos como recientes. La jueza cargó las tintas en su última aparición televisiva en TN contra Diego Lagomarsino, todavía lejos de un procesamiento como único imputado en la causa. Sáenz, por ejemplo, revive la teoría del "arma amiga", la Bersa Thunder que le costó la vida a Nisman y pone en duda el relato del técnico informático -afirmando, racionalmente, que solo Alberto Nisman mismo podría corroborarlo- y repite el concepto de "zona liberada" planteado ante Palmaghini por el abogado Pablo Lanusse, en representación de la madre de Nisman, Sara Garfunkel.

Más allá de estas similitudes, Sáenz hizo hincapié en dos puntos que la querella considera pruebas de importancia: la pericia realizada a la Bersa Thunder de Lagomarsino tanto en laboratorios de La Plata como en Salta, que probó que el arma "siempre deja" rastros de pólvora a pesar de que no fue hallada pólvora en las manos de Nisman, una conclusión que Sáenz afirma como "indiscutible" en su dictamen. También, los testimonios del médico y la enfermera de la firma Swiss Medical, que, a entender de los abogados de las hijas de Nisman y de él mismo, prueban que el cuerpo de Nisman fue movido. ¿Son concluyentes estos dos ítems? La respuesta a esta pregunta es una de las controversias centrales del expediente que investiga la muerte de Alberto Nisman, que hoy acumula 56 cuerpos y más de cien testigos.

En el documento, Sáenz criticó que se le haya dado "intervención como parte" a la defensa de Lagomarsino en las diversas pericias, ya que debería haber sido considerado imputado en todas las hipótesis delictivas. El licenciado en criminalística Luis Olavarría, perito de parte del técnico informático, objetó a comienzos de septiembre pasado la pericia a la pistola Bersa hecha por el Servicio de Ingeniería y Química Forense del Ministerio Público de Salta. El estudio probó que el arma, indefectiblemente, deja residuos de plomo, bario y antimonio, el cocktail de químicos que marcan a la pólvora. Olavarría viajó para presenciar la pericia del arma, en donde se usó piel de cerdo para replicar la piel humana.

Sin embargo, no es lo mismo. El perito reconocía a Infobae en aquel entonces: "El informe mismo indica que el examen se hizo en condiciones ideales, aunque no idénticas".

Por ejemplo, no se reprodujo la cantidad de sangre del fiscal que cubría el arma al momento de ser encontrada. "La sangre puede enmascarar el resultado, interfiere", dijo Olavarría. También, Saénz indicó que pericias en la causa indicaron que no había sangre en las manos de Nisman que pudiesen cubrir el rastro, aunque en las fotos del expediente las manchas hemáticas son claramente visibles.

La aclaración al respecto venía de antemano. La respuesta a la fiscal Fein tras el pedido de la pericia, con firma del ingeniero Pedro Villagrán, jefe del Departamento Técnico Científico del Ministerio Público salteño, con fecha del 23 de junio del año pasado, indica que "el estudio por sí solo no arrojará certezas, sino que generará un marco teórico de referencia que permitirá analizar posibilidades" y que "lo solicitado corresponde a un estudio técnico, que si bien puede dar un marco de referencia, no permitirá recrear de alguna manera el escenario compuesto en el momento de ocurrido el hecho". El primer estudio ya había indicado que un resultado negativo podía deberse a "manos ensangrentadas".

En septiembre pasado, la querella sostuvo que el cuerpo había sido movido para simular un suicidio. El testimonio de los primeros médicos en llegar fue el eje de la polémica. Infobae accedió a las declaraciones completas ante la fiscal Fein del médico José Carrera Mendoza y la enfermera Yésica López, personal de Swiss Medical, despachados a Le Parc con un código rojo a las 22:30 del 18 de enero. Ya habían hablado al comienzo del expediente. Y su vuelta a declarar reveló, por lo menos, recuerdos borrosos.

Las fotos policiales del expediente incluidas en el informe de la querella mostraban a Nisman con su cabeza la abertura de la puerta con la mano izquierda sobre el estómago, doblada en una L, con el brazo derecho doblado sobre sí mismo, la mano junto a la frente. Carrera había relatado algo diferente en su primera declaración. Por esto, tanto el médico como López fueron convocados pedido de la querella para ratificar sus dichos. López, en el orden cronológico, fue la primera en ver el baño del fiscal en Le Parc con su cadáver dentro.

El médico trazó un croquis de Nisman en el baño que difiere de la foto policial: lo describe con el brazo derecho extendido y el arma del lado izquierdo de la cabeza, algo que coincide con el expediente. Cuán firme era su memoria se volvió un tema evidente. En la fiscalía de Fein, se lo contrastó con la foto de Nisman muerto para comparar. "Así no", dijo. Luego, siguió: "Me parece que en la fotografía está un poco desplazado hacia la izquierda, pero me confunde. No es como lo recuerdo, la posición de los brazos estaba como los dibujé. Me parece que uno de los testigos dijo en la tele que la posición era como yo la dibujé".

La enfermera aseguró que la puerta "estaba trabada" porque "el cuerpo bloqueaba el vértice, al abrir empujaba la cabeza del paciente", una posición que se condice las fotos policiales que serían tomadas dos horas más tarde. López siguió: "El cuerpo hacía como una L con la cabeza que hacía resistencia a la puerta. Pude abrirla lo necesario para pasar la cabeza y los hombros de costado unos quince centímetros".

Luego, describió la posición del cuerpo que vio: "Con la cabeza hacía una especie de 'L', en el vértice de la puerta. La cabeza, si bien no estaba completamente torcida, apuntaba hacia arriba". La querella pidió precisiones sobre brazos, piernas y manos. López no pudo ser precisa: "Los brazos no recuerdo. Las piernas estaban estiradas, levemente inclinadas hacia la derecha". En consecuencia, el croquis que dibujó, adjunto en su declaración, no tiene la dirección de los brazos. El arma está del lado izquierdo de la cabeza, tal como en el del médico Carrera Mendoza.