Por qué es histórica la nueva Asamblea Nacional de Venezuela

Este martes asumen los nuevos diputados, con mayoría opositora. El chavismo hizo de todo para restarle peso político porque nunca, en 17 años, se había enfrentado a un escenario como el actual

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El presidente Nicolás Maduro acudió a su arma más poderosa, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Luego de que la Asamblea Nacional (AN) saliente nombrara a 13 nuevos jueces en el organismo —casi todos abogados de estrechos vínculos con el gobierno—, la Sala Electoral suspendió la asunción de tres diputados opositores por supuestas irregularidades en la elección.

Si esta decisión se mantiene, el 5 de enero asumirían 109 legisladores de la MUD, en lugar de los 112 que fueron votados el 6 de diciembre. La diferencia no es menor, ya que 112 es la mayoría calificada de dos tercios, que otorga enormes poderes.

El absurdo de que un oficialismo que controla al Consejo Nacional Electoral (CNE) denuncie que la oposición hizo fraude sin que se diera cuenta es la última de una larga serie de maniobras desplegadas para neutralizar a la futura AN. ¿Por qué el chavismo tiene tanto miedo de aceptar algo normal en cualquier democracia, como un triunfo opositor y un cambio en las relaciones de fuerza? Porque sólo sabe gobernar con la suma del poder público.

Para tener real dimensión de la trascendencia que tuvieron las últimas elecciones en Venezuela es necesario repasar algunos números de lo que fueron estos 17 años.

Hugo Chávez asumió la presidencia el 2 de febrero de 1999. Dos meses antes, se había impuesto con el 62,46% de los votos a Henrique Salas Romer, que apenas sumó la mitad, 31,48 por ciento. Esa fue la primera de las nueve elecciones nacionales que se realizaron en estos años. En las ocho anteriores a las de 2015 el resultado fue siempre el mismo: triunfo del oficialismo y derrota de la oposición.

Cuando recién empezaba su gobierno, Chávez convocó a un referéndum para reformar la Constitución. El 87,75% votó por el sí el 25 de abril de 1999. El 15 de diciembre siguiente, el 71,78% ratificó el nuevo texto constitucional, que extendía el mandato presidencial a seis años, disolvía el Congreso y creaba la AN, unicameral y con recambio cada cinco años.

El 30 de julio de 2000 los venezolanos acudieron nuevamente a las urnas, para elegir presidente bajo la nueva carta magna y consagrar a los diputados de la recién creada AN. Chávez fue reelecto con el 59,76%, frente al 37,52% de Francisco Arias Cárdenas.

A nivel parlamentario, fue la primera vez que el gobierno obtuvo menos de la mitad de los sufragios, el 44,3 por ciento. Acción Democrática fue el partido oposición más votado, con sólo 16%, pero sumada, llegó a 33 por ciento. El oficialismo se quedó con la mayoría de los diputados (86), aunque los opositores lograron una considerable representación (79).

La AN volvió a elegir representantes en 2005. Desorientadas ante el poder avasallante del chavismo, que con el precio del petróleo en suba estaba en su mejor momento, las fuerzas disidentes denunciaron la parcialidad del CNE y cometieron el error de abstenerse. Sin competencia, el gobierno alcanzó el 86,5% de los votos, lo que le permitió quedarse con el control absoluto de la cámara, 165 de los 167 legisladores.

Al año siguiente volvieron a participar de los comicios, pero las cosas no cambiaron demasiado. Nuevamente, Chávez estuvo cerca de duplicar a su rival más cercano, Manuel Rosales. Fue 62,84 contra 36,9 por ciento.

A partir de 2010 las cosas empezaron a cambiar. La oposición se presentó por primera vez unificada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y entonces sí, los comicios fueron parejos. El chavismo, que concentró todas sus fuerzas en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), volvió a ganar la AN, pero por menos de un punto de ventaja: 48,1 a 47,2 por ciento.

Sin embargo, la Ley Orgánica de Procesos Electorales, sancionada en 2009, estableció un sistema de circunscripciones que sobreestimaba el voto oficialista y subestimaba el opositor. Por eso, el PSUV obtuvo un 50% más de diputados que la MUD: 98 contra 65.

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En las elecciones presidenciales de 2012 las distancias se estiraron otra vez, pero no tanto como antes. Chávez le ganó a Henrique Capriles por 55,07 a 44,31 por ciento. Fue su último triunfo, porque el 5 de marzo de 2013 murió por el cáncer que lo aquejaba desde hacía meses. El 14 de abril siguiente los venezolanos volvieron a votar, y en unos comicios muy discutidos por las enormes irregularidades detectadas, Maduro fue proclamado presidente con el 50,61%, frente al 49,12% de Capriles.

La historia se torció definitivamente el 6 de diciembre de 2015. La MUD logró finalmente ganar por una diferencia aplastante: alcanzó un 65,27%, proporción que ni el propio Chávez había obtenido, y que sólo fue superada por el oficialismo en 2005, cuando la oposición no se presentó. Así, incluso a pesar de que el sistema de circunscripciones favorecía a los candidatos del PSUV, la MUD lo duplicó en legisladores: 112 a 55.

Maduro podrá ahora romper la mayoría calificada de los opositores con la ayuda del TSJ. Podrá también crear un Poder Legislativo paralelo, como intentó con el insólito Parlamento Comunal Nacional. Pero todo indica que se abrió un nuevo ciclo histórico en Venezuela, y será muy difícil volver atrás.