Cinco explicaciones de por qué los jóvenes argentinos se llevan mal con las matemáticas

Los alumnos argentinos están entre los de peor rendimiento en la región. Los motivos

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Las matemáticas siguen siendo el gran dolor de cabeza para la mayoría de los estudiantes argentinos secundarios e ingresantes al ciclo terciario. Esta "sensación" también encuentra su correlato en los resultados de las últimas pruebas internacionales.

Según el último Informe PISA "Estudiantes de Bajo Rendimiento", desarrollado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los alumnos locales participantes no alcanzaron el nivel básico de rendimiento en matemáticas.

Es por eso que cada vez que se conoce un Informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) o PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) o un estudio regional como el TERCE de UNESCO existe consenso entre los especialistas en educación acerca de que el principal emergente que evidencia la falta de calidad educativa entre los jóvenes argentinos se expresa casi con crueldad en los contenidos matemáticos.

En la actualidad si tuviéramos que seleccionar los cinco problemas que aún ponen en jaque a los jóvenes argentinos frente a la hoja cuadriculada son:

  • No comprenden los textos que leen, la frase que aún resuena del Informe PISA 2012.

  • Falta de dominio en el razonamiento lógico. Tanto en el tercer año del secundario (que es el período que mide PISA, por ejemplo) como al terninar el ciclo secundario e ingresar a la universidad.

  • Problemas para resolver ejercicios y ecuaciones solos, sin asistencia del libro o del profesor.

  • Falta de competencias actitudinales, como falta de compromiso y responsabilidad frente al contenido y a la materia. E incluso frente a la dificultad.

  • Falta de interés en materias como química, física y matemática (aquí interviene el rol del docente y la didáctica).

Para corroborar esto, desde hace tres años existe una iniciativa universitaria que al menos intenta indagar en esos cuestionamientos y busca ofrecer alternativas de mejora en las matemáticas tanto para la salida de los estudiantes de la secundaria como en el ingreso a las universidades.

El Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI) junto a la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación (SPU) crearon en el 2012 el llamado "Test de Diagnóstico", un examen anual que se realiza a los futuros estudiantes de la carrera de Ingeniería con el fin de proporcionar a las entidades académicas cuál es el nivel de sus futuros estudiantes.

"Este Test tiene dos funciones fundamentales. La primera es ayudar a las universidades y a las carreras a incentivar el interés y la capacidad de aprendizaje de sus alumnos de primer año y, por otro, se les brinda un balance a las escuelas secundarias de cuál es el nivel matemático con el que se reciben sus alumnos", explicó a Infobae Daniel Morano, ex miembro de la SPU y actual representante del Comité de Educación del Centro Argentino de Ingenieros.

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El test que mostró los problemas

El test estuvo separado en cinco campos, los cuales representan el conocimiento más abarcativo de la matemática y, paradójicamente, resultaron ser los focos de mayores problemas de resolución para los estudiantes que se sometieron al examen.

  • Conjuntos numéricos: operación con números reales y aplicación de propiedades, cálculo de perímetro, Unidades de medida, etc.
  • Ecuaciones: de primer grado con incógnita, de segundo grado y sistemas de dos ecuaciones de primer grado con dos incógnitas.
  • Funciones: de primer y segundo grado con una variable y función trigonométrica.
  • Relaciones: Sistema de medición de ángulos, relaciones trigonométricas en un triángulo rectángulo, Teorema de Pitágoras.
  • Polinomios: Operaciones, regla de Ruffini, teorema del resto, factorización y expresiones algebraicas, entre otros.

De acuerdo a los resultados reflejados en 2015, un 38% de los alumnos evaluados respondió solamente una pregunta correcta, mientras que sólo un 3% respondió de manera acertada las cinco preguntas. En tanto, el porcentaje de aciertos respecto a cada unidad fue algo más alentador, se mantuvo entre un 24% y un 30%.

"Donde los alumnos encontraron mayores dificultades fue en todo lo relacionado a la trigonometría, que es un factor clave para poder empezar la carrera de física. Es un tema que no se aborda demasiado en el secundario. Incluso, se ve más en primer y segundo año de manera muy general y ya no se vuelve a ver en el resto de la secundaria. Los alumnos llegan con escasos conocimientos sobre ese tema", explicó Morano.

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Carreras tecnológicas, también con problemas

Los estudiantes que aspiran a desarrollar sus carreras profesionales en Tecnología también demostraron falencias en algunos principios básicos de comprensión de las consignas y desarrollo de las mismas.

"En el mejor de los casos, muchos alumnos conocen las fórmulas que sirven para resolver cierto tipo de problemas, pero no tienen idea de cómo se deducen. Muchos hasta creen que es magia", explicó a Infobae Mónica Orecchia, directora de cursos preparatorios y coordinadora académica de ingreso del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).

La ingeniera electrónica también resaltó la dificultad de muchos de los aspirantes universitarios en la interpretación de las consignas. Hay muchos casos de alumnos que leen mal, no entienden lo que se les pide o no pueden interpretar palabras de castellano como "sendos". Otras de las dificultades más comunes también se encuentran en la resolución de ciertos problemas o en la falta de análisis de los resultados.

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El factor social influye

Según el informe de "Estudiantes de Bajo Rendimiento" de la OCDE hay tres factores fundamentales en el perjuicio del rendimiento académico de los alumnos: la situación socioeconómica de los alumnos, una actitud menos positiva hacia la escuela y el aprendizaje y la falta de apoyo de los profesores y los propios colegios.

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Respecto a la actitud de los estudiantes hacia el aprendizaje, la OCDE destacó que con la matemática pasó algo particular: los alumnos con un bajo rendimiento en matemática pasan un tiempo similar al de los de mejor rendimiento realizando actividades matemáticas fuera del programa de estudio, como programando una computadora o participando en una competición de matemática.

"Hay un problema claro con la didáctica de la matemática. Hay que lograr que en los niveles básicos se brinde la materia de una manera más atractiva. Generalmente se la abstrae de la vida cotidiana o se la complejiza demasiado", detalló Morano.

"Ante la escasez de docentes que hay en las escuelas, la matemática la termina dando alguien que sabe un poco de la materia, pero que no tiene los conocimientos necesarios como para brindar una clase bien formada de matemática", se lamentó Morano.